Con el paso de los días, mi vida se estaba volviendo una rutina: Me levantaba, iba al colegio, luego al hospital y volvía de nuevo a mi cama para dormir. Ya estábamos septiembre por lo que Camille iba de aquí para allá con los preparativos. Aun recuerdo la vez que me acompaño para visitar a Neisan, no paraba de hablar sobre eso, y como Neisan nunca había ido a un baile de graduación, se encontraba muy atento a ello.
—¿Te iras de nuevo? —Peter me mira, curioso.
—Sí, me aburre está clase —tomo mis cosas.
Veo que me mira algunos segundos, ignoro eso guardando mis cosas.
—Alex, la anterior semana has estado faltado.
Suspiro y levanto la mirada colgando mi mochila sobre mis hombros.
—Lo sé, y no es tu problema, ¿no estás harto de esto? Porque yo si —le doy la espalda y salgo del salón.
Camino sin problemas hacia mi casillero, lo abro sacando mi skate, miro a mis costados por si un profesor está. Respiro hondo y salgo de instituto. Saco mi celular, y le escribo a la persona que me espera.
Monto mi patineta y suelto mi cabello, el sol está en su mayor esplendor, junto a las nubes que son muy notorias. Son uno de mis días favoritos, donde el cielo y yo nos juntamos, el viento es la amante de mi cabello y el suelo probablemente testigo de mis caídas.
Las horas de visita en el hospital no están permitidas hasta la tarde, y desde hace días venir a las rampas, es mi único consuelo. Doblo una esquina y una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro al ver a Diego con su celular en la mano.
—Seis minutos, nada mal.
Bajo de mi skate y lo tomo.
—Rompo mi récord cada día —le doy cinco, respiro hondo y camino junto a él.
Últimamente cuando quiero escapar de la realidad, vengo a las rampas, por lo que más de una vez me encontraba con Diego, al final pudo lograr lo que quería, le di mi número para que de vez en cuando podamos salir, en fin. Me ha ayudado bastante esto.
—¿Cómo está Neisan? —pregunta.
Muerdo el interior de mi mejilla, lo pienso un segundo y respondo:
—Está bien... supongo, se está volviendo difícil que me cuente las cosas, cada vez que voy pienso que no me quiere ahí. Ya no es como antes, pienso que estoy forzando esto. —suelto un suspiro y pongo un mechón de cabello detrás de mi oreja—. Pero aún así, no puedo dejarlo.
Diego me da una mirada rápida, antes de subir a su skate, no va demasiado rápido ni lento, está al mismo ritmo que el mío, acomoda su gorra y hace una mueca.
—Es muy importante para ti, ¿verdad?
—¿Neisan? Dios, claro que lo es. Tanto así que cada vez que voy al hospital, dibujo una estúpida sonrisa para él, porque no quiero que piense que lo estoy pasando mal, aunque en realidad sea así, solo... solo necesito que crea que la Alex de siempre sigue ahí... para él
—¿Y tú?
Frunzo el ceño.
—¿Yo?
—Sí, tú. ¿Aún sigues siendo la Alex de siempre?
Humecto mis labios y desvió la mirada.
—Esa Alex, está en su lugar favorito, esperando que las cosas sean como antes.
—¿Y la que tengo al frente?
Vuelvo a mirarlo y sonrío con nostalgia.
—Tratando de sobrevivir y no derrumbarse.
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Hasta el último deseo © [✔️]
Romance"Porque hasta tu último deseo puede doler tanto como el primero." *** Alex es una chica despistada, torpe y amable. Lo que más le gusta hacer es andar en patineta, deja que el viento juegue con su cabello, pero siempre suele tener sus aterrizajes fo...