Alex.
Me dolía tanto la cabeza, tenía los ojos pesados y estaba segura que estaban rojos. Buscar explicaciones, con eso me mate toda la noche, en pensar y pensar...
Aunque la otra parte de mí, pensaba que no pasó, que quizás fue una mala jugada. Y ni quiero seguir con eso, porque me duele, y las lágrimas comienzan a caer. Con tan solo recordar lo que paso anoche, es como si algo de mi se rompiera.
Intento levantarme, cierro los ojos y toco mi cabeza, pero mi celular vibra, lo atiendo sin ni siquiera ver el nombre.
—¿Hola? —carraspeo al notar mi voz, rasposa.
—Hey guapa, ¿todo bien? Vine por ti, estoy en tu puerta.
Y cuando escucho la voz de Camille, un sollozo se me escapa, tapo mi boca e intento respirar.
—¿Alex? Hey, ¿estás ahí? —alejo el celular para que no me oiga, respiro hondo y hablo.
—¿P-puedes subir? La... la llave está donde siempre.
Cuelgo sin esperar una respuesta, cubro mi rostro y limpio las lágrimas, levanto la vista al escuchar pasos en la escalera, Camille entra y se detiene al verme.
—¿Qué...? —aprieto mis labios, ella viene hacia mí y me abraza.
—N-no sé qué paso, é-el solo se fue... —escondo mi rostro en su pecho.
—Sh, tranquila ya estoy aquí.
Intento tranquilizarme y contarle lo que pasó, quizás necesitaba esto. Desahogarme con alguien y que ya no siga cargando con el dolor. Sin embargo, ella tenía razón. No debía quedarme aquí, aunque quisiera; con la mayor pereza de toda mi vida, tuve que hacer fuerza de voluntad y alistarme. Camille por mientras, alistaba mis cosas, y me iba contando de algunos detalles del baile. Confieso, que escucharla era mucho mejor que estar metida en mis pensamientos y dejando que me hunda.
Intento arreglar mi cabello frente al espejo, e instantáneamente mi vista recae en la pulsera que tengo, me quedo viéndola un rato, hasta que bajo la manga de mi suéter y la cubro. Salgo de casa junto a ella, quien se engancha de mi brazo y comenzamos a caminar, suspiro escuchándola hablar.
Tenía dolor de cabeza, mis ojos se querían cerrar a cada rato y mi estomago pedía comida, sin embargo, pensar en tan solo comer me daba tanta poca importancia, todo eso sumándole que debía estar sentada escuchando a cada profesor.
—Hoy estaré un ocupada, pero en la tarde iré a tu casa ¿vale?
Humecto mis labios y asiento, me separo de ella, necesito sacar algunas cosas para mi clase, veo que me sigue. Apoyo mi frente en el casillero y suspiro antes de abrirlo.
—¿Tienes la copia del trabajo de ayer? —pregunto, carraspeo para que no se note que mi voz está hecha una mierda.
—Si, déjame que lo saco —cierro la pequeña puerta y la veo, apoyo mi hombro en los casilleros mientras observo a cada persona.
Chasqueo la lengua y dejo caer mi mochila al suelo.
—¿Hiciste la tarea de cálculo?
Camille levanta la mirada y asiente.
—¿Necesitas que te...?
—Si, por favor.
Ayer tenía que haber hecho todo eso, pero no tenía cabeza para estar metida en números, toco mi sien y cierro los ojos un segundo, debería pedirle a la enferma una pastilla para el dolor, Camille me pasa el trabajo, lo reviso un segundo; todas las cosas que tengo pendientes, me terminaran matando.
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Hasta el último deseo © [✔️]
Romance"Porque hasta tu último deseo puede doler tanto como el primero." *** Alex es una chica despistada, torpe y amable. Lo que más le gusta hacer es andar en patineta, deja que el viento juegue con su cabello, pero siempre suele tener sus aterrizajes fo...