Capítulo 17.

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Se supone que pasaríamos el día planeando las estrategias para el día siguiente, como nos encontramos, como nos conocíamos, para al estar juntos no fuera extraño a los ojos de los demás, se supone que teníamos que planear todo eso, pero mi cuerpo no quiso y después de la llamada con Stefan quedé frita en mi cama.

No supe si me habían intentado levantar, si me bañaron con una cubeta de agua fría (ya lo había hecho Andrew una vez y ¡No era nada divertido! cuando lo avientan a tu cama para despertarte) pero al parecer sí lo hicieron no había dado resultado, pues desperté cuando el sol se estaba poniendo, me sentía amodorrada y con un ligero dolor de cabeza, sumándole un vacío en mi estómago ¡Tengo hambre! Gemí interiormente.

Estaba en pijama, que extraño recordaba haber quedado dormida en la ropa de vestir que traía en la mañana, a menos Que fuera sonámbula y me hubiera cambiado de ropa mientras estaba en la inconsciencia, ese tenía que haber sido Blake, olfatee su playera que me había puesto, todavía olía a su perfume, sonreí como una boba por unos instantes, mi mejor amigo era de los hombres que ya no quedaban.

Estaba demasiado silencioso el departamento, suponía que los chicos habían salido a cenar fuera o entrenando en el gimnasio privado de arriba, salí de la habitación estirando mis músculos, joder, que había dormido parte de todo el día, pero mis emociones y la resaca me habían dejado knock out.

-Despertó la bella durmiente - la voz de mi mejor amigo me sacó de mis pensamientos, estaba detrás de mi, solo con un pantalón deportivo y tenis, en sus hombros llevaba una toalla, al parecer había estado entrenando en el gimnasio de arriba, su cabello rubio y sudado se le pegaba a la frente, era todo un modelo para ver.

Sonreí de lado observándolo y fui a correr a abrazarlo, a pesar de que estaba todo sudado.

-Gracias - fue lo único que dije - eres el mejor amigo del mundo gordo.

-Vaya si por cuidarte me recibes así, voy a hacerlo más a menudo - dijo el rubio bromeando y levantándome en vilo.

-¿Dónde están las chicas? ¿Entrenando? - pregunte viendo hacia la puerta que daba al gimnasio de arriba, nop, nadie salía por ahí.

-Salieron a cenar y a hacer compras, si mas compras - dijo después de verme girando los ojos, a lo que solo pude reír en sus brazos, Jenny y su compulsión por la moda, de repente se apoderó una sensación en mi de bienestar, de tranquilidad, tenía a mis mejores amigos viviendo conmigo, si también estaba papá pero al menos no vivía con nosotros, era una persona bueno algo independiente y los tenía a ellos, todo saldría bien, tenía que salir bien.

-Tengo hambre - gemí agarrándome el estomago y bajándome de los brazos de Blake - de aquí a que pida algo de comer mis tripas se comerán entre si - hice un mohín tal cual niña pequeña haciendo pucheros.

-¿Quieres un pollito rostizado? - fue lo único que dijo Blake aguantando la risa, a lo cual le saque la lengua, ese era uno de nuestros chistes privados, vaya, en una película que habíamos visto salía una chava que quedaba perdida en la selva, se encuentra con otro chavo, pero ella es super mimada y cuando le da hambre le pide un pollito rostizado, con cara de berrinche y puchero, claro que siempre que ponía yo esa cara, Blake me solía decir eso.

-Tonto, aliméntame anda y dime lindura - le dije cruzándome de brazos caminando hacia el sofa - anda pide algo de comer que llegue rápido por favor.

-Como ordene jefecita - dijo Blake entre risas - da la casualidad que ya había pedido comida, sabía que despertarás con un hambre feroz.

-Bendita conexión - fue lo único que dije mientras tomaba el control de la televisión - veamos una película.

Treinta minutos después estaba con Blake a un lado comiendo comida tailandesa y viendo una película de terror, perfecto cierre de domingo, ver películas con mi mejor amigo, no quería ni pensar en lo que nos esperaba al día siguiente, suspire dejando el plato de comida en la mesita y me recoste en su hombro, amaba a mis amigas, me encantaba que estuvieran con nosotros, pero esta intimidad con Blake, era algo de ambos, desde pequeños habíamos compartido todo, cama de dormir, juegos, salidas al cine, todo, por eso hacíamos tan buen equipo, por eso tenemos esta conexión tan extraña.

Cronicas de La Academia. Libro 1. Descubrimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora