Capítulo 7

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[Jimin Pov]


Después de aquella mañana en el parque de Namsan, Yoongi y yo comenzamos de cero nuestra relación. Hoy, a tres días de lo sucedido, todo había tomado un nuevo rumbo.

El proyecto de Singularity ya había comenzado, así que nuestro equipo se vio parcialmente separado por nuestras tareas. 

Joy pasaba la mayor parte del tiempo en su cubículo, organizando pagos y presupuestos para todo lo que se necesitara. 

Taehyung, siendo el director de logística, ahora sólo podía pasar algunos ratos de tranquilidad en BitHit Constructions. Siempre que lo encontraba en los pasillos, iba con el teléfono recargado contra su rostro mientras hablaba con algún proveedor, jefe de turno, ingeniero, etcétera. Al descubrirme mirándole, invariablemente me guiñaba un ojo y yo le sonreía con un ligero rubor en mi piel.

Yoongi ahora pasaba más tiempo conmigo. Él, siendo el arquitecto principal de Serendipity, y yo, siendo el diseñador de interiores, debíamos mantenernos en constante comunicación para que nuestras ideas estuvieran entrelazadas y esclarecidas.

Fue bastante inesperado y placentero descubrir que al final, nuestros sueños de adolescencia nos llevaron a complementar nuestras profesiones en el presente.

—¡Ay, carajo! —chillé.

Yoongi apartó la mirada de sus carpetas, al verme esconder las manos sobre mi regazo se inclinó para ver lo que ocurría.

—¿Te hiciste daño?

—No es nada.

—¿Qué pasó?

—Me corté un poco con las tijeras...

Con un suspiro lento, Yoongi me lanzó un regaño mudo con los ojos. Hace no menos de tres minutos me había pedido que fuera cuidadoso con los objetos punzocortantes que estaba utilizando para trabajar.

—Déjame ver —ordenó.

—No es nada, Yoongi, déjalo ya —sonreí apenado.

—Si no es nada entonces déjame ver.

Puse los ojos en blanco y le estiré la mano. Mi brazo se extendió sobre la mesa de mi estudio, donde ambos decidimos trabajar esa tarde. 

La mitad de la mesa que yo ocupaba, estaba llena de paletas de colores, acuarelas, retazos de tela, fotografías y material multimedia que me fuera útil para desarrollar la decoración del museo. El lado que él ocupaba estaba lleno de hojas, planos blancos, escuadras, libros y una computadora portátil color gris.

—¿No es nada? —su voz severa alejó mi atención del contraste tan evidente entre nuestros materiales de trabajo— Jimin, tienes un corte profundo.

—Eres arquitecto, sabes que trabajar con papel siempre te provocará estos accidentes.

—No si eres cuidadoso, ¿tienes botiquín?

—Está en el archivero, junto al estante de pinturas.

Yoongi se levantó aplanándose la camisa, sus manos presionaron su abdomen y me incitaron a imaginar qué tipo de cuerpo se escondía detrás de esa tela de color oscuro. Seguramente su torso era plano, con una diminuta barriguita debajo de su ombligo pequeño. Sonreí.

—Jimin, un botiquín es todo menos esto.

Alejé mis pensamientos con un parpadeo rápido y me aclaré la garganta. Imaginar el cuerpo de Yoongi no era ni de cerca normal. Miré lo que me mostraba con un gesto incrédulo en el rostro. En la mano izquierda sostenía una latita roja cuadrada, de metal; en la mano derecha, sostenía el único contenido de la lata: una bandita adhesiva.

Amigos [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora