Hasta el último deseo © [✔️]

CAPÍTULO 30

Capítulo final.

Alex.

Mi cabeza reposaba en el pecho de Neisan, mientras que con las yemas de mis dedos trazada líneas imaginarias por su pecho, uno de sus brazos me rodeaba la cintura, por lo cual me sentía muy cálida. No quería moverme mucho, ya que estaba dormido. Siempre quise apreciar eso, y ahora que lo tenía aquí, se sentía raro. Aunque parecía un pequeño niño con los ojos cerrados, y sus finos labios parecían en forma de puchero, muerdo el interior de mi mejilla y aguanto las ganas de pasar mis dedos por sus hebras negras.

Con mucho cuidado, me acomode, sin poner todo mi peso sobre él. Pero no fue de ayuda, se removió y con su brazo me acerco a él, solté una pequeña sonrisa.

—No quería levantarte.

—Está bien —musita.

Suelto un suspiro y miro a cualquier punto de la habitación. Neisan hace pequeñas carias en mi cintura, bajo mi camiseta.

—¿Sabes? Creo que suspenderé el año —comenta.

Frunzo el ceño y levanto mi cabeza.

—¿Qué dices? ¿Por qué?

Neisan me mira, como si la respuesta fuera obvia.

—Mmm... quizás porque me fui del instituto y no terminare el año.

—Pero... pero eso es injusto —murmuro.

—No, la verdad es que me gusto mucho estar ahí por un tiempo, quizás si tenía la ilusión de terminar ahí el año.

—¡Lo harás! —me siento completamente, y volteo a mirarlo.

—Alex, no, no lo haré. Pero igual me salve de cálculo, te confieso que en mi último examen no me fue muy bien —hace una mueca y sonríe.

Respiro hondo y dibujo una sonrisa en mi rostro.

—¿Sabías que Camille es muy buena en calculo?

—¿Enserio? —asiento—. Vaya, entonces necesitaré su ayuda.

—Siempre ha tenido paciencia explicándome —comento, mientras juego con su mano distraídamente—. A cambio, yo le hacia la tarea de historia.

Neisan carcajeo, lo mire mal y le saque la lengua.

—Ay, tu si eres un cerebrito en historia, eh.

Alzo su dedo agitándolo delante de mi cara, se lo bajé al instante y rodé los ojos.

—¡No es verdad! Solo... solo se me da bien aprenderme fechas importantes.

Él sonrío de medio lado.

—Yo solo me acuerdo de una fecha muy importante —comentó en voz baja.

Lo mire juguetona.

—¿Así? ¿Cuál?

Entrecerró los ojos, y luego me regalo una sonrisa abierta.

—El 10 de octubre.

Deje de jugar con su mano, mirándolo sorprendida.

—Ese... ese día es mi cumpleaños, ¿se lo preguntaste a mi madre?

Neisan negó, confuso. Con su otra mano libre, se tallo los ojos y sonrió de medio lado.

—Solo recuero que ese día, hace... —miro al techo y humecto sus labios—. ¿6 años? Conocí a una chica.

—Ah —respondí, asintiendo—. ¿Quién es ella?