CAPITULO 8

3.8K 610 419
                                    

Camille no dejaba de hablar y explicarle cada pequeño detalle a Neisan, él estaba muy atento a todo lo que ella decía.

—Es increíble que nunca hayas estado en un instituto —exclama Camille—. Dame tu suerte chico.

Él ríe.

—Bueno, mis estudios, lo hacía por online así que —mira a su alrededor— no estoy acostumbrado a esto.

Intentaba buscar una explicación de porque Neisan había hecho sus estudios de forma distinta, quizá a sus padres no les gusta que él tenga contacto con otras personas, no, eso suena ridículo.

—Lo siento chicos, los dejare, Peter me espera —se despide agitando su mano.

Camino hacia mi casillero y Neisan viene detrás de mí.

—Camille es muy agradable —se apoya a un lado—. Y presiento que se trae algo con ese tal Peter.

Sonrió mientras guardo mis cosas, cierro el casillero y lo veo a los ojos.

—Sip, tienen algo.

Achina sus ojos y me da un pequeño toquecito en la nariz con su dedo, a lo que yo arrugo mi nariz separándome.

—Necesito tu ayuda —se endereza.

—Claro.

—Bueno, —su mano cae en su nuca y mira a otro lado— no sé dónde está mi casillero, y no sabía que sirven para guardar cosas, y en serio me pesa esta mochila —bufa.

Muerdo mi labio superior para reprimir una sonrisa, la palabra adorable enserio le queda corto.

—A ver, que número es.

Me enseña el papel que le dieron con su código, lo acompaño hacia allí, tambien veo su horario, por lo visto las próximas tres clases no estaré con él. No pude evitar reír porque pensó que fácilmente se podría cambiar, tuve que explicarle cómo funciona el método en el instituto. Para cuando tocan la campana lo acompaño a su salón, no me gustaría que el pobre se perdiera en su primer día.

—¿Segura que no puedo ir a tu clase? —frunce el ceño.

—A si no funciona Neisan —me hago a un lado para que lo demás puedan entrar.

Él mira su salón y luego a mí.

—Odio el funcionamiento de este instituto —suelta un bufido.

No evito reír, enserio que a veces podía parecer un niño pequeño.

—Sip, yo tambien lo odio, porque los martes son días de pizza y bueno, yo odio la pizza —eso le saca una sonrisa—. Pero tú, tienes que entrar y yo debo ir a mi otra clase.

Sin más lo empujo par que entre y yo me despido con la mano, camino a los cambiadores y así alistarme para hacer ejercicios, cuando entro veo a Camille sentada poniéndose sus zapatillas.

—¿Dónde dejaste al bombón de Neisan? —me mira picara.

—¡Camille, ya pues! —rio.

Comienzo a cambiarme, la confianza entre nosotras era mucha.

—Lo siento, pero tenía que decirlo —se levanta y se peina en una coleta alta.

Algunas chicas entran, yo termino de acomodarme y amarro mi cabello. Camille se acerca a mí.

—¿Soy yo o están hablando de tu amigo?

Les doy una mirada y vuelvo hacia ella.

—No sé —me encojo de hombros.

Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora