Capítulo 8

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[Jimin Pov]

Cuando abrí la puerta, los ojos de Taehyung se agrandaron al igual que su blanca sonrisa. Mis ojos no pudieron evitar hacer lo mismo que los suyos y le recorrí el cuerpo con la mirada. Llevaba puesto un conjunto color ladrillo, consistía de un blazer amplio y un pantalón que se ajustaba perfectamente a sus largas piernas.

Su camisa blanca, ajustada hasta el antepenúltimo botón, me dejó disfrutar de sus clavículas y el delicado dije que colgaba bajo su cuello alargado y suave. Apreté los labios para reprimir la sonrisa que amenazaba con dibujarse en mi rostro.

—Gracias, lo sé —pasó risueño su índice por debajo de mi mentón.

—No dije nada.

—Pero lo pensaste, y sí, me veo increíble.

Puse los ojos en blanco mientras cerraba la puerta de mi departamento. Taehyung aguardó por mí a un lado del ascensor. Íbamos a tiempo para tomar unos cuantos tragos antes de que el resto del equipo llegara al bar.

—Señor Park —me llamó cuando las puertas del ascensor se cerraron, recargó la espalda en las paredes metálicas e introdujo las manos en los bolsillos—, ¿debería comentarle que se ve estupendo esta noche?

—No hace falta, yo también ya lo sé.

Se acercó más a mí para tocar los pendientes en mi oreja y apreté los labios con un ligero rubor en el rostro.

—Qué linda argolla, señor Park...

—Alguien la dejó en mi escritorio ayer.

—¿De verdad? —fingió sorpresa— ¡Debe ser un admirador secreto!

Reímos con ese tono de voz empañado de coquetería que brotaba inconscientemente entre nosotros. Aún recargado en la pared del ascensor, Taehyung se escurrió por el espacio hasta que nuestros brazos se tocaron sutilmente. Percibí el exquisito aroma de su loción fina y el brillo en sus enormes ojos.

—Me alegra que te guste, te va de maravilla — me sonrió.

—Gracias, Tae, me gustó mucho.

—De nada, Jiminie.

Nuestras manos se rozaron por un momento, ambos bajamos la mirada un tanto avergonzados de los seductores toques que comenzábamos a tener con más frecuencia. Quizá, el inocente juego que iniciamos hace algunas semanas, empezaba a transformarse en algo que no era más una broma.

Taehyung aparentaba ser un hombre bastante libertino en cuanto a las relaciones amorosas, sin embargo, era sólo un chico lindo que se permitía ser galante con su extraordinaria apariencia y personalidad.

—Por favor, moderemos nuestros tragos —le pedí a modo de súplica—, es la primera vez que Yoongi y Joy beberán con nosotros.

—¿Tienes miedo de que descubran tu alter ego? —divertido, enarcó una ceja.

Imaginar que Yoongi pudiera ver lo que ocurría entre Taehyung y yo mientras estábamos borrachos no me causó más que incomodidad. No era algo que me avergonzara, pero ser visto por él no era algo que deseara tampoco.

Me pregunté si estaba bien haber pensado en Yoongi mientras Taehyung y yo coqueteabamos en el ascensor, quise sentir algo de culpa y me fue imposible. Min Yoongi era un amor no correspondido, un amor platónico que existía en el fondo de mis secretos.

Kim Taehyung, sin embargo, era diferente. Él era un enamoramiento real, uno posible. Desde mi punto de vista, pensar en Yoongi era algo inofensivo, era como comparar a un pretendiente con algún artista al que por más que le amaras, jamás lograrías estar a su lado.

Amigos [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora