Capítulo 37

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Me desperté gracias a los rayos del sol que entraban por la ventana. Sentía tanto dolor de cabeza. Puse mi mano en un lado de la cama, pero no sentí a Fabián. Me levanté y busqué en el baño, pero tampoco estaba. ¿Se habrá ido? Busqué mi teléfono y ya eran las 2 de la tarde. Dormí demasiado. Miré hacia la mesa en donde estaba mi computadora y vi una carta. ¿Será de Fabián? Tomé la carta y la abrí.

Buenos Días Irina. Tuve que irme muy temprano, porque no quería que tu papá pensara mal. O que tu madrastra o Sara me vieran. ¿Sabes? Te ves hermosa cuando duermes. A pesar de lo ocurrido en el parque, la pasé espectacular a tu lado.

Fabián xx

Sonreí instantáneamente al leer la carta. Aún sentía su olor en toda mi habitación. Jamás me había sentido de esta manera. Entré al baño y cepillé mis dientes, lavé mi cara y bajé a la cocina.

No había nadie así que busqué un vaso de jugo y lo tomé.

-Ughh, siempre se me arruinan las mañanas.- dijo Raquel toda despeinada.

Yo solo permanecí callada, no quiero discutir con nadie. Estoy muy contenta como para pelear por estupideces. Dejé el vaso en la mesa y subí rápidamente a mi habitación. Quiero ver a Fabián, necesito verlo. Busqué ropa en mi armario y me la puse. En ese momento suena mi teléfono.

Llamada

-¿Hola?

-Muñeca, ¿Dónde rayos has estado? Ya no me buscas para divertirnos. ¿Quieres ir al bar hoy?-

-Tom por favor, no empieces. No quiero salir a ningún bar, tengo cosas importantes. Si quieres te veo mañana y así vienes a comer.-

El solo me dijo que me vería mañana. Ya no siento la misma confianza que le tenía a Tom. Se a vuelto tan raro, tan obsesivo.

Bajé de nuevo las escaleras. Salí de la casa y caminé hacia la parada de autobuses. Por ahí pasan algunos taxis. Pasaron cinco minutos y un taxi se detuvo frente de mi. Me monté y le di la dirección de la casa de Fabián.

***

Ya habíamos llegado, le pagué al taxista y bajé. Toqué la pueeta de la casa y me abrió... ¿Raquel? ¿Y ésta maldita no estaba en la casa?

-¿Qué haces aquí?- pregunté.

-Tú ¿Qué haces aquí?-

-Raquel no seas tan imbécil, ¿Dónde está Fabián?-

Fabián salió rápidamente y me miró asombrado. Su cara parecía triste y cansada.

-¿Qué haces aquí Irina?- preguntó frío.

-Fabián, vine a verte. ¿Qué haces aquí con Raquel?- pregunté.

-A ti no te importa eso Irina. Ya debes irte.- dijo y cerró la puerta en mi cara.

¿Qué está pasando? ¿Porqué me trató así? Ayer estábamos tan bien. ¿Y que hace la imbécil de Raquel aquí? Por Dios, siento un dolor tan grande en mi corazón. No entiendo nada.

Me dirigí hacia un parque a tres casas después de la de Fabián. Esperaría a que Raquel se fuera para hablar con él. No le he hecho nada, no sé porque me trata de ésta manera.

35 minutos

Maldita sea ésta estúpida salió ahora. E estado aquí sentada por muchos minutos bajo éste sol intenso. Vi que Raquel se montó en un taxi y corrí hacia la casa de Fabián. Toqué la puerta y él me abrió.

-Irina ¿Qué haces aquí? Te dije que no quería verte.-dijo cortante.

-Si eres tan hombre como para correrme de tu casa, sé hombre y explicame que diablos te pasa. No te he hecho nada.- dije con un nudo en la garganta.

-¿Quieres saber qué es lo que pasa? Te diré Irina. ¿Yo era solo una apuesta cierto? Yo era otra víctima para ti. ¿Pues sabes qué? Ya no más Irina. Le doy gracias a Dios porque no caí en tu juego. Sí, no te niego que estás aquí y aquí metida.- señaló su cabeza y su corazón. -Pero ya no más.

-¿Eso te dijo la maldita de Raquel? Ella fue la que lo apostó y sí yo acepté, pero luego le dije que no. Ella me amenazó con decirtelo, así que le dije que la apuesta seguía en pie. Pero Fabián, yo estoy empezando a sentir cosas que nunca había sentido. Créeme por favor.- dije con mis ojos aguados. En ese instante sentí mi corazón undirse. La maldita de Raquel siempre a querido destruir mi vida, pero ésta vez no se lo voy a permitir.

-Lo siento, pero no puedo.- dijo y cerró la puerta.

Comencé a llorar, no sabía que hacer. ¿Qué pasará con el viaje? ¿Con mi cambio? ¿Con el futuro mío y de Fabián?

¿Saben? A la mierda todo. Hoy veré a Tom. ¿Fabián no me quiere creer? Pues que no me crea. Yo estoy diciendo la verdad, así que no le suplicaré más. ¿Hoy? Me iré a tener sexo con Tom, guste a quien le guste.

¿Porqué ser tierna cuando a nadie le importa tus sentimientos?

También existen chicas malas |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora