Capitulo 38.

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En cuanto dije aquellas palabras, una ronda de disparos se escucharon desde las metralletas que salieron del auto que se nos había emparejado, el miedo se apoderó de mí por un instante, temiendo morir en un vano intento de encontrar respuestas y llevándome conmigo a mi mejor amigo. 

No podía ser tan estúpida.

Mi mejor amigo aceleró más en el auto, evadiendo las balas que salían rápidamente de las armas de fuego, ordenando que me agachara en el auto, ignorando su petición, me pase al asiento trasero, sacando la bolsa con nuestros propios explosivos.

Una granada podría detenerlos o al menos darnos más tiempo, sin pensarlo dos veces, baje el vidrio de la puerta trasera, quitando el seguro de la granada, no espere mucho tiempo, para lanzarla hacia el auto, el sonido de la explosión y la fuerza generada por esta, hizo que el auto, derrapara en plena carretera, Blake apenas podía conseguir mantener el equilibrio en la calle, mientras me ponía el cinturón de seguridad de la parte trasera del auto.

—Bonita ¿Estás bien?

Pregunto con evidente preocupación, pero sin dejar de conducir, trataba de regularizar mi respiración, diciendo un sí bastante inseguro hasta para mi. 

—Solo sigue conduciendo Blake, vendrán más detrás de ellos, seguramente ya dieron nuestra ubicación. ¿Tú estás bien? ¿No te dispararon?

—Estoy bien. Ayúdame revisando que todo esté bien por allá detrás. Si se acerca otro auto, no dudes en disparar. 

Esto era la vida real, esto era para lo que nos habíamos preparado toda nuestra vida, sin embargo, eso no quería decir que fuera sencillo o fácil, me dolía todo el cuerpo, por los golpes dados en el auto. 

Saque una semiautomática del bolso de las armas, cargándola, teniéndola lista en caso de cualquier cosa que pasara, estábamos ya fuera de la protección de la academia, completamente solos, a nuestra suerte.

Eche un vistazo por el espejo del auto, otro carro venía siguiéndonos, demasiado rápido para ser un coche normal. 

—Nos viene siguiendo otro auto Blake.

—Lo sé bonita. Dispara. 

Era todo lo que necesitaba, conteniendo el aire por mi boca, me asome por la ventana, comenzando a disparar antes de que ellos lo hicieran, pero los hombres de este segundo auto eran más listos, en vez de dispararnos a nosotros, lo hicieron a las llantas.

—Joder Blake, frena, dispararon a las llantas.

—Maldita sea.

Escuche la maldición de mi mejor amigo frenando en seco, dando una vuelta hacia un bosque que rodeaba la carretera, sin dar tiempo a más, tome la bolsa con las armas, poniéndolas en mi brazo derecho, mientras salíamos corriendo del auto, directo a escondernos de nuestros perseguidores.

El ambiente en el bosque era tétrico, la oscuridad inminente ayudaba a camuflarnos, vi de reojo a Blake correr a mi lado, tomando la bolsa de las armas.

—A ver Valentina, tenemos que cargar con menos peso, aunque sea más desarmados, esto solo nos restara tiempo. 

Dejo la bolsa en el suelo, mientras ambos nos hincábamos buscando lo más indispensable que pudiera servirnos, yo en lo personal me iba por más armas cortas, fáciles de usar y que no pesara tanto, Blake por su lado, se fue por las armas largas, un par de granadas de percusión, ambos llevábamos chalecos antibalas por debajo de nuestra ropa como protección.

Sacamos una linterna cada uno y escondimos la bolsa detrás de unos árboles, tampoco les daríamos de nuestras armas a nuestros perseguidores.

Un par de pasos se escuchaban cerca, los ojos verdes grisáceos de mi mejor amigo me miraban fijamente, solo eso bastaba entre ambos para saber lo que teníamos que hacer.

Cronicas de La Academia. Libro 1. Descubrimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora