Sólo míos

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—Te veías preciosa hoy.... Lástima el imbécil que te acompañaba— escuché el murmullo de su voz en la oscuridad de mi habitación.

Sus pasos se acercaron cuidadosamente hasta ser iluminado por la lamparita en mi mesita de noche.

— Si, es una pena que no fueras tú. — le conté con tristeza.

El comenzó a quitarse la ropa como usualmente lo hacía y se subió a la cama metiendose bajo las frazadas y me atrajo a su cuerpo pegando su pecho tibio a mi costado y aspirando el aroma de mi cabello.

Giré mi cara para mirar su rostro directamente y me percaté de su pómulo lastimado.
Con cuidado llevé mi mano hasta esa zona y lo rocé con delicadeza usando la yema de mis dedos.
Él hizo una mueca de dolor y de inmediato retiré mi tacto.

— ¿Por qué? ¿Hiciste algo mal?

— Sí, llegué tarde a la empresa y tuvo que posponer una reunión con unos accionistas importantes...— susurró.

Todo fue por quedarme dormida,
Bratt puede ser muy estricto y violento cuando las cosas no salen como él las preveé.

— Lo siento Eric, es mi culpa — le dije apenada.

— Lo es, fuiste una tonta — dijo con una media risita.

Le dí un puñete en broma

— Y más encima me agredes.... Contigo no se puede — dijo haciendose el ofendido.

— Tontuelo...

— como te fue hoy en la universidad?— dijo cambiando el rumbo.

— más o menos, por culpa de Aarón, Liz no me habla — hice una mueca de tristeza.

El me apretó con mas fuerza y me escondí en su cuello sintiendo su piel y su aroma varonil, soltó un suspiro de cansancio.

— creo que Aarón es y será un grano permanente en nuestro culo— dijo fastidiado, reí entre dientes por la comparación — Bratt me informó que yo tomaré posesión de la presidencia de la empresa, ya se quiere retirar y esperará a después de tu unión con los White — comentó con decepción.

Eso se veía venir a ambos nos estaba preparando para servir a la empresa de cualquier forma.
Eric al ser mayor que yo por 8 años, tiene 28, ya ha terminado hace mucho su carrera en gerencia y administración de empresas, es especialista en finanzas y magister en negocios, siempre ha trabajado en la empresa con el abuelo.
Yo estoy cursando mi carrera de administración de empresas pero dudo que la termine despues de todo y si la termino quien sabe si la ejerza, mi pensamiento es luchar por eso pero dada la situación está en veremos, para el abuelo sirvo más como moneda de canje.

— Es triste que jamás podamos hacer realmente lo que queramos — dije trazando líneas en su pecho con mis dedos, harta de la situación.

El me dió un beso en la cabeza y yo simplemente me permití cerrar los ojos por ese instante y sentir todo su amor.

— Para mí lo más triste tener que verte casada con ese inútil y no poder hacer nada — dijo con impotencia
lo rodeé con mis brazos y lo pegué aún más a mí.

Nosotros nunca podríamos estar juntos a la luz pública, nunca podríamos tener una relación o formar una familia normal.
Nos asquea tener que ser familia.

Siempre imaginamos nuestras vidas, queriendo ir a otro lugar dónde no nos conozcan, estar juntos sin que sea prohibido o mal visto, huir de ellos, huir de ser unos Johnson.

— cómo me habría gustado que hoy lucieras hermosa para mí únicamente— susurró en mí oído, respirando pesadamente.— qué fueras mi mujer y no la de otro — completó con tristeza.

Las lágrimas corrieron por mis mejillas.
A mí también me gustaría, daría todo porque sucediera.

— Eric prométeme que ni aún casándome te alejarás de mí, prométeme que seguiremos siendo especiales el uno para el otro— le exigí entre lágrimas.

— Te lo prometo peque, nunca nadie estará por encima de tí, pero promete que tu también me darás el primer lugar a mí — exigió devuelta, asentí aún llorando silenciosamente.

Sé que llegará el día que él se tenga que casar aunque me duela como le está doliendo ahora a él.

El bajó la mano hasta mí vientre, levantó la tela que lo cubría y empezó a acariciarlo suavemente de forma circular.

— Quiero que este vientre solo albergue hijos míos Dasha... aunque lleven su asqueroso apellido — pegó su frente con la mía y nuestras respiraciones calientes se mezclaron, mi corazón se detuvo.

Su tacto en mi vientre me manda pulsaciones eléctricas y mi garganta se secó ante su petición, hasta mis lágrimas se habían detenido.

¿Cómo podríamos hacer algo así? Sonaba a locura, no puedo si quiera pensar en engañar a los White de esa forma.

— E-e-eso es algo... Impo.. — tragué saliva duramente sintiendo sus dedos clavarse donde habían estado dando caricias— No... No... Eric — susurré temerosa.

Él se subió rápidamente sobre mí y apresó mis manos colocándolas sobre mí cabeza.

— A caso prefieres llevar los hijos de él? — preguntó con enojo directamente en mi rostro— es eso Dasha!? — continuó levantando un poco la voz pero no lo suficiente para ser escuchado fuera.

Negué, no quiero tener hijos de ese imbécil, pero es una locura lo que Eric me está pidiendo y sé que en el fondo lo sabe, sabe que esto es una mala idea.
Tragué duramente ante su mirada recorosa tratando de coordinar bien lo que iba a decirle

— Sabes de sobra que lo último que quiero es tener una familia con Aaron, pero tampoco podría hacer lo que me pides..... piensa un poco, si se dan cuenta no saldría bien, comprende que lo que me pides es una sentencia de muerte. — le dije temblorosa.

Él negó, Cuando a Eric tiene algo en mente es difícil hacerlo cambiar de idea.

— Sólo míos Dasha— dijo amenazante.

Bajó nuevamente sus manos a mi vientre desnudo apretando, todo mi pijama habia quedado enrollada bajo mis senos.

Repartió besos desde mi boca hasta llegar a mi vientre besándolo con ternura como si allí ya hubiera un bebé.

Tomé sus manos con las mías y lo volví a atraer a mí para que se recostara nuevamente.

Él quedó observando mi mano, específicamente el anillo.

— Necesito que te quites está cosa cuando estemos solos, en este preciso momento eres mía no de él— dijo despectivo, sacándome el anillo de compromiso.

Asentí dándole la razón y le pedí el anillo para ponerlo en la mesita.

— esta bien, pero Ya vamos a dormir por favor. — le dije tiernamente dando un beso en sus suaves labios y le dí la espalda.

— Está bien nena, fue un día largo — dijo acomodándose a mi lado y rodeandome con sus brazos, dejó puesta una mano sobre mí vientre haciendome sentir incómoda, no va a ser fácil que renuncie a eso.

Miré el reloj en mi mesita marcando las 4:32 Am definitivamente ya habíamos perdido muchas horas de sueño y a las 8 am tenía mi primer clase del día.































DashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora