Las faltas al instituto, las veces que veía su rostro pálido, las quejas de dolores que notaba en él, la pérdida de peso. Todo eso lo he notado, pero cómo es posible que no me haya dado cuenta. Sin embargo, era una realidad que no quería afrontar.
Retrocedo saliendo de la habitación, verlo así... simplemente no puedo, camino hasta el pasillo, tapo mi rostro y suspiro, limpio algunas lágrimas secas.
Él realmente está mal.
Una mano en mi hombro hace que me sobresalte y voltee, encuentro a mamá mirándome entrañada.
—¿Qué haces aquí cariño? ¿Todo bien? ¿Te sucede algo? —se acerca y me revisa.
Retrocedo un poco perdida, ¿no sabe que Neisan está aquí?
—Neisan... él —señalo su habitación, luego conecto todo lo que sucedió hasta ahora—. No, tú... tú lo sabias ¿verdad?
—¿Neisan? ¿Él está aquí? —frunce el ceño.
—Sí, pero ya lo debes de saber ¿no? De seguro fue tu paciente durante años —aprieto mis labios, me alejo de ella tratando de tranquilizarme—. Debo salir de aquí.
Le doy la espalda caminando hacia otra dirección, escucho que me llama, pero no hago caso, esquivo algunas enfermeras, sin darme cuenta llego a la cafetería, tomo asiento en cualquier mesa. En mi mente vuelven las imágenes de hace un rato, apoyo mi frente en las palmas de mano y respiro hondo.
—Alex, no pensé que vendrías —levanto la mirada al escuchar la voz de Benjamín.
Tiene un café en la mano, toma asiento frente a mí, lo reparo un segundo, si también está aquí es porque lo sabe, claro. Todos lo saben. Me ofrece su café, pero niego. Por cómo me observa, de seguro debo traer una cara de espanto, toda la información que soltó Neisan, y-yo aún necesito procesarla.
—¿Hablaste con él? —pregunta.
Lo miro un segundo antes de asentir, siento que si comienzo hablar de ello, romperé a llorar otra vez. Veo como acerca su silla a la mía, aprieto mis labios y parpadeo al ver como mi visión se ve borrosa, visualizo a Ben junto a mí, sonríe de medio lado y habla:
—Ven aquí pequeña —estira sus brazos.
Muerdo mi labio inferior y suelto un sollozo, me acerco a él recibiendo el abrazo, Ben acaricia mi cabello, murmurando que todo estará bien, pero eso mentira, nada de esto está bien. Él no está bien. Solo imaginar lo que vendrá después hace que mi corazón duela.
—T-tengo mucho miedo, Ben —murmuro, me separo de él, limpiando mis lágrimas, me ofrece unas servilletas y las recibo.
—No debes dejar que el miedo se apodere de ti, créeme que Neisan estará bien, quizás no en el sentido correcto, pero nada hará cambiarlo de opinión.
Suspiro y entrelazo mis manos, la ola de miedo instalada en mí, sé que tardará mucho para irse, y que me consumirá.
—¿Cómo vives con ello? —pregunto.
—Solo queda aceptarlo.
Ladeo la cabeza mirándolo.
—¿Y si no puedo?
Se queda callado un segundo, hasta que toca mi hombro y dice:
—Tendrás que hacerlo.
Minutos después de un silencio, en donde mi mente intentaba seguir procesando todo, e intentaba tragarme el dolor junto con el miedo que sentía. Me levanté y en un murmuro dije:
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Hasta el último deseo © [✔️]
Romance"Porque hasta tu último deseo puede doler tanto como el primero." *** Alex es una chica despistada, torpe y amable. Lo que más le gusta hacer es andar en patineta, deja que el viento juegue con su cabello, pero siempre suele tener sus aterrizajes fo...