Capítulo 3

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Llevo aquí media hora y el naco del mesero no quiere darme una cerveza.

-¡Oye bombón! Hagamos un trato.- dije mientras me recostaba del asiento y colocando mis brazos a los costados del mismo. El mesero me miró atento. -Te daré el mejor sexo de tu vida y tú me das todos los tragos que pida, ¿qué te parece?

-No lo creo.- su voz sonó ronca.

-¿Estás loco cierto? Oye mirame, soy una dulzura. Nadie me ha dicho que no.- me levanté de mi asiento y di una vuelta para que pudiera observarme.

-Pues lamento informarle que yo le diré que no. Respetece, si usted no lo hace nadie lo hará.- dijo y se marchó.

Me quedé en estado de shock. ¿Quién se creía ese imbécil? Yo soy como soy, y todos me respetan. Maldigo al naco ese, me dañó mi noche.

Para Esteban

-Amor, ¿nos podemos ir?

Tardó unos minutos y contestó.

De Esteban

-Lo siento dulzura, estoy ocupado.

Ughh solo esto me faltaba. Mi amigo gay teniendo sexo y yo parada como una idiota.

Al no tener más que hacer, decidí llamar a mi padre. No quería quedarme como una tonta, sola, sin nada que tomar y sin compañía.

-Papá, ¿podrías venir a buscarme?

-¿Dónde estás?- contestó rápidamente. -Ya salgo a buscarte.

Mientras le explicaba donde estaba vi pasar al naco del mesero por mi lado. Colgué y me acerqué a él.

-¡Oye Fabio!- grité.

-Me llamo Fabián señorita.- sonrió de lado.

-Como sea que te llames. ¿Qué rayos te sucede?

-¿De qué habla señorita?

-No quieras parecer un caballero ¿sí? Todos ustedes son iguales.- reí sin ganas.

-¿Quiénes?- preguntó sin entender.

-¡No te hagas! Ustedes los hombres, son todos iguales.- lo señalo frustrada. Parece que no entiende cuando le hablo.

-Lamento que piense de esa manera. Con su permiso, debo seguir con mi trabajo.- se marchó y me dejó con la palabra en la boca.

Observé como se alejaba y solo sentía rabia hacia él. Realmente era un idiota.

***

Mi papá había llegado, juro que tardó una eternidad. Me subí al auto y me quedé pensando. ¿Porqué ese naco me rechazó de esa manera?

-¿En qué piensas hija?- preguntó mi papá, sacandome de mis pensamientos.

-En nada papá, tonterías.

-Nada de lo que le pase a mi princesa es una tontería.

¿Princesa? Sí como no, soy una princesa que no sabe en que cama dejó su corona.

Llegamos a la casa, me despedí de mi papá y entré a mi habitación. Solo quiero darme una ducha y relajarme. Entré al baño, me quité la ropa y dejé que el agua bajara por mi cuerpo. No puedo creer que hoy no haya tenido sexo. Ojalá que un perro le muerda el pene a ese maldito mesero.

**************

Bajé a la cocina sin hacer mucho ruido, me moría de hambre. Me preparé un sándwich de jamón y queso. Me serví un vaso de leche y me senté a comer.

-Eres una cerda, hasta de noche comes. ¿No vez que comer de noche engorda?- dijo Raquel haciendo que me sobresaltara.

-¡Estúpida me asustaste! A mi no me importa, yo solo tengo hambre.- la miré mal y volví a mi delicioso sándwich.

Se burla.

-¿Sabías que dejar de comer es lo que engorda? Luego cuando te comas aunque sea una migaja de pan, subes el doble. Informate un poquito bombón.- le guiño el ojo.

Realmente nunca he entendido porque las niñas dejan de comer. Cuando es peor si lo hacen. Debemos cuidarnos, de manera sana y no dañarnos. Raquel es una de ellas.

Ella solo me observaba, sentía como su mirada se convertía algo fría y se marchó. ¡Idiota!

**************

Sentí mi celular vibrar.

De: Esteban

Buenos dias muñeca. ¿Cómo amaneciste? Yo, espectacular como siempre. Bueno espero que estés lista porque en 2 horas paso por ti.

Para: Esteban

Estoy durmiendo, ¿Qué quieres tan temprano?

De: Esteban

Mañana comienzan las clases, así que debemos comprar ropa nueva.

Rodé los ojos. Maldita escuela, maldita Raquel, maldito Esteban, y maldita la vida que no me deja descansar.


Capítulo Editado

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