Boda

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Las semanas se escurrieron entre mis dedos como agua... el tiempo transcurre a prisa cuando menos queremos, en un abrir y cerrar de ojos estoy aquí...
En la habitación de un hotel, cercano al sitio de mi desgracia.

— Dasha te ves preciosa — expresó Annethe con lágrimas en los ojos.

No he puesto mucha atención a todo lo que me han hecho, las estilistas y  maquiladoras van de un lado a otro y ponen sus manos sobre mí, sólo me he dejado hacer.

Ya estoy dentro del vestido, peinada y maquillada, mi cabello azabache cae en ondas sobre mi espalda hasta mi cintura, con el velo que se ajusta con la tiara en mi cabeza y va de está Hasta unos metros tras de mi.

Veo mi reflejo en el espejo y sí, me veo bonita, pero no puedo evitar sentir ganas de derrumbarme y pedirme perdón por todo lo que tendré que permitir, por todo lo que tendré que soportar.

No puedo llorar.... Pero llevo un río de lágrimas corriendo por mí alma, el día de mí boda debería ser feliz y con una persona que ame.

Evidentemente las circunstancias son otras...

La Sra White se acercó a mí y dejó colgando en mi cuello otra prenda familiar, como si no fuese suficiente ya con la pulsera que cuelga en mi muñeca.
La miré y en "agradecimiento" asentí suavemente con la cabeza.

— permítanme estar a solas con la novía y mí futura hija — solicitó la sra White y todos se retiraron incluída mi abuela.

La sra white tomó mis manos entre las suyas y en su rostro dibujó la mejor expresión de cariño que pudo.

— Dasha... Yo quiero que comprendas que en mí hay el amor de una madre.
que solo quiere ver bien a sus hijos.... Eso te incluye a ti, que en un par de horas lo serás...— dijo suavemente — el matrimonio no será nada fácil, pero yo estaré a tu lado para guiarte y facilitar tu camino — en este punto me siento más abrumada, siento que estoy entrando a un nido de serpientes o de psicópatas, ésta mujer frente a mí, está hablando con toda la dulzura que puede, pero sus palabras solo son aviso de mi destrucción. — hoy sé dulce, delicada y amable, verás como todo irá bien—apretó un poco más mis manos, hasta el punto de casi doler —sí te sales de esos parámetros habrá consecuencias. Después hablaremos de tu noche de bodas — finalizó con tono un tanto amenazador.

Asentí e inevitablemente una lágrima escapó de mi ojo.

— ohhh no, no llores querida, arruinaras el maquillaje— dijo secandome a toquecitos con un pañuelo.

Asentí y ella salió de la habitación, inmediatamente ingresaron las ayudantes y me condujeron hasta el elevador, el momento ha llegado y mi nerviosismo aumenta.

Bajamos a los parqueaderos del sótano y una limusina negra estaba esperando, me ayudaron a subir y comenzamos la marcha al sitio de la boda.

Llegando a la imponente catedral, me ayudaron a bajar, el piso desde las escalinatas de afuera llevaba una alfombra conduciendo al altar.

Bratt se acercó a mí y me tomó por los hombros, me miró por unos instantes y se acercó a mi oído.

— no te entregaré yo, querida nieta... — susurró en mi oído.

Se apartó dejando ver a Erick con una expresión fría en su rostro.

Sí, esto para Bratt también es una forma de castigo, está torturandonos porque sabe que prefeririamos no realizar esta boda.

Agarró el brazo de Erick y lo unió al mío, nos tomó a ambos de los hombros dándonos un ligrero apretón  y se hizo a un lado.

La marcha nupcial comenzó a sonar, comenzamos a subir lentamente las escalinatas, al llegar arriba pude apreciar el pasillo hasta el altar donde por supuesto espera Aarón con una sonrisa perfecta en el rostro, las bancas son ocupadas por personas desconocidas, podrían ser familiares de Aarón, parientes míos que desconozco e incluso socios de las empresas y accionistas.

DashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora