CAPÍTULO 18

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¡Siento que es un sueño! Dios, es real. Esto es real, Neisan y yo estamos juntos. Me echo sobre mi cama con una estúpida sonrisa dibujada en el rostro, cuando a mi mente vuelve lo que paso hoy, no evito cubrir mi rostro con mis manos y chillar.

—Oh por dios, Camille se va a morir.

Me levanto de golpe, buscando mi celular, muevo mi pierna nerviosa, muerdo mi labio inferior y marco el número de Camille. Mientras espero, mi nerviosismo crece.

—¿Qué paso?

Mi corazón da un respingo y lo suelto de golpe:

—¡Ya es oficial!

Alejo el celular de mi oreja al escuchar su grito, si bueno, presentía que iba a pasar eso.

—¿Qué? ¿Dónde? ¿Cómo lo hizo? ¿Fue romántico? ¿Llevo algo? —sonrío, divertida, escucho la respiración agitada de Camille—. Espera, ¿Fue hoy?

Respiro hondo antes de contestar sus preguntas.

—Fue en la playa, hizo como un picnic, lo sentí muy especial, sí, si fue romántico; llevo su guitarra y si fue hoy.

—El bombón se lució, eh.

Lo pienso un segundo y luego em encojo de hombros, ruedo los ojos al recordar que no me está viendo.

—No sé, nunca nadie me ha pedido ser su novia.

Suspiro; sigo hablando con Camille de otras cosas, como, por ejemplo, ¡la tarea de historia! Como no estábamos haciendo nada, decidimos terminarla por llamada, bueno técnicamente yo lo estaba haciendo, mientras escuchaba a Camille, básicamente así funcionábamos, al menos una de las dos debe haber prestado atención para que no estemos perdidas.

Sí, poder de mejores de amigas.

El caso, es que no pasamos toda la tarde con la tarea, finalmente ella tuve que irse ayudar a su mamá con la cena, por mi parte, recibí un mensaje de mamá diciéndome que no podrá venir y que me pida algo de cenar. No me quedo de otra, que pedir comida china.

No había mucho que hacer, es lunes y era de noche, por lo que solo mi pequeño momento se resumió en: Comer, ver algo en Netflix, escuchar música y dormir.

En la mañana, casi me caigo de la cama al ver la hora, ¡como dormí tanto! Me quite las sabanas de un salto, tuve que ponerme lo primero que encontré tirado, a veces tener mi cuarto desordenado ayuda, fácilmente agarre un short y una camiseta negra. Voy rápido al baño, para lavarme la cara y los dientes.

—Maldición, ¿Dónde está mi zapato?

Me agacho y suspiro al mirarlo debajo de mi cama, lo tomo y me lo pingo rápido, amarro mi cabello en un desordenado moño. Agarro mochila y bajo las escaleras, tomo mi skate para salir, pero me detengo al observar a mamá en el sofá, dormida.

—Rayos.

Dejo mi skate en el suelo y voy por una manta, la arropo asegurándome que se encuentre cómoda, al minuto salgo de casa sin hacer ruido. Ahora, solo espero no llegar demasiado tarde.

 Ahora, solo espero no llegar demasiado tarde

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Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora