21 - Refugio

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Canción: Fade Into You - Mazzy Star

A stranger's light comes on slowly
A stranger's heart without a home
You put your hands into your head
And then its smiles cover your heart


*

Wei Wuxian volvió a despertar con un grito que hizo eco en todo su apartamento. Bañado en sudor y aturdido, se levantó de la cama y fue hasta el baño a echarse agua fría en la cara, a pesar de que la temperatura seguía siendo helada para su gusto. Ni siquiera le molestó estar descalzo. Todo su cuerpo temblaba ante esa sensación tan aterradora y real de que algo lo devoraba desde su interior. Algo peor que el fuego.

Tenía miedo de mirarse al espejo y encontrar una imagen similar a lo que su subconsciente fabricaba para él. ¿De dónde venían esas imágenes? ¿Por qué surgían de nuevo después de tanto tiempo? Aquella vez no encontró explicación. Su terapeuta dijo que era fruto de sus traumas, del entorno en el que había crecido, pero le parecía que aquello no era más que puras tonterías.

¿Qué relación podía tener el crecer sin un hogar con soñar que su cuerpo y su alma era alimento para demonios? Le cruzó por su mente aquella vez que una mujer extraña lo agarró del brazo por la calle y le dijo que estaba maldito. Su mirada era tan intensa y su tono tan profundo que lo sintió hasta en la planta de los pies. Jamás ha podido borrar ese rostro de su memoria. Tampoco esas palabras. De vez en cuando se refugiaba en ellas, porque la vida se encargaba de recordarle que tal vez era cierto, que estaba maldito.

Cuando sintió que se le congelaba la cara, cerró la llave y se secó rápidamente. Evitando el espejo salió del baño y llegó dando tumbos hacia su cama. Su visión empezó a nublarse y el lado derecho de su cabeza empezó a latir. Genial, lo que le faltaba para empezar el día.

Tenía tanto tiempo sin sufrir un ataque de migraña que no recordaba donde había puesto las pastillas. Además, empezado el dolor, poco efecto le harían. Con torpeza tomó su celular y marcó un número.

—Es muy temprano, Wei Wuxian —gruñó una voz femenina, del otro lado.

—Wen Qing... tengo... tengo migraña, no creo que pueda llegar ahora.

—¿Wei Wuxian? —el tono de voz de Wen Qing cambió al instante—. Hoy no te toca venir, tienes clases. ¿Estás bien? ¿Estás solo?

—Me voy a acostar... si mejoro llego.

Wei Wuxian soltó el teléfono y se tiró bocabajo en la cama. No quería ver la luz, no quería escuchar nada. Solo quería que el martillo en su cabeza se detuviera. Lo cambiaba incluso por la pesadilla más horrorosa. Prefería sentir el fuego del infierno, ver su cuerpo deshacerse.

No supo si pasaron horas o días. Wei Wuxian sintió unas manos y una voz distante que lo llamaba. Ese alguien lo acomodaba en la cama, colocando su cabeza sobre la almohada, tratándolo con la delicadeza de quien tiene en sus manos algo muy preciado. ¿Estaba soñando de nuevo?

—Wei Ying...

Wei Wuxian abrió un poco los ojos, la habitación estaba en penumbras. Le tomó unos segundos distinguir el rostro de la persona que lo llamaba con tanta preocupación.

—¿Lan Zhan?

—Wei Ying, ¿qué pasa?

—Migraña...

Wei Wuxian volvió a cerrar los ojos. Si era Lan Wangji podía olvidarse del mundo, todo estaría bien. Con Lan Wangji nada podía salir mal. No sabía por qué estaba allí ni cómo había entrado, pero eso no le importaba. Nada tenía sentido de todas formas.

Saudade [WangXian] [AU moderno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora