Capítulo 34

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[Yoongi Pov]


Cerré los ojos cuando la mano de mi madre se impactó contra mi mejilla, sentí un ardor inmediato en la piel. Mi rostro, volteado hacia la derecha por el impacto, comenzó a palpitar en la zona donde había recibido el golpe.

No dolió, en ese momento, el dolor físico era casi inexistente. El único padecimiento al que mi cuerpo sucumbía, era el generado por las reacciones de mi madre.

Mamá lloró como nunca antes, se dejó caer en el sofá y se cubrió los ojos con las manos mientras sollozaba. Papá bajó el rostro, de pronto ya no pudo mirarme a los ojos. Geumjae simplemente permaneció en silencio, lanzándome miradas tristes de vez en cuando.

La abuela, al igual que Geum, no habló ni cuestionó mis decisiones.

—¿Eres homosexual, Yoongi? —me miró mi madre con los ojos abiertos de par en par, el pánico brotando de sus pupilas.

—Ni heterosexual, ni gay, ni nada —negué lentamente—, no hay tal cosa para mí, mamá; yo no soy nada de eso. Mi existencia y mi valor no entra en una etiqueta hecha por alguien que ni siquiera me conoce, sólo soy Yoongi, tu hijo; y me he enamorado de una persona. Eso es todo.

—¡Por Dios Santo, deja de decir tonterías! —reclamó— ¡Menos de un año te ha bastado para hacerle esto a Yiseo! ¿Qué tienes en la cabeza?

—¿Acaso eres un niño para echar a perder tu vida sólo porque nadie te vigilaba en Seúl? —masculló mi padre con los ojos clavados en la pared.

—¿Te das cuenta de la mujer que perdiste sólo porque ese tipejo te sedujo?

—Él no hizo nada —respondí.

Mamá nunca quiso a Jimin, supongo que ella, como todas las madres, siempre supo lo que yo sentía por él. En nuestra adolescencia lo trató con respeto mas no con el cariño con el que recibió a Yoyo desde el primer día que la invité a casa.

A ella siempre le aceptó, siempre le tuvo un alto estima y daba saltos de júbilo cuando nuestra relación daba un paso hacia adelante.

Tal vez mamá no quiso a Yoyo en un principio, puede que sólo se haya alegrado de que ella apareciera en mi vida para evitar que me desviara. Luego, con el paso de los años, aquel amor que construyó por interés se volvió real. Después de todo, era imposible no amar a Ji Yiseo, ella era un ángel.

Y aunque ambos me hicieron profundamente feliz, la felicidad que Jimin me daba nunca le gustó, nunca fue buena. Fui tan ingenuo toda la vida, que hasta esa tarde pude comprenderlo todo; mamá se negaba a aceptar que su hijo varón amaba a otro hombre.

Sentí una gran desilusión, un hondo pesar, pues ni siquiera el tiempo lograría restablecer nuestro lazo. Mamá nunca volvería a verme con los mismos ojos, y yo, jamás me sentiría plenamente amado por mi progenitora.

—¡No lo defiendas en esta casa! —gritó molesta— ¡No te atrevas a hablar de él frente a mí!

—Le has arruinado la vida a Yiseo...

Esta vez mi padre sí me miró a los ojos, él también la amaba, la quería como a una hija. Mis hombros decayeron, en mi garganta apareció ese bulto que obstruía el aire, que me imposibilitaba hablar.

Yoyo, su corazón, la forma en la que me rogaba que no le abandonara en mi departamento, el sonido de su llanto, sus ojos hinchados y sus labios temblorosos; todo estaba ahí, grabado en mi mente como una grieta en el suelo, como la marca de un gran desastre natural en la tierra.

Amigos [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora