Capítulo 31

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[Taehyung Pov]

—¿Tae?

Jimin caminó hasta mí, caminó arrastrando los pies y sacudiéndose el cabello revuelto sobre la frente.

Yo estaba quieto, recargando los codos sobre las rodillas, sosteniendo mi cara entre las manos para no caer de bruces al piso. Mi corazón latía como nunca antes, galopando dolorosamente hasta hacer eco en mi subconsciente.

—Tae, ¿estás enfermo?

Se detuvo frente a mí, percibí el aroma de su cuerpo, el calor de su piel al inclinarse y recargar el estómago contra mi cabeza. Sus manos, que hasta hace unas horas creí me habían tocado sólo a mí, se hundieron cariñosamente entre mis mechones rubios.

Me estremecí, sentí una ola de tristeza e incredulidad azotarse en mis adentros. ¿Por qué? ¿Por qué Jimin, a quien creía un ángel, me traicionaba tan cruelmente?

—Oye, responde, Taehyung —me reprendió con voz preocupada, poniéndose de cuclillas para poder verme el rostro—. ¿Te ha hecho mal la comida?

Sus ojos grandes, con esas dos pupilas que simulaban un eclipse de sol, observaron mi gesto descompuesto. No pude mirarle, necesitaba centrar todas mis fuerzas en no sucumbir ante la decepción y las dudas.

—Tae, ¿qué...?

—Estoy bien —solté con un jadeo herido, exhalando mi dolor en forma de palabras tajantes.

—Estás pálido —sus dedos me levantaron el mentón cuando se puso de pie, pude ver su mirada empañada de un amor falso—, ¿quieres que vaya a la farmacia a comprarte algo?

Sentía un anhelo lastimoso, ardiente como la lava de un volcán. Su cuerpo, su mirada hipócrita me llamaba a someterme a su cariño, a entregarme como un perro asustado que ha sido golpeado por su mismo dueño, moviendo el rabo para recibir caricias luego de su tortura.

Y la otra parte, la que vivía bajo los regimientos de mi dignidad, me pedía a gritos que alejara sus manos de mi rostro, que lo alejara de mí para no seguir siendo el capricho infantil de Jimin, su juego.

—Estoy bien.

—¿Seguro? —acarició mi mejilla y en un reflejo involuntario, giré mi rostro para evitar su toque.

—Sí.

—¿Vendrás a cenar? —apartó la mano lentamente, creyendo que mi malestar físico se debía a un puto tazón de helado— ¿Prefieres dormir?

—Estoy bien, Jimin, en un momento voy.

—Bueno, date prisa, la cena estará en unos quince minutos.

Cerró la puerta de la habitación consigo dentro, prendió la luz y abrió su maleta. Lo seguí con la mirada, observando con un puñal clavado en mi espalda la forma tan natural en la que se desvestía frente a mí.

Los pantalones deportivos cayeron al suelo y sus pies los lanzaron a un lado. Vi sus muslos anchos, tonificados y tersos, encantadores como un embrujo. Después se quitó la playera, dejando a la luz su trasero oculto bajo el boxer y la línea marcada de su espalda.

El cuerpo de Jimin despertó en mí un deseo penoso, ahogado por mi corazón herido. ¿Había visto Yoongi a Jimin de la misma forma en la que yo le miraba ahora? ¿Sus manos habían recorrido sus muslos y pecho como yo lo hacía en la intimidad de nuestras camas?

Imaginarles juntos ya no fue difícil, fue de hecho, fue tan sencillo como imaginar el recuerdo más vívido de mi infancia. Pude ver a mi amigo acariciando a Jimin, besando su cuerpo, tomando sus labios y acostándose con él en la oscuridad de lo prohibido.

Amigos [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora