Capítulo 17

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[Jimin Pov]

Amarillo, ese sería el color de Serendipity, la sala destina a al amor en el museo. El amarillo me recordaba a los rayos del sol, a la luz de la mañana, a los atardeceres en el campo, al calor del fuego y a una taza humeante de té.

También me hacía pensar en unos brazos delgados, blancos como la luna alrededor de mi cuerpo. El amarillo me hacía recordar mi adolescencia, los días febriles que pasé jugando en el río y el jardín de mi casa. Me hacía pensar en Yoongi y yo yendo por la calle con nuestras mochilas, hablando de nada y de todo a la vez.

En ese entonces éramos libres, inocentes niños que jugaban a no saber que se querían.

Ahora, el tiempo y el destino había jugado en nuestra contra, estábamos luchando vanamente contra algo de lo que nunca tendríamos el control. Nuestro amor, nuestros acuerdos y nuestra felicidad, pendían de un hilo tan delgado como una hebra de cabello.

Lo supe desde que Yoongi aceptó mi propuesta, lo supe cuando dormimos de la mano y  al despertar, depositó un beso en mi mejilla. Si queríamos ser amigos, nuestra mayor lucha no serían Taehyung o Jo Yiseo, seríamos nosotros.

"No besos, no sexo, no a todo lo que se considere una infidelidad" Aquel pensamiento se convirtió en un mantra que me repetía cada vez que me acercaba a Yoongi. Y con las horas corriendo, con el tiempo transformándose en semanas, me costaba más y más luchar contra mis impulsos.

Nuestro acuerdo para volver a ser amigos como en el pasado ya tenía tres semanas de vigencia.

Los primeros días fueron difíciles, no sabíamos cómo actuar o qué tanto permitir; gradualmente, comenzamos a mostrar el afecto que habíamos perdido desde que me mudé a Seúl.

Todos lo tomaron muy bien, pues a la vista de terceros sólo éramos amigos, amigos cercanos. En público solíamos jugar, la mayor parte del tiempo la pasaba con mi novio así que la atención siempre recaía sobre mi pareja y yo. 

Pero, resguardados entre las paredes de nuestros espacios en la empresa, Yoongi me abrazaba por la espalda, recargaba el mentón sobre mi hombro y observaba en silencio mi trabajo. A veces me acariciaba el cabello, otras, me tomaba de la mano mientras se concentraba leyendo papeles.

Le dejaba molestarme, burlarse de mí y sacarme de mis casillas en forma de juego. Me gustaba abrazarlo por la cintura y verle a los ojos, me gustaba mantener el contacto visual hasta que Yoongi girara la mirada avergonzado, esbozando esa media sonrisa tan encantadora que brotaba en sus labios ligeramente teñidos de rojo.

Mientras hacíamos todo aquello, manteníamos nuestro mantra en la cabeza. Así podríamos saber cuándo era el momento adecuado para estar cerca y no sobrepasar los límites.

Pero en ocasiones, respetarlo era una tarea complicada.

—¿Te ha... gustado mi idea? —pregunté con el corazón inquieto.

Yoongi asintió con los ojos clavados en mis labios. Nos habíamos abrazado, había sido un gesto casual, no obstante, al momento de separarnos, Yoongi me hizo retroceder sosteniendo mi cadera.

Me aprisionó contra el muro, subió las manos a mi cintura y se pegó a mí como si quisiera decirme algo al oído. Me incliné para escucharlo pero no habló, sólo se limitó a mirarme, a sentirme junto a él.

—Sí, me gusta, ¿por qué el amarillo?

—Es un color cálido —respondí mirando su garganta.

El rostro de Yoongi era chico, su mentón ovalado contrastaba con las líneas rectas de su cuello. Tenía la piel tersa, finamente marcada en su nuez de Adán y el comienzo de sus clavículas. Al hablar, podía casi percibir las vibraciones de sus cuerdas bucales.

Amigos [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora