Capítulo 17

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Un disparo,

Dos disparos,

Tres,

Cuatro,

Cinco,

Seis.


Uno tras otro din dejar algún margen entre las detonaciones, su cuerpo callo al suelo y mi ojo se lleno de ¿lagrimas? Acaso yo... ¿estoy llorando?. Así parece ser, la ultima vez que recuerdo haber llorado fue cuando me arrebataron a mi familia, algo que he ocultado y borrado registro. A penas estaba procesando aquellas palabras 

>É-él me gusta... e-estoy enamorado de él<


Fueron esas, ¿no es así? espero y mi mente no me jugué una broma, espero y mis oídos no se equivoquen. Aquellas palabras que tanto esperaba escuchar, pero nunca pensé en la posibilidad. Aquellas palabras que anhelaba oír, pero no lo sabía y ahora que lo he hecho no las escucharía más. Sus ojos que se encontraban sujetos a los míos haciéndome sentir como si pudiera ver lo que siento y pienso en verdad respecto, solo para que después aquella momentánea conexión se rompa y sus ojos se abrieran a la par al sentir las balas entrar en su interior, sentir la agonía, soltar el ultimo aliento y sentir sus ojos cerrarse para nunca más abrirse. 

Ver su cuerpo caer al piso y la sangre correr y crear un reflejo en el suelo aquella escena que he realizado y visto miles de veces en algunas misiones, debería estar acostumbrado pero mi corazón siente romperse en pedazos, mi cuerpo helarse y a mi mente vienen dos palabras 

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Esta muerto 


Mi garganta siente cortarse al igual que mi voz mientras grito su nombre y pido que abra los ojos, la ira, adrenalina, mis instintos protectores y odio comienzan a rodearme y a susúrrame en el oído que haga algo, y acato la orden. El miedo de morir se va y es suplantado por el deseo de hacerlo, pues que razón habría ya. Comienzo a atacar a cada uno de ellos y tan pronto mis manos toman posesión de una de las armas, mi mano pareció fusionar el arma a mi cuerpo y disparaba en su contra, matando a todos sin fallar ningún tiro, aquel malnacido que me lo arrebato intento huir, pero balas atravesaron sus piernas cual papel y ahora el cayo al piso. 

Los demás simples espectadores cayeron en poco tiempo, me acerque a su cuerpo y lo tome entre mis brazos, su abdomen estaba lleno de sangre lo abrace un fuerza y acerque mi oído a su pecho, su corazón apenas y se escuchaba, arranque una placa metálica de mi traje y la puse en su abdomen y con un tirón de tela de alguno de los hombres lo ajuste haciendo presión en este para un intento de evitar su muerte y desangramiento. Lo cargue  entre mis brazos mientras que unas lagrimas bajaban por mi mejilla, el arma continuaba sujeta a mi mano, di unos pasos avanzando un par de metros hasta llegar a ese hombre que se arrastraba por el suelo con el objetivo vano de salvación. Apunte el arma y aquel cartucho que residía en su interior fue vaciado en su cuerpo llenándolo de agujeros y dándole muerte.

Se merecía una lenta y tortuosa, una en la que implorara su misma muerte en la que rogara y se arrastrara por ella no una simple y rápida como la que le di, pero el tiempo no estaba de mi lado y llevarlo solo seria como un ancla impidiéndome poder brindar toda la atención a Robin.


Salí de aquel lugar, antes de la misión Robin siempre tuvo el habito de buscar alguna persona cercana a la escena que tuviese conocimientos médicos, corrí en dirección de aquel dato que siempre buscaba en cuanto llegue era un hombre de piel morena que veía desconcertado y con miedo, lo deje en la mesa que estaba en el lugar y me acerque a él colocando un cuchillo en su cuello 

-Él vive y tú lo harás, él muerte y tú también- este asintió de manera rápida- sígueme- comenzó a seguirme sin objetar, detuve un auto que pasaba por la zona y lo tome llevándonos a la base que habían plantado en un edificio abandonado, pero ahí teníamos todos nuestros suministros una vez llegamos él retiro la placa de su pecho para después hacer presión con sus manos en la zona comencé a acercarle gasas, instrumentos médicos, agua, le coloque una transfusión de sangre junto con otros líquidos, lo conecte a un monitor cardiaco y le coloque un respirador manual. El resto dependía de él, pero aquel sonido ensordecedor lleno mis sentidos y esa línea recta corría.

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Síndrome de Estocolmo o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora