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Las empleadas llamaron al almuerzo y nos dirijimos al comedor exterior, el día si está muy agradable, la brisa está fresca y todo se siente en paz al ser la propiedad tan grande y no tener vecinos.

Durante la comida solo escucho a Aaron hablar animadamente con su padre temas de "Hombres" en los cuáles su madre o yo, no participamos ni por error.

— Dasha luego de la comida me acompañas que te mostraré algo — me dijo amablemente la sr white.

Casi me atraganto con la comida al escucharla.

Igual no me fio mucho de las intenciones de la señora, teniendo en cuenta que es una arpía.

Aaron fijó su mirada en advertencia, de modo que puse mi mejor sonrisa y le acepté a la arpía su invitación.

Al terminar de comer nos levantamos todos, Aaron y su padre por un lado, mientras yo subí a la segunda planta con su madre.

Entramos a la habitación principal, ella entró al clóset y salió con una cajita.

— Dasha hija, fuera de las diferencias que hemos tenido por tu comportamiento me veo en el deber de instruirte ya que serás la persona que estará con mi hijo— dijo al tiempo que se sentaba en la cama.

Aquí vamos...

— No tengo porque mentir o hacerme la agradable contigo, me desagrada totalmente tú procedencia, eres hija de una mujer que perjudicó y manchó un buen apellido, no quiero que eso suceda con el mío, te sugiero pisar despacio porque Aaron me tiene a mí para guiarlo. — ahg esta mujer me da pena y asco, es una vívora. — Tú no eres Digna de mis afectos pero haré lo posible y lo imposible por educarte y hacerte digna del apellido white.

— ay porfavor sra, usted sabe que al último hombre que escogería sobre la faz de la tierra sería a su hijo— dije interrumpiendo su discurso — y si de mala educación hablamos déjeme decirle que la educación de su hijo deja mucho que desear, es un patán, violento, maltratador, acreedor del título de mal hombre y — no concluí mi discurso de odio cuando sentí el impacto de su mano a mi mejilla, por instinto me tomé la mejilla, me pica por el golpe.
La miro dándole una mirada cargada de odio, pero ella sigue.

— eres una muchachita impertinente, ojalá pudiera hacer algo por detener tu unión con mi hijo.— dijo llena de ira.

— y yo se lo agradecería mucho — contesté sinceramente.

No es por capricho mío como todos creen, éste matrimonio solo me trae perjuicios, pronóstico que será terrible, yo no pretendo aguantar y soportar a Aaron por siempre, pero al final es lo que me va a tocar, no puedo detestar más el hogar dónde nací y mi madre que prefirió morir y dejarme sóla con estas personas.

La Sra White suspiró sacándome de mis cavilaciones, bajé la mano que aún sostenía mi mejilla y fijé mi mirada que antes estaba hacía la nada  en ella.

Abrió el cofre que había sacado del clóset y sacó una cadenita delgada.

— dame tu mano Dasha — extendí mí mano a ella y puso la pulsera en mí muñeca, tenía una w como dije.— éste pulso es una prenda familiar — dijo suavemente, acariciando mi muñeca— mí suegra me lo puso un mes antes de la boda y hoy es mi turno de dártelo a ti — mis ojos se salieron de las orbitas, un mes.... Un mes para la boda.... Creí que tendría más tiempo, ¿porque? Aceleraron la boda, volví en mí cuando ella habló— éste es tu compromiso con los white, sé la dama que tu esposo necesita, la mujer que edifica su hogar, atiende sus necesidades y enorgullecelo con una descendencia bien instruida. — terminó de decir y soltó mi mano.

Tomé mi muñeca, sintiendo esa fina pulsera, no quiero esto, quiero gritar, salir corriendo.

La mano de la madre de Aaron pasó por mi mejilla, secando las lágrimas que no sabía que bajaban, las posibilidades de una vida de desgracia infinita llegan a mí como una pelicula, se que nunca seré feliz y odio esto.

— yo no quiero esto...— dije rompiendo en sollozos, cubriendo mi rostro con ambas manos.

Mi destino no puede ser este, Tan miserable.

Estar a su lado solo como un mueble, me hundira en su oscuridad, me hará infeliz día con día.

Creí que tendría más tiempo para vivir, aunque no lo este haciendo de la mejor forma.

— deja de llorar ya, ni que te fueses a casar con un demonio — dijo fastidiada.

— no, pero casi — murmuré.

— mí trabajo contigo va a ser difícil, tu abuela no te educó a caso?.

La ignoré y me levanté de allí, salí y busqué la habitación que me asignaron, me tumbé en la cama nada más entrar.

Presioné mi cabeza en la almohada y grité con toda mi capacidad vocal.

Unos golpes leves en la puerta me devolvieron a la realidad, está se abrió y resonaron unos pasos.

— Mi madre me dijo que habló contigo y no salió muy bien—sonó la voz de Aaron— quiero ver que estés bien.

Escuché que volvió a cerrar la Puerta pero sonó el seguro.

Saqué mi cabeza de la almohada para ver, Aaron se acercó despacio a la cama y se sentó a mi lado, tomó mi muñeca en su mano y me atrajo a él, acarició la muñeca portadora de su prenda familiar y sonrió de lado.

— confieso que no creí que este día llegaría princesa — dijo burlesco.

Intenté retirarme de él envano porque me sujetó con más fuerza la muñeca con la pulsera, besó mi cabeza.

— ya falta muy poco para que seas mía, no podrás negarme nada— dijo pasando su mano libre por mi cuerpo.

Me entremecí ante sus palabras y su tacto, es cierto que no lo podré evitar y el solo pensarlo me enferma.

Yo estoy muda ante esta situación porque nada puedo decir que cambie esto y si lo hago puede ser para peor y honestamente ya temo las reacciones de Aaron.

— ponte ropa de montar iremos a dar una vuelta. — dijo para soltarme e irse.

Quedé con el corazón colgando en un hilo, estoy prácticamente desnuda, él bajó mi brasier de baño, las lágrimas volvieron a fluir con mas intensidad y el asco me revolvió hasta obligarme a vaciar mi estómago en el toilette.

Me senté en el piso del baño deseando enterrarme allí, pero evidentemente eso no es posible así que reuniendo mí fuerza me dí una ducha rapida y me vestí.

Anduve despacio hasta los establos y allí los encontré a todos.

— ten, ya está listo — dijo Aaron pasándome el lazo del caballo que siempre monto cuándo vengo aquí.

Acaricié el pelaje del animal suavemente, para después subirme con ayuda de Aaron.

Todos se montaron en sus caballos y comenzó un paseo lento por toda la hacienda, los terrenos son muy amplios y verdes, el sol está radiante y la temperatura es refrescada por la brisa, este sería un paraíso sin las personas que me acompañan.

Así pasó el tiempo y volvimos para tomar el té, cambiarnos e irnos.

Los padres de Aaron se fueron primero, mientras yo me quedé en la sala a esperar que Aaron bajara.

Cuando lo hizo pasó directamente a la salida y subió en su auto, yo lo seguí e hice lo mismo, no puedo evitar que me den náuseas al tenerlo tan cerca después de lo que sucedió hoy.

Aaron puso el auto a andar y mi mente me torturó todo el camino de regreso.

El auto pasó las rejas altas que rodean la propiedad de mis abuelos y aparcó frente a la casa.

— Antes de que bajes — dijo tomándome de las mejillas y dejando un beso en mis labios. — Ni una palabra respecto a lo de hoy— amenazó— solo te harás quedar mal como la vez pasada y complicaras más las cosas —   asentí que caso tiene negarme si el tiene razón, las cosas para mí siempre terminarán mal, aunque él tenga la culpa.

Bajé del auto y entré a la casa, subí directamente sin saludar a nadie.














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