Capítulo 40.

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La voz de la Doctora Watson interrumpió el íntimo momento entre mi mejor amigo y yo, maldije entre dientes, esa mujer se estaba convirtiendo en un dolor de cabeza para mí. 

—Niña ¿Que haces aquí? — Voltee a ver a aquella mujer, en bata blanca, unos anteojos de media luna cubrían sus ojos verdes, su ceño fruncido era la clara muestra de molestia — Te dije que tenías que descansar Valentina.

—No me iba a quedar acostada sin saber qué pasaba con mi mejor amigo — conteste de mala manera, retándola con la mirada, no me iba a dejar intimidar por aquella mujer.

La ira invadía los ojos verdes de la doctora Watson, su mentón rígido, era la clara indicación de que estaba en muchos problemas. 

—Te vas ahora mismo a tu habitación y si tengo que amarrarte a la camilla para que te quedes quieta, pues lo haré, aquí no está tu papá para que hagas lo que quieras mocosa, estás delicada, te salve la vida.

—No hables de mi padre — susurre en voz baja — no tienes algún derecho de mencionarlo y en cuanto pueda pagarte esa deuda quedaré más que feliz, para no deberte nada. 

No sabía por qué, pero aquella mujer sacaba lo peor de mí, éramos tan parecidas en carácter que a la menor provocación chocábamos como dos bolas de colisión. 

—Tu padre te mando conmigo, ¿No? Sus razones tenía, pero no sabía que iba a encontrarme a una mocosa malcriada ¿Dónde quedaron tantos años de estudio en La Academia? 

La mirada ojiverde de Ashley era intensa, fría y cínica, mientras yo ardía en ira, podía sentir la energía de Blake, como diciendo "calma, Valentina, calma". Pero no podía, quería golpear algo, gritar. 

— Nada de mocosa malcriada, que tengo 21 años — gruñí cruzando mis brazos — solo por Andrew estoy aquí, por las respuestas que me prometió, porque tú me ayudarías a acabar con Nueva Era y Dimitri. 

—Aquí no Valentina, lo mejor será que te vayas a descansar a tu habitación, no estas física ni mentalmente lista para el paso que sigue — dijo con voz fría y distante, su mirada penetrante — primero terminar de recuperarte y no quiero que vuelvas a salirte de tu habitación. — finalizó con un deje de dureza en su voz.

—No eres quién para darme órdenes — sosteniéndole la mirada, le conteste, una guerra de miradas entre ambas, sus ojos verdes contrastando con mis ojos grises. 

Voltee a ver a mi mejor amigo, verlo vivo, ya era algo que me tranquilizaba, mordiendo mi labio inferior, pose mis manos en las ruedas de la silla de ruedas, para dirigirme hacia mi habitación, en cuanto salí de con Blake, un par de enfermeros ya estaban ahí, llevándome lejos de mi mejor amigo. 

La herida se había abierto con los esfuerzos de la noche anterior, el joven que había visto cuando desperté, estaba encargándose de volver a suturarla, era muy rubio, sus ojos azules demostraban mucha inocencia, sabía que era un golpe bajo lo que haría, pero tenía que saber a qué me estaba enfrentando.

—Dereck ¿Cierto? — mencioné haciendo referencia a su nombre en el gafete que portaba el joven —muchas gracias por esto, lo siento por haberme abierto los puntos... 

—Entiendo, estabas preocupada por tu novio ¿No? La doctora Watson se puso fúrica, suele ser una persona muy tranquila, pero cuando llega alguna emergencia o algo que le importe, cambia totalmente, le sale su carácter — sonríe el rubio, mientras vuelve a suturar los puntos que se abrieron mientras iba al cuarto de Blake, suelto un suspiro por dentro, no me duele, no mucho, estoy acostumbrada a cosas peores, lo que si me duele, es lo que estoy a punto de hacer, pero necesito jodidas respuestas.

—Blake no es mi novio, es mi mejor amigo — lo corrijo con voz dulce, mientras me recuesto en la camilla, viendo hacia el techo — ¿Hace mucho conoces a la Dra Watson? Hablas de ella como si así fuera. 

—Pues parecían... Olvídalo. - puedo observar el color carmesí en el rostro de Dereck, es muy blanco, se puede casi transparentar — La doctora Watson llego al pueblo, cuando yo tenía como unos 6 años, lo recuerdo bien, porque me había fracturado la pierna al caer de un árbol y el hospital está bastante retirado de aquí, nosotros somos un pueblo bastante alejado de la ciudad, si te das cuenta y el ir hasta allá, supondría mucho tiempo y dinero, mis papás estaban viendo como ir cuando llego la Dra. — se queda un momento en silencio recordando aquello y sonríe - ella tenía las cosas para poder curarme, me enyeso la pierna, me curó y desde ese entonces las cosas comenzaron a cambiar aquí en el pueblo, no me preguntes como, pero ella fundó este hospital, poco a poco comenzó a traer los recursos para hacerlo he innovado el pueblo, yo fui a la universidad de la capital, gracias a su apoyo, confió en mí, me oriento para el examen y conseguí una beca, en lo personal, prefiero el pueblo que la ciudad grande y aquí hace falta tanto apoyo, que preferí quedarme aquí, somos autosustentables, por lo cuales no necesitamos de muchos lujos, solo el hospital es lo más moderno que encontraras aquí. 

Asiento a las palabras de Dereck, casi termina con su trabajo y suelto un suspiro, poca información de la doctora, solo que llego hacía unos ¿12 años? Por lo que puedo observar de Dereck, diría que es menor que yo.

—Oye Dereck y ¿Qué edad tienes? Digo, para ya trabajar aquí como enfermero o médico... Ya haber estudiado la universidad y todo eso. 

El rubio vuelve a sonrojarse, poniendo la venda sobre mi vientre plano, tirando el material que ya no necesita y quitándose los guantes, su sonrisa es bonita y a la vez aniñada, inspira mucha ternura. 

—Tengo 24 años, pero muchos dicen que aparento menos edad, hace 19 años llego la Doctora Watson, en ese tiempo se construyo el hospital y muchas cosas más, nos ayudó muchísimo a combatir enfermedades de todo tipo, tiene su propia casa, pero se la vive aquí en el hospital, es una mujer muy solitaria, no se le conoce familia ni nada, lo siento, vas a creer que soy un cotilla.

Analizó todo lo que me dice Dereck, guardando cada información en mi mente, todo funciona y mi cabeza comienza a doler, quiero creer que por el medicamento, la anestesia y no por lo que me ha dicho, esté jodido presentimiento que tengo... No me gusta.

—Nada de eso, me has ayudado a distraerme, ni sentí cuando terminaste de suturar los puntos, gracias... Y si te ves más joven que la edad que aparentas. Tuviste suerte con tus genes.

El rubio me regala una sonrisa, antes de salir por la puerta y despedirse, diciendo que vendría más tarde, mientras en mi cabeza se van uniendo todos esos cabos sueltos. 

El resto del día pasa entre chequeos, medicaciones y dormitar, necesito recuperar energías, la comida que nos dan, no sabe a comida insípida de hospital, al contrario, sabe muy buena, pocas veces había probado comida tan ... Natural.

Casi al llegar la noche, vuelvo a ver a la Dra Watson, pasar por mi habitación, revisar los chequeos y medicamentos, para después verme con sus ojos verdes, tras sus anteojos de media luna. 

—Al parecer hoy si estás haciendo caso Adams y no estás saltándote mis reglas — me dice de una manera que todo mi cuerpo reacciona el querer contestarle, pero me contengo, ahora tengo más información de ella y solo quisiera saber ¿Qué sucedió para que una mujer tan brillante como ella, terminara en un lugar así? ¿De dónde conoce a mi padre? ¿Por qué Andrew me mandaría hacia allá? 

—Necesito reponer fuerzas, usted lo ha dicho - contesto mordazmente mientras muerdo mi labio inferior para no decir lo que realmente quiero — ¿Cuándo vamos a hablar de negocios? 

La Dra Watson acomoda sus anteojos en su nariz, mientras me observa con esa mirada tan penetrante y tan fría, a cualquiera le asustaría e impondría, pero no a mí, yo que he estado bajo peores tipos de presión. 

—Cuando se recuperen bien, a ti te doy una semana, pero tu amigo, le tomará tiempo, su pierna... Sufrió graves heridas, necesitara recuperación y terapia, en lo que corresponde a las demás heridas, sanara. 

Escuchar de Blake solo hace que trague grueso, cierre mis ojos y que la culpa me invada completamente, solo quiero llorar, pero no puedo darme ese lujo. 


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⏰ Última actualización: Aug 10 ⏰

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