CAPITULO 3

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Caigo de la cama por la patada de Camille, el suelo frio y duro me recibe, gruño por ello, me siento aun soñolienta, agarro la almohada que también cayo conmigo, tomo impulso y se lo tiro encima, la escucho maldecir.

—¿Por qué pateas cuando duermes? —le doy otro almohadazo.

Estira su brazo hasta que llega a darme un manotazo en la cara, me alejo y sobo la parte afectada.

—Pido tiempo fuera —dice.

Pateo su trasero logrando que caiga, me da una mirada molesta y yo le saco el dedo del medio.

—Dije tiempo fuera —gruñe.

—Si bueno, dile eso a mi cara —señalo el lugar donde me golpeo.

Me da una mirada de disculpas y me lanza un beso al aire. Me pongo de pie, miro la hora en mi mesita de noche y veo que ya casi es medio día, suspiro, mi madre ya se fue así que tendré que hacer el desayuno. Para cuando volteo Camille tiene una toalla en su mano y en la otra un vestido mío.

—Iré a bañarme y a menos que quieras reforzar la amistad no me interrumpas —me guiña un ojo y se menea coqueta hacia mi baño.

Ruedo los ojos divertida, comienzo a tender la cama, desventajas de dormir con Camille es que patea mientras duerme, tengo suerte que durante todos estos años no me rompiera un hueso. Luego de terminar de ordenar, me doy un baño y me cambio con algo cómodo, bajo hacia la cocina para preparar el desayuno, por suerte encuentro algo esencial. Para cuando Camille baja cambiada, en la mesa hay jugo y dos platos con huevo y tocino.

—¿Sabes que amo cuando me cocinas? —toma asiento al igual que yo.

—Claro, porque si te digo a ti que hagas algo, probablemente quemes mi casa —bromeo.

Me señala con su tenedor y asiente divertida.

—¿Hoy iras al hospital? —pregunta, mientras le da un bocado a su tocino.

Lo pienso un segundo, bueno no le dije a Neisan que iría.

—Tal vez me dé una vuelta por ahí —contesto.

Seguimos comiendo y hablamos de diferentes cosas, luego de terminar de desayunar, Camille me ayuda a limpiar todo, ella se tiene que ir, me dijo que aún tiene algunas cosas pendientes y me amenazo que si no traía mi celular conmigo ella vendría a darme un buen golpe.

—Ya vete de mi casa señora Hulk —abro la puerta.

Se acerca a darme un beso en la mejilla.

—Cuídate y gracias por el vestido —sale, a unos pasos lejos de mi se voltea y me hace una seña de despedida. Se la devuelvo.

Cierro lo puerta y un sentimiento de soledad me invade, tener a Camille conmigo siempre hacia que me sintiera mejor, alegraba mi día. Suspiro y voy por mi skater. Antes de salir, agarro mis llaves y celular, los guardo en mis bolsillos traseros de mi jean. Salgo y subo para manejar, lo que me agradaba del verano era cuando sol y el viento se juntaban, la sensación del viento, como mi cabello era sacudido, no reemplazaría eso por nada.

Cuando llego, veo a mamá con una bandeja en mano, me acerco rápido y le doy una sonrisa de saludo.

—¿Es para Neisan?

Ella asiente, sonrió más y ella sabe lo que quiero, alza una ceja, pero igual me da la bandeja, trato que no se me caiga con una mano y le doy un beso volado.

—No quiero que se te caiga Alex.

—¡Claro!

Sigo caminando hasta la conocida habitación, tengo suerte que este abierta, no hubiera pensado como tocar, entro y el pelinegro me da una mirada curiosa.

Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora