Ante todos

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Alya estaba esperando la señal de sus amigos para dar comienzo a su broma. Habían pasado algunas semanas desde que había solucionado su problema con los merodeadores. Pero no habían tenido tiempo para hacer una broma para celebrar.

Estaban bastante ocupados estudiando, practicando hechizos o practicando quidditch. Además, el estrés de la escuela y que cada vez faltaba menos para salir de Hogwarts provocaban que cierto licántropo pasara unas complicadas lunas llenas, provocando que sus amigos también sufrieran un poco aquellas noches.

Además Alya había estado bastante ocupada con el tema de Snape. Todas las tardes se veían en el despacho del profesor de pociones. La mayoría de las veces Snape le ayudaba a estudiar para la materia. Pero cuando no era así la chica traía un libro entre manos de la materia que más le causará problemas en el momento.

Cualquiera diría que era exactamente lo mismo que hacían en la biblioteca, pero en realidad había algunos detalles que cambiaban todo. Siempre que Black llegaba saludaba de beso en la mejilla a Severus y en algunas ocasiones también lo abrazaba. Además, ambos chicos podían hablar con tranquilidad, por lo cual Severus mencionaba constantemente lo linda que se veía la Gryffindor, provocando todas las veces un ligero sonrojo. Cuando Snape dejaba reposar alguna poción, se sentaba junto a la chica para leer y está aprovechando la cercanía recargaba la cabeza en su hombro o tomaba ligeramente su mano.

Por último estaban los detalles y las notas por parte de Severus. Alya recibía casi todas las mañanas una nota, a veces acompañada de una flor o de algún bocadillo. En ellas le deseaba un buen día y agregaba algo interesante, algo sobre él, para que lo conociera mejor o detalles que notaba en ella y que para él eran importantes.

Alya había seguido el consejo de Remus y era ella misma ante Severus. Por ello en ocasiones, cuando iba al despacho de Slughorn le llevaba a Snape su dulce favorito. O cuando el pelinegro estaba concentrado en alguna poción le mencionaba lo lindo que se veía concentrado. Muchas veces le enviaba notas, no decía nada importante en ellas, pero siempre le agradecía por todos los detalles.

Y hasta el momento el Slytherin no había reaccionado de mala forma ante esos detalles. Al parecer ya esperaba algo así de Black. Y no le afectaba, sabía que la chica no se quedaría de brazos cruzados al recibir todo aquello y que buscaría más de una forma de agradecerle.

—¿Lista Serpentis?— James estaba frente a Alya, esperando que su amiga estuviera lista para comenzar la broma.

—Siempre Cornamenta.— Ambos se dirigieron a donde los chicos los esperaban.

—No puedo creer que nos propusieras esta broma Evans.— Todos estaban en la sala común de Gryffindor. Se había levantado 3 horas antes de que comenzaran las clases para poder hacer la broma que la pelirroja les había dicho.

—Es una broma muy común en el mundo muggle. O por lo menos eso decían mis padres.—

—Pues aunque tuvimos que hacerle un par de modificaciones a la broma, esto será increíble.— Sirius estaba feliz de hacer bromas junto a sus amigos.

—Pues fue bastante complicado hacer los hechizos necesarios, y seguramente Dumbledore podría deshacer lo que hicimos en segundos.— Todos vieron de mala forma a Remus, no necesitaban que les arruinara el momento.

—Lunático, no arruines la broma.— James estaba ansioso.

—Muy bien, vayamos al gran comedor. Recuerden fingir sorpresa.— Alya esperaba que sus amigos fueran buenos actores. Aunque todo el mundo sabría que esa broma era de los merodeadores tenían que fingir.

El desayuno pasó sin problemas, los chicos hablaban de las tareas que tenían pendientes. Y trataban de disimular los nervios que tenían por la broma.

Compañía silenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora