Lago negro

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—Este es el momento para el que nos hemos esforzado en cada práctica. Recuerden las jugadas que hemos practicado para esquivar a los golpeadores de Ravenclaw. Podremos hacerlo hasta con los ojos cerrados, solo confíen en el equipo y en si mismos.— Alya se encontraba escuchando a James junto al resto del equipo. Debía admitir que todas esas noche que se saltaba las cenas por lo cansada que estaba gracias a las prácticas de quidditch habían valido la pena.

Estaban en la final y dentro de poco saldrían a jugar contra el equipo de Ravenclaw. Alya había estado nerviosa toda una semana por aquel partido. Sabía que Severus se encontraría en las gradas de Slytherin y aunque no la apoyará libremente estaría ahí solo por ella.

Además estaban las 3 cazadoras de Ravenclaw. Estaban en quinto año y eran muy unidas en el campo, lo que provocaría problemas a la joven guardiana.

Todos estaban en posición al salir volando para dar inicio al partido. James estaba liderando el equipo, detrás de él se encontraban los mellizos Black, después se encontraban el tercer cazador y el buscador. Por último se encontraban los golpeadores.

Al dar la vuelta de inicio Alya busco con la mirada al único Slytherin que le importaba. Al encontrarlo se dio cuenta que él ya la veía.

Al tener esos ojos negros sobre ella y detectar confianza y orgullo todos los nervios desaparecieron.

Al escuchar el silbato se colocó en posición. Y durante la próxima hora y media intentaria evitar a toda costa que las Ravenclaw marcarán algún punto. Su intento fue bastante bueno, pero a pesar de ello en 4 ocasiones le había sido imposible detener la Quaffle.

Sin embargo su equipo había logrado llegar a tener 50 puntos cuando el buscador de Gryffindor alcanzó la Snitch.

Al llegar al suelo se encontró rodeada de sus amigos y de toda su casa. James hizo que cada uno le diera la mano a los jugadores de Ravenclaw. Mencionando a su capitán el gran juego que habían dado y escucharon el grito de Sirius.

—¡Hoy festejamos!— Todos aquellos que conocían al Black sabían a qué se refería. Le encantaba hacer fiestas en la sala común de Gryffindor cada vez que ganaban un partido de quidditch.

Todo el mundo rodeaba al equipo, por lo cual, cuando fue empujada no pudo percibir quien había sido. Pero sintió en su mano una nota.

Alya

Festeja tu gran victoria. Te veo en la torre de Astronomía a las 8.

Atte. Tu cariño.

Sabía que esto último había sido en caso de que leyera la nota delante de alguien y así hubiera podido alegar algún admirador secreto.

—Vamos Serpentis, tenemos que ir a los vestidores y después a festejar.— James y Sirius la abrazaron por los hombros y comenzaron a caminar en dirección de los vestidores.

Cuando todo el equipo se encontraba reunido de nuevo comenzaron a caminar hacia la torre Gryffindor.

En cuanto entraron a la sala común fueron recibidos por estudiantes festejando. De pronto Alya tenía en la mano un vaso que sospechaba tenía whisky de fuego. Estaba decidida a no tomar, pero su hermano había arruinado sus planes.

La había dejado en una incómoda situación con un chico de Ravenclaw. Y para evitar hablar había comenzado a tomar. No era por ser cruel con el chico, pero solo hablaba de alguna chica que lo había abandonado y lo que según él ella se perdía.

Buscaba a alguno de sus amigos, pero Sirius y Peter estaban muy entretenidos con algunas chicas de Hufflepuff. James estaba hablando con Lily y no quería arruinarle el momento a su amigo. Y Remus estaba siendo acorralado por una chica de Ravenclaw, aunque normalmente hubiera ido a su rescate la chica era guapa, esperaba que Lunatico se relajara un momento y disfrutara de la fiesta.

Compañía silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora