Capítulo 19

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Estábamos llegando a mi casa. El naco estuvo callado todo el camino, pero cada vez que lo miraba se reía. ¿Porqué rayos se ríe? Definitivamente es un idiota, con retraso mental.

-¿De qué te ríes idiota?- le dije.

-¿Disculpa?- contestó. ¿Porqué carajos se cree un caballero? Si más bien parece al jorobado de notre dame. ¿No?

-¿Estás sordo o solo te haces?- me giré en el asiento para quedar frente de él. -¿QUE SI DE QUÉ TE RÍES IMBÉCIL?- dije gritando y el solo rió más. ¡Maldito!

-Mira niña, ¿no te cansas de solo creerte el centro de atención?- dijo AÚN riendo.

-Mira naquito. Si tu nunca has tenido novia o si jamás se te ha parado la mierdita esa que tienes como miembro pues no es mi problema. ¿Entiendes?- sonreí.

-¿Y tú cómo sabes si es grande o pequeño?

-Porque cuando son unos idiotas, tienen a un pitufo de amigo personal.- no sé porque dije tantas estupideces, solo me salieron.

-Eres tan niña.- dijo serio.

¿Pero este me va a seguir diciendo niña? No logré contestarle porque habíamos llegado a mi casa. Así que esperé a que el naco me ayudara a bajar.

-Ven, baja con cuidado.- dijo tomándome del hombro.

-¿Enserio? No tenía idea.- rodé los ojos.

-Sinceramente eres imposible niña.- me miró.

-Sigues diciéndome niña y juro que te pico las pelotas.- sonrió de lado pero no contestó.

Ya habíamos entrado.

-¿Me piensas dejar aquí? ¿Ves esas escaleras?- las señalé. -Pues no puedo subir sola.

El suspiró y me cogió entre sus hombros tipo boda. Wow, no les niego que tenía brazos fuertes. Pero, ¿Qué estás pensando Irina? Cállate. Mientras subíamos me quedé mirando sus sexys labios carnosos. Creo que puedo poner el práctica mi estrategia.

-Tienes unos labios sexys, ¿lo sabías?- dije mirando sus ojos.

Me dejó en mi cama con cuidado. Me sentía frágil a su lado.

-Me lo han dicho. ¿Ya me puedo ir?- contestó.

-Eres tan imposible. Quiero hablarte bonito y siempre me sales con cosas. Pero te trato de la mierda y solo te ríes, sinceramente eres un maldito idiota.

-Mira Irina no soy tu enfermero personal.

-Puedes serlo si quieres.- le guiñé un ojo.

-Debo irme,  ¿necesitas algo más?- dijo cortante.

-¿Porqué tienes tanta prisa? ¿Te vas a encontrar con alguien o algo así?- pregunté pero solo por curiosidad.

-¿De qué hablas?

-Bueno, cuando te llamé para invitarte a salir me contestó una mujer. Tienes guille de caballero y eres un patán como todos.

-Mira Irina, lo que yo haga con mi vida no es asunto tuyo.

Mi padre entró, parecía como si hubiese corrido. El mesero y yo nos callamos.

-¿Porqué tanta hostilidad entre ustedes? Los estoy escuchando desde hace rato. ¿Saben? Los únicos que pelean así son los perros y los gatos. Y también dos personas enamoradas. ¿En qué lugar se encuentran ustedes?

Yo me quedé en estado de shock. ¿Qué le pasaba a mi padre? ¿Porqué preguntaba eso? El mesero me miró y yo ignoré su mirada.

-Contesten.- mi padre sonrió. ¿Fabián te gusta mi hija?

El mesero se puso como un tomate. ¿Porqué estaba así?

-No señor, yo sería incapaz de fijarme en una de sus hijas.- contestó.

-Bueno, entonces ven conmigo.- dijo mi padre y salió.

¡Esperen! ¿Qué acaba de decir? No le gusto al mesero, ¿Pero cómo es posible?

El mesero estaba saliendo por la puerta de mi habitación. No sé como lo hice pero me levanté y lo seguí. Parecía una gallina. Porque estaba brincando en una pierna.

-¡Mesero espera!

El se asombró. Me vio y corrió donde mí.

-¿Oye qué te pasa? No puedes hacer eso, te vas a lastimar.

-¿Porqué le dijiste eso a mi padre? ¿No te gusto? Eres un idiota si es así.- dije.

-Mira Irina. Lo único que haces es enojarme. Antes de conocerte era una persona muy pacífica. Pero ahora me enojo muy fácil gracias a ti. Haces que quiera tirarme de un quinto piso.- dijo molesto.

-A mí no me hables así estúpido.-

-¡Hola Fabián!- gritó Raquel. Esta estúpida arruina momentos.

-Hola Raquel.- contestó el mesero sin importancia.

-Raquel, lárgate a tu habitación.- dije casi gritando.

Ella solo me miró con odio. Le dio un beso en la mejilla al mesero. ¡Estúpida!

-Me voy, pero no porque tú me lo pides. Sino porque no voy a dañar mi día peleando contigo.- dijo y se marchó.

Miré al mesero.

-¿Cuál es tu problema?- dije.

-Yo ninguno. Tú eres la del problema.- se acercó.

-¿Ahora yo soy la del problema?- me crucé de hombros.

-Sí, porque lo único que buscas es sexo. Así nunca vas a encontrar un hombre que te quiera de verdad. Eres muy hermosa como para ser así.- dijo y bajó las escaleras.

Wow, les juro que no sé que pensar. Este idiota me hace enojar, pero también me alegra los días cuando peleamos aunque él no lo crea. Pero esperen ¿Me dijo hermosa?

Entré a mi habitación de brinquitos.

-Hija, ven que vamos a cenar.- dijo mi padre.

-No quiero papá. ¿No ves que tengo mi pierna lastimada?- contesté.

-Irina, Sara cocinó. Ven y hazme el honor. Fabián se quedará hoy a dormir.

-¿Qué? ¿Estás jugando cierto?- pregunté.

-No Irina. Lo invité a quedarse para que me ayudara con la construcción de la sala. Así que espero que te comportes.- dijo y se marchó dejándome allí sola.

NO. PUEDE. SER. ESTE. IDIOTA. DORMIRÁ. AQUÍ. !!

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Sé que es corto, pero ando con poca imaginación. Espero que les guste!

Besos

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora