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Si algo podía afirmar Lan Wangji era que Wei Wuxian tenía muchas listas de reproducción. Muchas. Una para cada ocasión que un ser humano normal pudiera imaginar. Era una especie de adicción para la cual no se necesitaba cura porque, por suerte, no tenía efectos nocivos. Bueno, quizá se agotara la memoria de su aplicación de música, cosa que probablemente no era posible.
En fin, eran tantas que Lan Wangji empezó a anotarlas en una de sus libretas y luego desistió de ello. Cuando se ponía al día, Wei Wuxian creaba más listas. Algunas las escuchaba una sola vez, otras las repetía hasta que Lan Wangji tarareaba las melodías sin darse cuenta.
Unas eran bastante armoniosas, otras la misma representación del caos. En algún momento, Lan Wangji intentó aplicar la lógica al proceso de selección para cada lista. Incluso intentó crear un programa partiendo del algoritmo descabellado de Wei Wuxian, pero esa tarea era imposible. El cerebro de Wei Wuxian era una telaraña multicolor que albergaba todos los insectos existentes, menos una araña. Era la analogía más aproximada a su actitud frente a la música.
Canciones para un día caluroso. Canciones para un día seco. Canciones para un día nublado. Canciones para un día lluvioso. Sí, porque los días nublados y los días lluviosos no eran iguales. Había una diferencia sutil, pero lo suficientemente poderosa para evocar emociones distintas, por ende, requerían melodías distintas. Con esa tesis defendió Wei Wuxian la existencia de ambas listas cuando Lan Wangji alzó una ceja cuestionando este hecho.
Lan Wangji no podía elegir si su parte favorita de cada lista era el nombre o el contenido. Ambos muy peculiares, por cierto. Una cosa sí le quedaba clara: Wei Wuxian escuchaba música de todas partes. Géneros de los cuales desconocía su existencia. Y eso que se creía culto en materia musical.
—No todo es música clásica, Lan Zhan. No puedes desatar tu furia escuchando música clásica.
Claro que se podía, pero no se lo iba a rebatir. Entrar en una discusión con Wei Wuxian no era recomendable. Su labia era tan poderosa que terminaba convenciendo al más escéptico de un absurdo.
Las listas relacionadas con el clima fueron las primeras que Lan Wangji descubrió en esos días en que pretendía vivir en la misma ruta de Wei Wuxian para llevarlo hasta su casa. En esos días supo que la mayoría de la música que Wei Wuxian escuchaba era en inglés para practicar el idioma y para que su shijie no entendiera lo que estaba cantando, porque ella se preocupaba por las cosas más ínfimas. También le gustaba hacerse amigo de los estudiantes internacionales porque así conseguía más referencias y títulos raros para sus listas. A veces, prefería la música en otros idiomas aunque no entendiera la letra porque así experimentaba el poder de una canción para transmitir emociones más allá del significado de sus letras.
Después de las listas del clima, Lan Wangji conoció las listas del instituto. Había una en particular que de solo escuchar el nombre, tenía que apretar los labios para no reírse: canciones para destilar.
—Lan Zhan... es horrible.
La lista era horrible, pero Lan Wangji no le diría eso. Contrario a Wei Wuxian, a él le encantaba el proceso de destilación. Era casi una sesión de meditación cuyo resultado se veía expresado en el momento en que aparecía la primera gota. La lista era una mezcla de heavy metal y electrónica que alteraba los nervios de cualquiera. En tiempos remotos, Lan Wangji hubiera sufrido una desviación de qi.
—¿Cuál es tu favorita, Lan Zhan?
Wei Wuxian lanzaba la pregunta de vez en cuando, siempre agarrándolo fuera de base. Él tenía varias favoritas... unas que ya existían cuando se conocieron, otras que vinieron después.
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Saudade [WangXian] [AU moderno]
Hayran KurguLan Wangji es el mejor profesor de programación del Instituto Lan. Wei Wuxian es un químico brillante recién llegado a Gusu. Cuando sus caminos se cruzan, los sueños que creían haber dejado atrás regresan, junto a las respuestas que ambos han estado...