Mortifago

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Alya no quería despedirse de Severus, pero faltaba un día para que la reunión que el pelinegro iba a tener con Lucius Malfoy y era necesario que no hubiera rastro de ella en la casa Prince cuando eso ocurriera.

—Tal vez no pueda verte esta semana, pero te llegarán las pociones necesarias.—

—Espero que esto acabe lo más pronto posible.—

—Promete que te cuidaras.—

—Tranquilo, lo haré. Además Moody ha dicho que no me dejara ir a ninguna misión después de lo que ocurrió en la última.—

—Al parecer ese auror va a servir para algo.— La chica negó con la cabeza y abrazó a su esposo. Todas sus cosas estaban empacadas y tenía que reunirse con Sirius en el callejón Diagon dentro de unos minutos.

Tendría que llegar y contarle toda la historia que ella y Severus habían diseñado. El tema del embarazo había hecho pensar a ambos y Snape no había estado feliz al saber la noticia. Además Alya había encontrado algunos libros de Artes Oscuras que habían provocado una pelea entre ambos provocando que la chica no soportara más la situación y buscara ayuda en su mellizo.

Esa sería la historia que toda la orden del fénix creería, excepto por Dumbledore. El viejo mago estaba al tanto de la mayoría del plan de Severus.

Cuando llegó al callejón Diagon se preparó para el teatro que iba a hacerle a su mellizo. Era necesario que Sirius creyera en la historia de Alya sin tener la más mínima duda. Entró al caldero chorreante y de inmediato encontró a su hermano.

—¿Qué ocurre hermanita? ¿Estas bien?— La chica tomó asiento junto a su mellizo y se preparó mentalmente para comenzar con su mentira.

—¿Puedo quedarme contigo?—

—¿Qué te hizo Quejicus? Lo matare, estaba advertido de que si te hacía daño tendría que lidiar conmigo.—

—Déjalo así Canuto. Fue mi culpa, creí que había cambiado.—

—¿Quieres que vayamos con los chicos? Ahí puedes contarme qué ocurrió.— Alya solo asintió con la cabeza y siguió a su mellizo. Se sentía terrible por tener que mentirles a sus amigos, pero era la única forma de que Severus estuviera a salvo y también ella.

Alya esperaba que su mellizo la llevara a donde él se estaba quedando, pero había sido arrastrada a la casa del joven matrimonio Potter.

—¿Estas bien, pequeña Black?—

—Tengo que hablar con ustedes. ¿Lunatico esta aquí?— Aún faltaban dos semanas para que fuera luna llena, por lo que Alya esperaba que su mejor amigo estuviera con sus amigos.

—Si, llego hace unas horas.— James los guio a la sala de estar y luego regresó con Remus y Lily.

—¿Puedes decirnos qué ocurre Serpentis?—

—He dejado a Snape.— Esperaba que sus amigos se alegrarán, era lo que esperaban desde que se habían enterado de la relación. Sin embargo, nadie actuó de esa forma.

—¿Qué ocurrió? Por favor dime que no te golpeo.—

—Severus nunca haría eso James.— Lily no entendía qué había ocurrido entre sus amigos, pero estaba segura que Snape no había golpeado a Alya. Su amigo se había prometido un millón de veces no actuar como su padre nunca.

—No lo hizo Cornamenta.—

—¿Entonces qué pasó Serpentis?— La preocupación en la voz de Remus era notable. Así que la chica respiro y comenzó su historia.

Compañía silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora