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Cuando llegaron a la estación de Hogsmeade, Black y Snape salieron del vagón sin intercambiar palabras. La primera se reunió con sus amigos y subió junto a ellos al carruaje. El segundo esperó hasta que la estación estuviera casi vacía y subió al último carruaje. Ambos esperando que este año fuera tranquilo.

—¿Qué hacías con Quejicus?— La voz de James sacó de sus pensamientos a Alya y así se percató de que todos los chicos tenían su atención sobre ella.

—Estuve buscando un vagón solo por un rato, debido a que no lo encontré, entre a uno que estaba casi vacío. Le pregunté si podía sentarme y asintió. No me molesto, de hecho ni siquiera me hablo.— La chica no les diría que le agradeció, eso le traería una discusión, la cual prefería evitar. Tuvo un grandioso viaje en tren exceptuando la broma y no quería arruinarlo con una discusión que no tendría final.

—¿Y por qué no regresaste con nosotros? Así hubieras evitado la broma.— La chica volteo a ver a su mellizo. Quiso gritarle, pero sabía que no llegaría a nada.

—Porque necesitaba paz y tranquilidad. Olvidemos el tema, no pueden decidir donde me siento y mucho menos con quien.— Ella esperaba que no siguieran hablando del tema. Pero la suerte no estaba a su favor.

—Sé que tal vez sea la última que pueda opinar. Pero los chicos tienen razón al quererte lejos de él.— Todos se sorprendieron de lo que la pelirroja dijo. No esperaban que ella se pusiera de su lado.

—Entiendo porque lo dices Evans, pero estos tontos no me ordenarán. Si quiero sentarme con Snape, me sentaré con él. No tengo que alejarme de alguien solo porque no les cae bien.— La chica hubiera seguido hablando, pero en ese momento iban llegando al castillo, por lo que bajó sin esperar a los demás.

Cuando todos llegaron al gran comedor el director puso orden para comenzar la selección. Ninguno de los chicos prestó demasiada atención a la canción del sombrero seleccionador. Prefirieron hablar entre susurros y aplaudir cada vez que el sombrero gritara Gryffindor.

—Los de primer año deben tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. Y unos pocos de nuestros antiguos alumnos también deberán recordarlo. El señor Filch, el celador, me ha pedido que les recuerde que no deben hacer magia en los recreos ni en los pasillos. Las pruebas de quidditch tendrán lugar en la segunda semana del curso.— Con ello, Dumbledore dio inicio a la cena.

—¿Me ayudarán con las pruebas para los nuevos integrantes?— Los mellizos solo asintieron con la cabeza, estaban demasiado ocupados comiendo como para prestar atención a lo que decía Potter.

—¿Estás enojada?— Remus era la voz de la razón entre sus amigos. Por lo que siempre trataba de solucionar los problemas que estos causaban.

—No.— La mirada que Remus le dio a la chica, le dio a entender que sabía que mentía. —Está bien, estoy molesta. Me llenaron de pintura y brillos. Y ni siquiera se disculparon. Además, no entiendo por qué Snape tiene que ser el blanco de las bromas. Y luego se quejan por lo del verano.— Sabía que si hablaba de ello con alguien más podría terminar discutiendo. Pero Lunático era el merodeador más comprensivo.

—Sabes que no estoy totalmente de acuerdo con lo que hacen, pero así son ellos.— Alya solo rodó los ojos, quería que alguien le ayudara a hacer entender a los chicos su tonta actitud.

—¿Qué te ocurre Black? ¿Estás enamorada de Quejicus?— Pettigrew habló más alto de lo que debería y muchas personas en la mesa de Gryffindor voltearon su mirada hacia ellos, en especial James, Sirius y Lily. Los primeros dos con curiosidad y enojo, la última con consternación.

—No digas tonterías Colagusano. Seguramente la pequeña Black está haciendo su acto de caridad.— James le dedicó una sonrisa de apoyo y complicidad a la chica.

Compañía silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora