Capítulo 63

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Irina

Estaba vistiendome en el baño del hospital. Me sentía débil, estuve tres horas en un "aborto". Les digo aborto con comillas, porque sinceramente fue uno natural. Mi bebé no resistió. Me siento algo vacía, como si algo me faltara y ese algo ya sabemos cual es. Mi padre me había mandado algo de ropa, ya que llegué aquí con mi vestido de novia.

-Vamos pequeña, debes descansar. Sal ya de ahí.- dijo Fabián a través de la puerta.

Salí con una sonrisa un poco forzada. Entiendan, perdí a mi pequeña, ya no podré ser madre. ¿Qué mujer no a soñado con ser madre alguna vez? Quizás e sido muy puta en mi pasado, pero mis sentimientos siempre an existido.

-¿Porqué estás tan triste?- Fabián tomó mi cara entre sus manos y me acercó para darme un tierno beso en la frente. -Míralo así, ganamos un angelito que ahora nos cuida a ti y a mí desde el cielo. Ella jamás querría vernos tristes pequeña.-

-Está bien, soy fuerte, estaré bien.- sonreí.

-Así se habla.- tomó mi mano y salimos. Al fin saldría de ese maldito hospital, los odio rotundamente.

Nos montamos en el auto y yo encendí la radio. Estuvimos en un largo silencio, pero no fue incómodo. Fue bueno para mí, necesitaba pensar y calmar mis nervios. Sé que todos quieren verme bien, pero iré poco a poco.

-Fabián ¿Para dónde vamos? Ésta no es la dirección de mi casa.-

-Hermosa, iremos a hacernos el tatuaje. Quiero que el nombre de nuestra hija quede marcado desde ya en nuestros cuerpos. Quiero que entiendas que a pesar de que no podamos tener más hijos, estoy aquí y siempre lo estaré. Eres mía, eres mi Irina, la chica caprichosa y mimada... pero también seguirás siendo mi pequeña.- acarició mi mano suavemente.

Esas palabras me tocaron en lo más profundo de mi corazón. Fabián se a portado como todo un caballero conmigo. A soportado mi pasado, mis berrinches, mis caprichos.. en fin todo. Y debo de ser fuerte por él, por nuestra princesa. Sé que ella querría vernos felices.

El camino fue algo largo, pero me agradó ya que pude descansar algo por el camino.

-Ven, ya llegamos.-

Bajé del auto un poco nerviosa, éste lugar no era para nada igual a donde habíamos ido en New York. Era mucho más pequeño y se notaba oscuro. Tuve algo de miedo, hasta que sentí la mano de Fabián junto a la mía. Caminamos hacia el lugar y entramos.

Casi no había luz, había humo por todas partes. Algo en este lugar se me hacía familiar, pero no sabía que era.

-Buenas tardes, ¿En qué los ayudo?- esa voz...

Me volteo y veo la cara de Tom. Al parecer se asombró al ver que era yo. Fabián me tomó mucho más fuerte de la mano y apretó su mandíbula.

-¿Qué rayos haces aquí? ¿Te empeñas en aparecer todos los días de nuestra vida?- dice Fabián molesto.

Tom bajó su cabeza e ignoró el comentario de Fabián.

-Por favor, cálmate. Al parecer aquí trabaja, no debemos intervenir en su trabajo.- dije mirando a Tom.

Una mirada de culpa se marcaba en sus ojos... me dolía verlo así. Quizás está pensando en que fue su culpa el que yo haya perdido a mi bebé. ¿Pero saben? No es así, mi niña no tuvo mucha fuerza para poder estar dentro de mí. Aunque me duela, sé que Dios hace las cosas por alguna razón.

-No me interesa, vámonos de aquí Irina.- Fabián me toma por el brazo pero yo suelto su agarre.

-Para poder ser felices como marido y mujer, primero debemos sanar las heridas que nos causaron. Ya yo sané las heridas de mi pasado, ahora debo perdonar a Tom... al igual que tú Fabián.-

-Yo no tengo que perdonar nada, no me cae bien y jamás lo hará. Entiende que me quiso arrebatar a lo más que amo, a ti Irina.- Fabián miró con odio a Tom, el cuál aún seguía ahí parado con su cabeza agachada.

-Permíteme demostrarte, que no soy el hombre que conociste. Sí, amo a Irina... pero hice demasiadas estupideces y ahora lo estoy pagando viéndola con alguien más. Permíteme al menos... despedirme de ella. O solo hacer algo por ella. No debes tener miedo, Irina te ama. Aunque me duela aceptarlo, ella te ama.- sus ojos mostraban arrepentimiento. Veía la sinceridad en sus ojos.

Fabián se acercó poco a poco hacia él.

-Permitiré que te despidas, pero le haces algo y te mato ¿Me entiendes?- Tom asintió.

Me acerqué a Fabián y lo besé. Coloqué mis manos alrededor de su cuello y le permití la entrada a su lengua. Las cuales se conocían a la perfección. Fabián bajó su mano por toda mi espalda, hasta llegar a mi cintura. Recordé que Tom estaba presente y me alejé algo sonrojada.

-Ven, me imagino que deseas hacerte un tatuaje.. acompañame.-

Fabián tardó en soltar mi mano, estaba dudoso de confiar en Tom. Pero le mostré una sonrisa y se relajó. El fue en busca de otra persona para que le hucieran el tatuaje.

Seguí a Tom entre los pasillos. Para verse tan pequeño por fuera, tenía demasiados pasillos. Noté que habían personas teniendo sexo o drogándose.

-Irina, sé que eres muy curiosa pero deja de mirar así, te buscaras un gran problema.-

Me tensé un poco.. ¿En qué mundo se había metido Tom? Sé que el estaba metido en las drogas, pero jamás pensé verlo de esta manera.

Nos paramos al frente de una luerta color marrón. Tom abrió la puerta y pude observar el pequeño salón lleno de muchos colores. Tenía una camilla y algunas agujas y cosas para los tatuajes. En las paredes habían fotos de su familia, de su madre y lo más curioso fue que tenía una foto mía y de él cuando teníamos unos 6 años. Wow, jamás me esperé esto.

-Te puedes acostar, ya casi empezamos a haceete el tatuaje.- dijo poniéndose unos guantes.

-Tom, ¿Aún conservas ésta foto?- una sonrisa se formó en mis labios. Todo esto era muy hermoso. Recuerdo cuando me peinaban con dos coletas y mi pequeño fleco. Cuando era pequeña tenía muchas pecas, aún tengo pero de pequeña se notaban más. Tomo siempre fue un niño guapo y con una gran sonrisa. Éramos inseparables al igual que con Esteban.

-Claro que sí, cuando éramos niños, todo era hermoso. Eres una persona muy especial en mi vida desde que tengo memoria Irina.- dijo observandome.

Se acercó poco a poco hacia mí. Luego se arrodilló y tomó mi cintura. Juro que no podía moverme, ¿Porqué hace esto?

-Por favor, Perdóname Irina. No fue mi intención que pasara esto. Yo no sabía que estabas embarazada, lo juro.- aún seguía arrodillado y agarrado de mi cintura. Sentía que lloraba.

-Tom, levantate por favor. Esto no fue tú culpa. Mi bebé se estaba formando en un mal sitio, ella no resistió. Nada de esto es tú culpa.- lo levanté poco a poco hasta que nos miramos a los ojos.

-¿Ella? ¿Iba a ser una niña?-

Agaché mi cabeza y asentí. Tomo se acercó poco a poco y me abrazó. Me abrazó muy fuerte, ese abrazo que necesitaba desde hace mucho. No me mal entiendan, necesitaba un abrazo de Tom, mi gran amigo. Es como un hermano. Lágrimas bajan por mi rostro.

-Ya, todo está bien hermosa.- secó mis lágrimas. -Ven, ¿Que quieres hacerte? Esto va por cuenta de la casa y te juro que quedará espectacular.- sonrió.

Al fin llegó mi amigo, ahora me siento completa.

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora