CAPITULO 10

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Camille no podía cree lo que le estaba contando, su mirada estaba fija en mí y muy atenta, yo simplemente le seguía platicando de lo que paso ayer, ella podía llegar hacer muy persuasiva si de enterarse de algo tratase.

—Ay, si es que los dos son tan lindos —se deja caer sobre la mesa dramáticamente.

Mire hacia los lados asegurándome que nadie más haya notado eso, Camille no tiene problemas con expresarse tal como es, pero a mi aún se me dificulta tener la atención de varias personas.

—Bueno, la pase bien después de todo —suspire al recordar lo de ayer.

—Si Peter no me hace faltar al instituto y llevarme a una feria porque vio que tenía un mal momento, entonces no quiero nada —se cruza de brazos.

Rio por lo bajo, sí que mi mejor amiga podía llegar hacer toda una historia romántica en su cabeza. Se escucha el timbre que da por finalizado la clase.

—Ya pueden ir a su descanso jóvenes —la profesora acomoda sus cosas y sale del salón como otros de mis compañeros.

Camille se levanta con su mochila ya antes de decir algo me da un beso en la mejilla.

—Te veo después, iré a la cafetería con Peter.

Asiento con la cabeza, ella da media vuelta y desaparece como los demás, hago lo mismo. Camino por los pasillos hacia mi casillero, lo abro guardando algunos libros.

—¡Alex! —unos brazos me rodean la espalda y siento un cálido beso en mi mejilla—. Te extrañe mucho.

Sonrió, me separo lentamente y lo veo directo a los ojos.

—Nos vimos ayer.

—El tiempo nunca es suficiente cuando se trata de ti —desvió la mirada, ¿Qué le pasaba hoy?

—Veo que trajiste tu guitarra —cambio de tema, antes que note lo que produjo en mi lo que dijo.

Neisan asiente, pasa su mano por su cabello desordenándolo.

—Me apetecía traerlo, algunas personas me miraron extraño cuando entre.

Nunca me cansare de decir que él podía parecer un niño pequeño, a veces el entusiasmo con que decía las cosas me sacaba una sonrisa.

—No es común ver guitarristas aquí —volteo un segundo para cerrar mi casillero, pero me sobresalto al verlo esta vez más cerca de mí.

—¿Crees que soy un guitarrista? —su mirada es diferente, como si mi respuesta realmente le importara.

—Bueno... tocas la guitarra, aparte lo haces muy bien, a eso no se le llama ¿guitarristas?

—Creo que si —se endereza, yo solo me muerdo el interior de mi mejilla al percibir su altura, quizá mamá tenía razón y debo crecer más—. ¿Quieres ir a la cafetería?

—Sip.

Como ya era costumbre, Neisan cargaba mi mochila, una vez intente persuadirlo para que no lo hiciera más y él solo me ignoro dos minutos. Literal. Para cuando entramos, él me dijo que lo esperara un minuto, así que me quedé parada en la entrada y comencé a odiar todo porque ya algunas personas notaban que una chica rara estaba en medio de ahí. Pero olvidé todo cuando lo vi volver con dos zumos en la mano.

—Mira traje dos, uno de uva y otro de manzana, no se cual te gusta, pero si quieres puedes tener los dos —sonreí tiernamente por el detalle.

—El de uva está bien, el otro te lo puedes quedar.

Salimos de la cafetería sentándonos a un lado, agradecí internamente a Neisan por no haber quería quedarse adentro, la verdad el ruido que hacen todos ahí a veces podía causarme molestia.

Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora