Capítulo 31

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¿Que está qué? Esto no está pasando. ¿Verdad?

-¿Qué dices?- pregunté nerviosa.

-Sí Irina, me estoy enamorando de ti.- me miró como solo el sabía hacerlo.

¿Se está enamorando de mi? Pero si hace poco me odiaba. Recuerdo que me a hecho enojar muchas veces. Esto debe ser un mal chiste.

-¿Estás bromeando cierto?- dije.

-No, no lo estoy. ¿Qué pasa Irina? ¿No te gusto ni un poquito?- cogió mis manos y me estremecí ante tal acto.

Nunca lo había pensado. Jamás me he enamorado de nadie.

-Mesero, debo ser sincera contigo. Jamás me he enamorado, todo lo que he hecho con los hombres que he conocido a sido solo sexo. No quiero mentirte. Sí, no te niego que siento algo por ti que por nadie he sentido pero juro que no sé que es. Y hasta que no descubra que es, no quiero darte falsas esperanzas. Además casi no nos conocemos y el tiempo que hemos hablado casi todo a sido peleando.- sonreí. -Contigo la paso bien a pesar de que la pasemos peleando. Pero ahora necesito pensar en mi y en mis heridas. Quiero cambiar y olvidarme del sexo, será un reto.- suspiré.

-Te entiendo Irina. Yo te ayudaré, nada es imposible. Juro que no te dejaré sola. Y bueno, haré que te enamores por primera vez. Eso te lo aseguro.- sonrió y entró a la casa.

Por Dios. Sentí un cosquilleo cuando dijo eso. ¿Pero porqué? Sí, el mesero está buenísimo. Pero jamás he sido mujer de un solo hombre. Debo aprender a amar de verdad. ¿Cómo se sentirá?

Entré a la casa y Rosa estaba acostada con su madre.

-Ven Irina, ayúdanos.- me dijo Rosa.

Entré algo tímida. ¿Desde cuándo me siento así? Creo que estar con la familia de Fabián me está afectando el cerebro.

-¿En qué les ayudo?- me senté al lado de ellas. Fabián no estaba y el esposo de Rosa tampoco. Así que creo que somos solo mujeres.

-Bueno querida, estamos escogiendo un nombre para mi hijo o hija.- contestó Rosa.

-Mi hija aún no sabe el sexo del bebé, pero quiere estar preparada. ¿Qué nombre crees que debamos escoger?- dijo Hilda.

¿Nombre? ¿Me preguntan a mí? Jamás he pensado en un nombre de bebé y mucho menos en tener un hijo. El planeta se está volteando.

-Emm, jamás lo he pensado. Tal vez puedes unir tu nombre y el de tu esposo.- le dije a Rosa.

Ella se quedó pensando por unos minutos. Tal vez mi idea no sea tan mala ¿O sí?

-Creo que es buena idea. Si es niño, puede llamarse Mauricio. Creo que es bonito ¿Qué creen?- Hilda y yo nos miramos. Mauricio se escuchaba bien.

-Mauricio es lindo.- dije.

-Bueno, si es niño Mauricio será. Ahora falta el nombre de la niña.- dijo Rosa.

-¿Nombre de la niña? No lo necesitan, mi sobrino será un niño.- apareció Fabián.

Yo lo observé por unos minutos. ¿Y a éste quién lo había invitado?

-¿De qué hablas? Desde niño te gustaban las bebés. Decías que cuando crecieras ibas a tener seis hijas.- rió Rosa. Y yo la seguí.

¿Seis hijas? Éste hombre es algo raro. Vi como las mejillas de Fabián tomaban un color rosa.

-Es cierto, pero solo quiero que mis hijas sean niñas. ¿Mi sobrino? Será varón para cuidar de sus primas.- sonrió de lado y me miró.

Jamás pensé que el mesero fuera tan tierno. Eso fue muy lindo de su parte, éste hombre es una caja de sorpresas.

-Mi hermano siempre a sido tan tierno. Pidele a Dios que sea un niño, porque su papá también lo desea.- Rosa volvió a sonreír.

Siguieron buscando nombres de niños. ¿Porqué estaban tan seguros de que sería niño? Yo solo me quedé callada escuchando lo que hablaban. La mamá de Fabián iba y venía con fotos del mesero cuando era bebé. Debo aceptar que era muy tierno. Su madre me contó que caminó por primera vez a los dos años y que su primera palabra fue arroz. Me causó mucha risa. El mesero solo se tapaba los oídos para no escuchar más. Se ve tan lindo cuando está nervioso. ¿Qué? ¿Pero qué estoy diciendo?

-¿Te causa gracia mi ternura?- preguntó Fabián acercándose a mi oído.

-¿Qué? ¿De qué hablas?- pregunté aturdida.

-Te estás riendo de mi, no soy ciego pecas.- dijo riendo.

¿Pecas? ¿Pero qué carajos?

-¿Qué demonios te pasa? ¿Y ese nombre tan feo de dónde lo sacaste? No te permito que me vuelvas a llamar así.- dije.

Sé que reaccioné mal. Pero por favor, ese nombre no me gusta.

-Tranquila pecas. No puedes negar esas hermosas pecas que tienes. Ese será tu nuevo nombre de mi parte pecas.- me guiñó un ojo y se fue.

Sí, se fue dejándome sola en la sala. Aveces se comporta como un idiota. Si me vuelve a llamar "pecas" LO CASTRO.

-Irina quiero darte algo.- me sorprendió la mamá de Fabián.

-¿Disculpe?- dije confundida.

-Sí cariño, es un anillo.-

-¿Disculpe?- volví a decir. Ésta vez asustada.

-No te asustes querida, no es lo que piensas. Me inspiras confianza y eres una niña muy hermosa. Compré este anillo hace meses, pero jamás lo usé. Y bueno Rosa ya está casada así que te lo doy a ti. Es solo un regalo querida.- sonrió. Me entregó el anillo y se marchó.

Wow. Ésta señora es todo un amor. El anillo está hermoso. Creo que ser parte de esta familia en un futuro no estaría nada mal...

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