Juntos para siempre

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—Debemos apurarnos. Lily y Remus llegarán en una hora y nosotros no hemos salido de la cama.— Snape gruño y abrazo a Alya para evitar que se levantara.

—Yo solo escuche que tenemos una hora.— Alya rio ante el comentario y los besos que su prometido le daba.

—Lo siento, no hay tiempo.— Alya logró zafarse de los brazos de su prometido. Sabía que debía sentirse nerviosa por lo que en unas horas sucedería, pero era imposible al saber que dentro de poco sería la esposa de Severus Snape.

Después de arreglarse bajo a hacer el desayuno. Tenía que apurarse, aún había muchas cosas que hacer. Faltaba montar todas las decoraciones, lo bueno es que Remus y Lily se habían ofrecido a ayudarle.

A pesar de que la pelirroja llevaba varios meses casada y que ya habían tenido algunas pequeñas misiones con la orden del fénix, le había ayudado a planear la boda a Alya. Y aunque Severus había dicho que no era necesario Remus había aceptado ser el padrino.

—¡Severus!—

—Ya estoy aquí.— Snape acababa de llegar a la cocina, aún no podía creer que dentro de unas horas la increíble chica que tenía frente a él iba a convertirse en su esposa. Después de desayunar, Lily y Remus llegaron. Pero el plan que tenía Alya para poder organizar todo no iba a ser posible. Sirius y James también habían llegado.

—Muy bien, hay muchas cosas que hacer. Los chicos se van encargar de arreglar el jardín y ustedes dos tienen que irse a arreglar.— La ahora señora Potter recibió múltiples quejas de Snape y la joven Black.

—¡Silencio! Severus, puedes subir a arreglarte. Yo me encargo de todo.— Alya le sonrió a su prometido y le dio un pequeño beso. El chico asintió y subió a su laboratorio, aún tenía tiempo para arreglarse y revisar algunos apuntes.

—¿Qué hacen aquí?— La chica señaló a James y Sirius. No quería que esos dos bobos arruinaran su boda.

—Queremos ayudar, Serpentis.— La ahora peliverde rio ante el comentario de James. No podían decirle que no venían a causar problemas, ya lo habían hecho antes y mintieron.

—Es mi boda Cornamenta, no quiero que por su odio hacia mi prometido la arruinen.—

—Prometemos comportarnos Serpentis. No le dirigiremos ni siquiera la mirada a Quejicus. Pero queremos estar en tu boda.—

—Escuchen bien, par de inútiles. Si arruinan mi boda con algún comentario o acción fuera de lugar, haré que se arrepientan de existir. No quiero que incomoden a Severus y mucho menos se atrevan a decirle Quejicus.—

—Pides demasiado pequeña Black.—

—Aún no termino Potter. Deberán controlar a Peter. Y espero que por el día de hoy olviden todo acerca de la orden del Fénix. Es mi boda, bailaremos y disfrutaremos la fiesta.—

—Tranquila Serpentis. Se van a comportar.— Remus le sonrió a su amiga, sabía lo importante que era este día para ella.

—Ves, Remus se encargará de ellos. Ahora vamos a arreglarte.— Lily arrastró a Alya hasta el cuarto donde estaba su vestido y el de Lily.

—¿Estás nerviosa?—

—¿Sonara loco si te digo que no? Estoy feliz de poder casarme con Severus.—

—Yo estaba super nerviosa el día de mi boda, no te juzgare si me dices que estas nerviosa.—

—Enserio no estoy nerviosa.—

—Entonces comencemos.— Alya estaba segura de que al lado de Lily iba a tardar bastante en arreglarse. Así que lo mejor era empezar cuanto antes.

Compañía silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora