Compañía silenciosa

Inseguridades

Nadie creería que un Slytherin podía ser inseguro, siempre mostraban sentirse superiores ante cualquiera. Sin embargo Snape constantemente se sentía inseguro en muchos aspectos. Durante toda su vida había sido minimizado por la gente de su alrededor, por ello se esforzaba tanto en las materias. Cuando Slughorn mencionaba ante los demás alumnos lo impresionante que era, dejaba de sentirse inferior. Por ello ocupaba todo el tiempo libre que tenía en estudiar.

Nunca había pensado en tener a una persona a su lado de forma romántica. Y cuando aceptó sus sentimientos hacia Alya no había pensado en todas esas inseguridades que rondaban por su cabeza. Ahora que Potter las había mencionado eran como si quisieran destruirlo pedazo a pedazo.

¿Era él suficiente para Alya Black? Snape no quería pensar en el aspecto físico, pues era el que más insultos le atraía. Era alto, pero eso no quitaba su aspecto pálido y rígido, sus hombros redondos pero angulosos y su cabello grasiento largo que saltaba sobre su cara. Mientras Alya tenía un cuerpo delgado y tonificado por todo el ejercicio que hacía al practicar Quidditch.

Debía admitir que era un chico inteligente, le gustaba investigar sobre distintos temas. Pero su actitud no era muy buena, era muy reservado y grosero con casi todas las personas. No le gustaba estar rodeado de gente, su soledad era común para él. ¿Qué pasaría si Alya se llegara a aburrir de él? A ella le encantaba estar con sus amigos y rodeada de gente. Claro que cuando estaba con Severus nunca se quejaba de que solo fueran ellos dos.

La mente del Slytherin no paraba de pensar en que Alya merecía a alguien mejor. Así que cuando estuvieron solos, no pudo decir ni una palabra hasta que Alya comenzó a hablar.

—¿Estás bien, Severus? ¿Qué tema es tan urgente?—

—Deberíamos acabar con esto.— Snape miraba a Alya como si lo que estaba a punto de decir no fuera una mentira. —Tarde o temprano esto terminará. Ellos son tu familia, deberias estar con ellos.—

—¿Qué es lo que no me estás diciendo Severus?—

—Quiero lo mejor para ti, Alya.— Snape no quería hablar sobre todo lo que pensaba y sentía con las palabras de Potter.

—No trates de controlar mi vida también.—

—Solo opino que será lo mejor.—

—¿Fue por lo que dijeron?—

—Alya...—

—Severus, estoy harta de que la gente crea que sabe lo que es mejor para mi. Es mi vida y yo decido.—

—¿Por qué yo?—

—No te entiendo.— Alya esperaba que Snape quisiera explicarse.

—¿Escuchaste a Potter? Tienes demasiados candidatos, no tendrías porque estar conmigo.—

—Si preste atención a lo que dijo James, pero no se porque te preocupa lo que diga, lo que debe importarte es lo que piense yo. Y yo te quiero a ti.—

—¿Ahora somos cursis?—

—¿Me dirás por qué te afectó algo que dijo James?—

—No.— Severus sabía que su novia seguiría insistiendo. Pero se negaba a hablar.

—Debes de confiar en mi. ¿Crees que te voy a dejar por alguien más?— Si las palabras de James habían hecho efecto en Snape debía ser por ese motivo.

—Claro que no.— Una de las desventajas de andar con el Slytherin era ese orgullo por no mostrarse débil ante nadie.

—Yo en ocasiones me pregunto por qué decidiste hacerme tu novia.— Se sentaron uno al lado de otro, Alya sabía que Snape no hablaría, tenía que pensar en un plan para saber exactamente qué ocurría.