Recuerdo una vez, en mi decimosexto cumple años, había despertado ese día con un humor de perros porque mi muy desconsiderado padre había decidido empezar la fiesta la noche anterior, sin la cumpleañera y con dos chicas en su habitación, digo, tenía la edad suficiente para saber lo que hacía en sus fiestas, la música y los gemidos no me habían dejado dormir, tenía una pinta horrible al verme al espejo, sumándole las hormonas adolescentes a una persona con una percepción y sensibilidad mayor a la mayoría de las personas, no era una buena combinación.
Toqué fuertemente la puerta de la habitación de mi mejor amigo se podría decir que la habitación de invitados se había vuelto suya.
Solo esperaba por el bien de mi salud mental que no se hubiera unido a la fiesta nocturna de mi padre.
Mi mejor amigo abrió la puerta de su habitación con rostro adormilado, aún conservaba ciertos rasgos de la niñez, su cara adolescente todavía estaba un poco redondeada y su cuerpo aún era el de un adolescente desgarbado y flacucho.
-¿Qué tú también tienes a un par de chicas metidas en tu habitación? - le dije en tono molesta, sabía que no debía de sacar mi mal humor con él, ya que el rubio no tenía la culpa de que mi padre fuera un tipo que no podía dejar su aparato reproductor en sus pantalones.
-Feliz cumpleaños bonita - Blake me envolvió en un abrazo, transmitiendo calma por medio de la conexión que teníamos, a lo que solo medio gruñí - te conozco ¿Qué estás planeando?
Con una media sonrisa, le mostré las llaves del Aston Martin de mi padre, uno de sus autos preferidos.
-Vístete gordo que nos vamos de paseo.
Una hora después con Blake a mi lado iba manejando por las calles de Seattle y tomando directamente de una botella de tequila que le había robado a mi padre de su mini bar.
Íbamos cantando "highway to hall" de AC/DC recorriendo las calles de Seattle cuando de repente se nos atravesó, juro que salió de la nada un poste.
Mierda, había chocado de frente con un poste, el impacto no había sido tan fuerte como para soltar las bolsas de aire pero si lo suficiente para escuchar un chirrido que no sonaba nada bien, joder había chocado el auto favorito de mi padre.
En ese momento sentí lo que era el miedo, justo el mismo sentimiento que tenía cuando tenía enfrente a Stefan.
-Valentina ¿Qué haces aquí? - preguntó el castaño viéndome confundido y a la vez molesto.
-Venía a buscarte para que me acompañaras a la reunión, pero en ese momento se fueron todas las luces - dije como si no me latiera el corazón a toda velocidad, como si no sintiera que estaba transpirando por todos lados.
Con ambas manos detrás estaba haciendo mi jugada.
-La asamblea comenzó hace casi una hora - dijo fríamente como quien ha atrapado a un niño con las manos en la masa.
Rasqué mi cabeza en un movimiento inocente como quien no se da cuenta de las cosas, con un movimiento sutil pero que destilaba seducción, moví mi brazo derecho donde tenía un reloj de pulsera.
-Rayos, se me ha movido la hora de mi reloj, lo traigo una hora atrasado entonces - dije como si nada, haciéndome la inocente, camine hacia Stefan pasando una mano por su dorso y mostrándole el reloj.
Efectivamente mientras hablábamos Stefan y yo había movido el reloj de pulsera, atrasando una hora, plan perfecto, improvisado pero había dado resultado.
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Cronicas de La Academia. Libro 1. Descubrimiento.
Teen FictionValentina Adams es una joven de 21 años, recién egresada de la Academia de agentes especiales, academia secreta encargada de reclutar y entrenar a jóvenes con algún talento especial, demasiados persuasivos, perceptivos, que podían fácilmente jugar c...