CAPITULO 7

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—¿Entonces te dio un beso y se fue?

Asiento.

—O bueno, también me dijo que sus días conmigo eran los mejores —repito.

Camille y yo estamos tiradas en el suelo de mi habitación mirando al techo, hace dos días fue mi última salida con Neisan, él dijo que estaba un poco ocupado con los chequeos que se está haciendo.

—Vas a caer en cualquier momento —suspira.

Frunzo el ceño y la miro, ella hace lo mismo, su mirada dice lo mismo, vuelvo a mirar el techo.

—Neisan y yo solo somos amigos —declaro.

—Lo se cariño, solo digo que esa amistad no durara mucho, en cualquier momento los sentimientos saldrán a brote.

¿Sentimientos? Dios esto es más complicado que cualquier problema de cálculo, si me han gustado chicos, pero nunca llegue a estar con uno, y la verdad en esos temas del amor no suelo meterme, solo quiero seguir disfrutando los momentos que paso con Neisan.

—Es una tortura ser adolescente —gruño.

—¡Lo sé! Yo dije eso —ríe.

No evito reírme junto a ella. Agarro mi teléfono viendo la hora, tomo asiento al percatarme lo tarde que es.

—¡Dios, quede en ir al hospital! —me paro y cierro los ojos al sentirme mareada.

—¿Para?

Voy para ponerme los tenis.

—Le dije a mi madre que la recogería.

Tomo un suéter que esta tirado en una silla y me lo pongo. Guardo mi celular en el bolsillo trasero y agarro mi skate.

—¿Tu...?

—No te preocupes, mi madre ya debe estar esperándome.

Asiento, bajo las escaleras rápido, salgo de mi casa y comienzo a manejar. Tomo impulso con mi pie, espero no llegar tarde. Cuando entro al hospital evito algunas personas.

—¡Perdone!

Giro a la izquierda, una figura familiar esta de espaldas, intento parar, pero este se voltea haciendo que choque y caiga, siento que me agarran de mi brazo, y no toco el duro suelo.

—Debes dejar de hacer tus aterrizajes forzosos —abro los ojos y me veo encima de Neisan, me hago a un lado rápidamente.

—Dios lo siento tanto —me levanto y lo ayudo hacer lo mismo.

—No te preocupes, lo importante es que no te paso nada —sonríe, pero lo veo sobarse el hombro. Por instinto me acerco, su mirada conecta con la mía, provocando que me olvide de todo lo demás.

—¡Neisan! —vuelvo en sí, al ver a una pareja acercase a él.

Retrocedo un paso para que lo vean. Se lo que significa, tomo mi skate e intento alejarme.

—No, espera —me toma del brazo, ignora a sus padres y se acerca a mí—. ¿No te hiciste daño?

Me revisa con la mirada, y me siento incomoda porque sus padres tambien me están viendo.

—Neisan estoy bien, mi mamá me esta esperando, y los tuyos tambien.

Intento irme, pero él no me suelta.

—Quiero asegurarme que estés bien —suspiro al ver su rostro, no podría negarme, aunque quisiera.

Me acerco quedando frente a frente, le dedico una sonrisa dulce.

Hasta el último deseo © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora