CAPÍTULO 28

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Vale, ya había soportado dos días de sufrimiento. Literalmente mi cerebro pedía unas vacaciones, ¡pero muy largas! Simplemente mi escapatoria era venir aquí, y también las rampas, pero bueno, ya dejé de ir algunos días, por lo que Diego me estuvo preguntando por eso, sin embargo, confesé que no era mi culpa. Entre estudiar, ir al instituto y ver a Neisan, mi día se complicaba mucho.

Agradezco a la señora por el café, y lo bebo mientras camino a la habitación. La verdad es que estoy muy cansada, ya no recuerdo la última vez que dormí 8 horas seguidas.

Odio los exámenes.

Odio el instituto.

Odio ser adolescente.

Pero también sé que odiare ser un adulto.

¿Qué es lo bueno? Ser niño, mhm...no. Mi época infantil también fue un infierno.

Respiro hondo, antes de voltear al pasillo. Pero frunzo el ceño al ver la habitación de Neisan con la puerta cerrada, me encojo de hombro y de igual manera me acerco.

—Hey, hoy no lindura —me sobresalto al sentir el brazo de Ben sobre mis hombros y empujándome suavemente al lado contrario.

Volteo a mirarlo, confundida.

—Oye Ben, ¿Qué te pasa? Solo quiero ver a Neisan. No soy una desconocida, eh. —bromeo por lo de Camille, pero él no sonríe.

Vale. ¡Ben no sonrío! ¿Qué rayos?

—Lo siento, Alex. Pero hoy no podrás ver a tu... —entrecierra los ojos y niega—. No sé qué lo son, pero no podrás ver a Neisan.

—¿Eh? ¿Por qué?

Me hace una seña para que me siente, parpadeo y recién me fijo que ya estamos en la cafetería, otra vez. Suelto un suspiro y me siento, dejo mi café sobre la mesa, mirando a Ben.

—Es un día malo, no podrás verlo.

—¿Un día malo? —pregunto, confundida.

Ben toma mi vaso, y lo mira, sin preguntarme bebe de el. Espero que me explique, sobre eso, cruzándome de brazos.

—Básicamente, Neisan está mal, o bueno el doble. Lo que pasa, es que realmente está mal, Alex.

Parpadeo, perpleja. ¡Y lo dice tan tranquilo! ¿Qué le pasa?

—¡Y que hacemos aquí! Hay... hay que ir con él, y... y apoyarlo, ¡Ben escúchame! —muevo su brazo, al ver que no me quiere hacer caso.

—Alex no, ha Neisan nunca le ha gustado que la gente lo vea en ese estado, y solo deja que sus padres entren, ahora ellos están con él —toma una servilleta y juega con ella, yo me dejo caer en el respaldo mirando hacia otra parte—. Y como sabe que tu vienes cada día, me pidió que me quedara contigo. ¿Suena bien no?

Frunzo el ceño y niego, molesta.

—No. No está bien, ¿por qué siempre es así? Quiere alejarme de él a toda costa.

Ben ahoga un grito y se acerca a mí, me pongo tensa al instante.

—No digas eso, que dejare de creer en el amor —murmura.

Ladeo la cabeza, quiero sonreír, pero me detengo y sigo estando seria.

—Solamente no entiendo a Neisan.

—Intenta cuidarte Alex, o bueno, no lo hace de la mejor forma...

—¿Y por qué quiere cuidarme?

Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora