CAPÍTULO 17

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Definitivamente ya extrañaba tener este tipo de salidas con mi mejor amiga, aprovechamos, ya que mañana comenzarían los exámenes y... eso iba hacer tan estresante. Literalmente no estaba preparada para eso, la presión...si eso realmente no me gustaba.

—¿Mañana? —hace una cara de disgusto.

—Si mañana, y ni siquiera abrí mis apuntes para estudiarlos —suspiro.

—No creo que lo necesites, de las dos tú eres la que saca mejores notas —Camille me señala con su cuchara antes de metérselo en la boca.

—Quizás acepte ese halago si me das un poco de tu helado —sonrío.

Ella frunce el ceño y niega repetidas veces.

—Ni lo sueñes, ahí tienes el tuyo —reprocha.

—¡Casi no queda nada! —el enseño.

—Pues cómprate otro —bufa—. Robadora de helados, no te eduque así Alex.

No evito reír, le saco la lengua y veo mi celular. Quizá tuve el presentimiento de que Neisan me enviaría un mensaje, desde que hable con él en la mañana no me ha contestado, pero tal vez no deba preocuparme, después de todo, no siempre debe estar pendiente a mí.

Él tambien tenía una vida.

—Ay verdad, Peter me comento, que él y Neisan se hicieron buenos amigos —sonríe, divertida—. Es un estúpido cliché de que nuestros novios sean amigos, pero no negare que me gusta.

Juego con mis dedos. Si, bueno nosotros. Ni si quiera sabría cómo definir nuestra... relación.

—De hecho... Neisan y yo...

Camille deja de golpe su helado en la mesa, la miro extrañada.

—¡¿Cómo que el bombón y tú aun no son novios?!

Abro los ojos, sorprendida por su actitud y miro a nuestro alrededor para confirmar si alguien más escucho eso. Por suerte no.

—Camille, baja la voz. Estamos en un lugar público.

Rueda los ojos.

—Vale, pero eso de que no son novios me preocupa —muerdo el interior de mi mejilla—. Para ser Neisan, está siendo un poco lento ¡o lenta tú tal vez!

—¿Por qué todos me llaman lenta? —apoyo mi cabeza en la mesa, frustrada.

—Es que a veces si lo eres, cariño —Camille juega con mi cabello.

—Quiero irme a casa y llorar mientras veo una película de perritos para luego sufrir por mis neuronas que mañana estarán en funcionamiento —levanto la cabeza, con una expresión de cansancio.

Camille se levanta con una sonrisa, agarra sus cosas y yo hago lo mismo.

—Suena a algo que si harías —ríe.

Después de pasar la mayor parte de la tarde con Camille, llegue tan cansada a mi casa, así que solo me prepare cereal, antes de subir a mi habitación, retrocedí al notar una nota en el refrigerador.

"Cariño hoy me toco ir al hospital sin previo aviso, te deje la cena, mañana llego temprano, cuídate. Mamá."

Suspire, mamá no estaría. Dejé mi cereal en la mesa y fui a cerrar las cortinas de la sala, le puse llave a la puerta y un poco tranquila subí a mi habitación. Mientras comía, me saque mis zapatillas, las tire sin dirección alguna, y me cambie por mi cómodo pijama.

Tomo asiento en mi cama cruzándome de piernas, miro mi celular un segundo, suspiro y prendo la televisión, sin pensarlo dos veces pongo la película de Rapunzel. Mientras comienza sigo comiendo tranquila, hasta que mi celular vibra. Mi corazón da salto y sin pensarlo voy a cogerlo.

Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora