Regreso

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Alya llevaba más de media hora mirando los pequeños rayos de luz que atravesaban la ventana. Hubiera querido estar así todo el día, pero la gente a su alrededor tenía otras ideas.

—¡Alya! Vamos, despierta. James ha tenido la increíble idea de cocinar el desayuno y no quiero que la cocina de los Potter termine hecha un desastre.— Un chico muy parecido a ella con cabello negro, piel clara y unos increíbles ojos grises, entro a la habitación sin siquiera tocar.

Sirius Black, mellizo de Alya estaba viéndola desde el marco de la puerta. Hubiera querido ignorarlo y dejar que hiciera lo que quisiera, que era lo que normalmente hacía. Pero que la casa de los Potter pudiera sufrir las consecuencias era algo que no se podía permitir.

—En un momento bajo Sirius.— Fue lo único que dijo mientras se dirigía a su closet. Aunque para algunos eso hubiera sido grosero, Sirius sabía que durante las mañanas su hermana no tenía buen humor, así que bajó a la cocina para verificar que su mejor amigo no la hubiera quemado.

Los mellizos llevaban unos meses desde que habían dejado su casa. Sirius estaba harto de las ideas de sus padres y de todo lo que le exigían. Alya estaba de acuerdo con su hermano, le molestaba que la vieran como objeto y los valores de su familia eran horribles.

Así que ambos decidieron escapar de esa vida. Los Potter les abrieron la puerta de su casa sin problemas; a pesar de que ayudaban con los gastos de la casa gracias a una herencia de parte de un tío, ambos se sentían en deuda con los padres de James, por lo que trataban de ayudar en todo lo posible.

Minutos después cuando Alya bajó a la cocina encontró a dos chicos cubiertos de una mezcla extraña discutiendo por quien tuvo la culpa de aquel desastre. Hubiera querido reírse y ver sus intentos de terminar lo que sea que estaban cocinando, pero tenía hambre y no creía que lo que cocinaban esos dos intentos de chefs fuera comestible.

—¿Qué están haciendo?— Alya deseaba poder usar magia sin restricción en este momento, la cocina estaba hecha un desastre y un hechizo limpiador hubiera resultado muy útil.

—No lo sé, tu hermano creyó que sería buena idea mezclar varias cosas y ver que resultaba.— Era obvio que algo así tenía que ser idea de Sirius, normalmente todas las ideas que realizaban los merodeadores eran de Sirius y Potter o ella eran quienes lograban que esas ideas tomarán forma.

—Si sigues haciéndole caso terminarás en problemas mayores.— La chica Black sabía que eso no era del todo cierto, pero era divertido molestar a su hermano.

—Me ofendes hermana y apuesto que a Cornamenta también, él es capaz de meterse en problemas por sí solo.— Mientras Alya buscaba los ingredientes para hacer un desayuno decente su hermano se acercaba a su mejor amigo.

—Mejor dejen su tontería de lado y comiencen a limpiar todo el desastre que hicieron.— Ambos chicos comenzaron a limpiar sin responder nada, durante los años que han convivido en Hogwarts y en vacaciones sabían que con la descendiente Black no era bueno meterse.

Durante su segundo año, los merodeadores creyeron divertido hacer una broma a Alya, lo que no esperaron fue que la broma saliera mal y la chica se vengará provocando así que durante una semana los chicos trajeran el cabello de un color rosa pálido y sus túnicas tuvieran brillos por todo un mes.

Cualquiera hubiera pensado que algún profesor ayudaría a acabar con aquella broma, pero tal parece que el director pensó que era algo inofensivo y pidió a sus profesores que no intervinieran.

Unos momentos antes de que Alya terminará de hacer el desayuno y los chicos terminarán de acercar lo necesario, los padres de James entraron al comedor.

Compañía silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora