Bueno, pues aquí estamos. Estoy midiendome vestidos de boda. No saben lo feliz que estoy. Jamás había sentido una sensación así. Fabián está afuera con mi padre. Obviamente no dejé que Fabián entrara, aunque no tengo mucha experiencia en esto, sé que el novio no debe ver el vestido antes de la boda. Aquí está Esteban, Sara y mi madre acompañandome.
-Irina, ese está hermoso. ¿Porqué no te lo pruebas?- pregunta Sara.
Era un vestido con una cola enorme, color crema y con muchos cristales. Era hermoso, pero no era lo que estaba buscando.
-Es bonito, pero no creo que vaya conmigo.- hice una mueca con mis labios.
-Irina, faltan dos semanas para la boda y tú jugando a que no te gusta ningún vestido. Hemos ido a cincuenta mil tiendas y aún no te a gustado nada.- dice Esteban desesperado.
-No seas tan exagerado. Además es mi boda, quiero sentirme bien conmigo misma.-
Esteban rodó los ojos y suspiró. Mi madre estaba hablando con una de las empleadas de la tienda y luego se acercó hacia mí.
-Hija, no sé si me equivoque con ésta selección, pero mira éste vestido.- dijo.
La empleada con la que mi madre hablaba traía con ella un vestido color blanco enorme. Era estilo traje de quinceañera. Tenía muchos cristales en la parte del busto y en la cintura era ajustado con unas flores al lado. De la cintura hacia abajo caían las telas. Era pomposo y muy hermoso. Definitivamente encontré lo que tanto buscaba.
Me tiré encima de mi madre y la abracé fuertemente, como en años no lo hacía. Lágrimas caían de mis ojos.
-Por Dios es hermoso, gracias por encontrarlo.- dije aún abrazandola.
Cuando nos separamos limpié mis lágrimas.
-Me lo llevo.- sonreí.
Todos aplaudieron y yo solo reí. Son unos exagerados. Pagué el dinero y la empleada me dijo que me lo daría un día antes de la boda, política de la empresa. Ya que deberan mandarlo a planchar para que no esté arrugado etc, etc... Solo sé que estaba feliz.
Cuando salimos mi padre y Fabián me miraban algo cabreados.
-¿Cuántas tiendas más necesitas hija?-pregunta mi padre.
-Tranquilo amor, ya encontró el vestido perfecto.- dice Sara.
Fabián sonrió y besó mi mejilla. Todos nos montamos en el carro de mi padre, me moría de hambre.
-Tengo mucha hambre, vamos a comer.- le susurré a Fabián.
-Nada de comer, aguanta. Hoy te comeré a ti.- sonrió pícaro.
Mi cuerpo se estremeció por completo. Esa única y hermosa sensación que solo él sabe darme.
Llevamos a mi madre, luego a Esteban y luego me dejaron a mí y a Fabián a su casa. La mamá no estaba, así que el hijo es tan inteligente que le gusta aprovechar la situación.
-Voy para el baño para refrescarme, esperame en tú cuarto.- dije.
Fabián me miró con el seño fruncido.
-¿Para qué te vas a refrescar?- pregunta.
-¿Acaso no acabas de insinuarte hacia mi persona?-
-Jaja sí, pero no lo haremos aquí. Solo estoy esperando a que mi madre llegue para poder irnos.- dice riendo.
Me quedé seria, parece un bebé. En ves de hablarme claro, solo me dice las cosas a mitad. Sólo asentí y entré al baño.
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También existen chicas malas |EDITANDO|
Novela Juvenil¿Saben? Existen tantas historias del chico malo , que conoce a la chica buena y luego se enamora.... Pues esto es todo lo contrario. Irina es la chica rebelde , chica fácil y capaz de cumplir cualquier reto. Un chico llega a su vida y ella lo ve com...