Capítulo 18

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Había pasado ya año y medio desde aquella fatídica misión, en aquella misión donde todo se salió de control, donde la sangre bañaba sus manos y salía del cuerpo casi sin vida del menor. Todos se había vuelto negro, sus sentidos estaban atónicos por ellos, en sus oídos retumbaba aun el sonido del arma y a pesar de conocerlo, saberlo y haberlo oído toda su vida aquellos eran diferentes y y no paraba de escuchar las detonaciones. En sus ojos pareciera como si las imagen se hubieran fijado y adherido a ellos para que fuera lo único que viera y en sus manos hallándose temblorosas mientras eran cubiertas por aquel rojizo color y ferroso olor. 


Un lugar a oscuras donde una luz ilumina una única camilla, a pasos cortos, lentos y temerosos fue acercándose hasta llegar frente, la tela de un color blanco cubría todo pero siendo delineada por una forma que se hallaba debajo, con una de sus manos temblorosas tomo uno de los extremos de esta y la halo con fuerza elevándola en el aire ondeándose un poco para después caer a un lado de su cuerpos aun siendo sostenida y arrugada por el fuerte agarre en ella

Un par de pasos en retroceso, su ojo con la pupila dilata con el reflejo de aquel cuerpo frente a él, mostrando horror y miedo

-Perdió mucha sangre y sus heridas eran sumamente graves, no hubo nada que se pudiera hacer- volteo a un lado encontrándose con aquel hombre que traía una bata que en anterioridad había sido blanca y ahora era rojiza

-Él murió por tu culpa Slade, todo por tu avaricia y deseo, todo por que él se enamoro de ti de un monstruo y mercenario que lo llevo a la muerte- ahora veía aquel hombre con manchas de sangre en su cuerpo, aquel que disparo contra su cuerpo 

-Yo morí Slade y tu fuiste la razón de ello- volteo a ver aquella camilla donde instantes antes estaba su cuerpo recostado, ahora estaba frente a él con la piel palidecida y sus ojos oscurecidos, sin brillo 

Él negaba de forma frenética y ellos tres comenzaban a acercarse a él acorralándolo y repitiéndole una y otra vez que había sido su culpa el que eso sucediera 










Se levanto sobre saltado cubierto por una fina capa de sudor, sus respiración estaba acelerada y descoordinada, su corazón latía deprisa haciéndole doler el pecho. Miraba a su alrededor la única luz que entraba al lugar era la tenue luz que aportaba la luna llena del lugar. Salió de la cama para dirigirse al baño de la habitación se retiro la ropa, entro a la ducha y abrió la llave empapándose de agua fría tratando de alejar aquella pesadilla que rondaba su subconsciente y sueños desde hace un año y medio, desde que todo eso ocurrió.

Al terminar de darse una ducha, seco su cuerpo, se puso una nueva muda de ropa y salió de la habitación dirigiéndose a la computadora para continuar trabajando, pasaron un par de minutos y no lograba centrarse en lo que tenia enfrente de él. Masajeo su sien intentado aliviar el dolor de cabeza que iba y venia. 

Se recargo e hizo hacia atrás el respaldo de la silla en la que estaba dejo salir un pesado suspiro, giro un poco en ella y poso su vista en una de sus manos, aunque ya no estuviera ahí de alguna forma en ocasiones podía sentir la sensación pegajosa y seca de la sangre en sus manos, apretó con fuerza su puño intentando alejar aquella sensación.

Se puso de pie y se dirigió a la modesta cocina que había en el lugar para acercarse a la cafetera y preparar una taza de café, mientras que esperaba a que estuviera listo se asomo por una de las ventanas que había en el lugar pudiendo ver las desoladas calles de Rusia, la nieve cubría el lugar, los caminos se hallaban congelados, las aceras con grandes capas de virgen nieve. Las luces de los faroles que alumbraban las calles creaban un bello escenario, uno perfecto para alguna película llena de un absurdo e imposible romance. 

El chillido de la cafetera lo hizo volver, dio vuelta y sirvió la taza de café soplo en ella haciendo dispersar el humo de la bebida para darle un pequeño sorbo, una vez lo hizo volvió a caminar en dirección a la computadora dejo la taza a un lado de él para comenzar con el trabajo y terminar de diseñar un par de planos

Sus dedos tecleaban rápidamente y precisa las teclas del teclado, realizaba algunos cálculos para después plasmarlos en el documento, al fin había logrado concentrarse y dejar atrás esa noche que volvería después a atormentarlo. Pues así era, cada que cerraba los ojos aquella pesadilla llegaba a él, las horas que dormía era pocas pero lo suficientes para él pues estaba más que acostumbrado al dormir poco. 


Síndrome de Estocolmo o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora