¡Nos vamos de viaje!

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~[>Residencia Ouroboros<]~

Con la llegada de un nuevo día y estando a tan solo dos días de que Rossweisse partiera a su formación Académica y Ingvild comenzará su entrenamiento supervisado por la Maou Leviathan... Actualmente en la Residencia de la Diosa Dragona del Infinito se estaba llevando una peculiar actividad.

En el jardín delantero de dicho hogar se encontraban dos niñas siendo una mayor que la otra, además de que presentaban distintos tonos de cabello, entre ellos plateado y purpura... Estas dos niñas se encontraban empacando en sus distintos bolsos lo necesario para el día que estarían por experimentar, ya que dentro de poco saldrían en un pequeño viaje con la meta de tomar aires distintos a los que acostumbraban en Asgard.

Mientras los dos niñas, siendo Rossweisse y Ingvild, hacían sus maletas en sus pequeños bolsos, ellas miraban sin expresión alguna a la mujer que estaba un poco lejos de ellas preparando una mochila del tamaño de la casa en lo que altura se refería... Ambas miraban a la responsable de la gran mochila que estaba frente a esta, observando detalladamente si faltaba algo por empacar.

- Cielo, no olvides llevar el protector solar... Mencionó Ophis siendo la madre carente de sentido común mientras observaba su creación con todo lo necesario para su hijo.

- No lo haré Okaa-san... Respondió Ingvild con pesadez colocando en su bolso el bloqueador que estaba segura que ni iba a usar, ya que se había colado de este minutos antes de salir al exterior.

- Ross ¿Tú ya tienes todo listo? ¿Segura de que sólo necesitas ese bolso? Preguntó Ophis centrando su vista en las dos niñas, a quienes miraba con intriga por su falta de equipaje.

- Descuida Okaa-san, solo saldremos de paseo y volveremos dentro de unas pocas horas, no creo que necesite llevar algo más que esto... Comentó Rossweisse esperanzada de que sus palabras hicieran entender a la pelinegra de un equipaje ligero y no esa cosa detrás de ella.

- Tal vez tengas razón, bueno empacare una mochila más pequeña para mi hijo... Mencionó Ophis con calma para posteriormente darse la vuelta y comenzar a desempacar la gran mochila y convertirla en una decente.

- Que alivió, creí que tendríamos que llevar todo eso... Rossweisse no pudo evitar soltar un suspiro al haberse librado de esa cosa que muy probablemente estropearia su viaje.

- Okaa-san a veces exagera y mucho... Respondió Ingvild a las palabras de su amiga mientras miraba a su madre ir de un alado a otro con varias cosas... ¿Eso era la cabeza de un oso? Okey, es mejor para todos y para ella no preguntar como la consiguió.

Por otra parte, mientras afuera de la casa se desarrollaba esa situación, dentro de ésta siendo más específicos en su segunda planta... Caminando con elegancia y de manera coqueta balanceando de lado a lado sus caderas provocando un movimiento erotico e hipnótico para quién la mirase, iba Nyx por el pasillo que la llevaba al cuarto de su hermanito donde este aparentemente estaba, ya que no lo había encontrado por ningún lado de la casa, y su habitación era el último lugar que le faltaba por buscar.

Su trayecto no duró mucho, pues la habitación estaba conciderablemente cerca y una vez llegó a esta con tranquilidad, notó que la puerta estaba abierta por lo que se asomo un poco sin hacer ruido alguno y allí lo vio... Cerca de la ventana de la habitación, se encontraba Issei mirando a su hermana, amiga y madre a través del cristal de su ventana sin notar la presencia de su hermana mayor, la cual quedó por unos segundos embobaba por la imagen de su hermanito, a tal punto de que mostró un ligero sonrojo en sus mejillas y un poco de saliva se asomaba por sus labios.

En ese momento de silencio y calma, luego de salir de su ensoñación, Nyx pudo notar que en la mirada que se reflejaba a través del cristal proporcionada por su hermanito, en esta había un sentimiento melancolíco que provocó en ella que su corazón se estrujara un poco, ya que no le gustaba ver al castaño de una forma que no fuese la habitual... Eso era algo que a ella y a su madre les disgustaba, y cada vez que veían al castaño triste hacían todo lo posible por animarlo, además de encontrar al desgraciado que lo hizo sentir mal para matarlo.

El Tesoro del Infinito. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora