Amigos [YoonMin]

Especial AMIGOS (Taehyung x Jungkook)

[Taehyung POV]

Given up de Linkin Park se filtró a través de mis sueños hasta despertarme, los ojos que hasta hace unos minutos se mantenían cerrados pronto se encogieron al sentir la luz del sol colándose hasta la cama de mi nueva habitación.

La mudanza me había tumbado por la noche, apenas recuerdo dejarme caer sobre los almohadones mientras soltaba un suspiro cansado y hoy mis músculos dolían mientras me estiraba perezosamente al despertar.

Sentí entre las sábanas tibias la playera que Jungkook usualmente toma para dormir cuando pasa la noche conmigo, ante aquel descubrimiento mis ojos se abrieron por inercia. 

—¿Kookie?

No hubo respuesta, estaba solo.

—¿Jungkook?

Mis oídos volvieron a captar la música que se filtraba por los canceles abiertos del balcón, ya más despierto caí en cuenta de que los sonidos venían de mi nueva terraza. Estaba tan habituado a vivir en un complejo sin espacios libres, que me fue imposible recordar las nuevas dimensiones de mi departamento mientras espabilaba completamente.

Con los pies descalzos fui hasta la terraza. A medida que esquivaba cajas selladas y bolsas, la música incrementaba su volumen y un golpeteo constante en el piso se hacía más y más notorio.

—¿Jungk...?

Quedé paralizado frente a los canceles, mis mejillas se tiñeron de rojo involuntariamente y contuve el aliento mientras observaba a Jungkook saltar la cuerda sin camisa.

El sol, que comenzó a posicionarse en lo más alto del cielo, bañó de brillante luz su abdomen trabajado y los numerosos tatuajes que recubrían su brazo. Respiraba agitadamente, tenía la mirada fija en los barandales que mostraban una vista amplia de la ciudad; su cabello negro, atado en una coleta pequeña escurría de sudor en los mechones rebeldes que se pegaron a su rostro.

Jeon Jungkook era sin duda alguna una estatua digna de exhibirse en el más grande de los museos, un cuadro pintado por las manos más diestras, una escultura viviente.

No pasó mucho tiempo para que mis ojos fijos en él le hicieran notar mi presencia silenciosa. Miró de reojo hacia mi lugar, al notar que estaba allí se detuvo abruptamente para sonreír intimidado, cubriendo sin mucho éxito su abdomen con la mano izquierda.

—Taehyung...

—Buenos días, Kookie.

—¿Te ha despertado la música? —preguntó deteniendo su playlist. Al inclinarse hasta la bocina en el suelo pude ver los músculos de su espalda— Lo siento, debí ir al gimnasio en vez de hacer todo este ruido...

—Creí que irías.

—Es que aún queda mucho por desempacar y no quise dejarte solo —sonrió con ese gesto infantil que exponía sus dientes frontales, no pude evitar sonreír de vuelta.

—Tal vez esas cajas las termine donando a algún centro de acopio, la verdad es que todo lo que necesito ya está en su respectivo lugar, ni siquiera recuerdo qué hay dentro de ellas.

—Quizá haya ropa, tu closet puede vestir a todo Seúl...

Bajé la mirada un tanto avergonzado, las mudanzas siempre sacan a flote al consumidor desmedido que llevamos dentro. 

Cuando mamá se mudó llenó tres bolsas de basura con sombreros espantosos. Jungkook en su último cambio de domicilio regaló una caja llena de artículos de papelería que ni siquiera recordaba tener.