𝗣𝗿𝗼́𝗹𝗼𝗴𝗼

41 2 0
                                    

                                                                                                     | 𝗔𝗻𝘁𝗲𝘀 |

Sus caricias en mi rostro, sus besos tan adictivos, nuestra temperatura corporal aumentaba, mi piel se erizaba por sus besos, sus manos bajaban lentamente y se deslizaban por mi cuerpo, cerré los ojos y me deje envolver por el calor, me deje llevar por la emoción que sentía, abrí las piernas y de una embestida entro en mí, solté un jadeo y pegue mis labios con los suyos, deslicé mis manos en su espalda, me estaba entregando a él, de verdad lo hacía era el primer hombre que me trataba con dulzura, yo lo amaba mucho, el era todo lo bueno para mí, sus ojos me miraban y yo solo los cerraba porque me gustaba pero me sonrojaba, solo ocurría con el, sabía que el sería mi destrucción total, estaba entregado mi corazón en ese momento, el no dejaba de moverse y tocar mi cuerpo, admiraba cada espacio de mí ser, yo por el contrario envolvía mis piernas en sus caderas, todo era tan irreal sentía muchas cosas en mí.

—Te amo— dijo con voz ronca

—Yo también te amo, no quiero que está noche terminé— dije entre jadeos.

—No lo hará hermosa, serás mía— una sonrisa se formó en sus labios y siguió.

Escondí mi cabeza en su hombro y mordí su lóbulo, de verdad me gustaba estar así con el, los momentos con el eran únicos, con la persona correcta hasta estar en silencio lo es, su cabello rubio y sus ojos verdes me encantaban, el era muy guapo, estatura de 1.90, su semblante intimidaba, su sonrisa característica enamoraba a cualquiera, este chico lo tenía todo y yo estaba muy enamorada de él.

—¿Qué tanto piensas amor?— pregunta confundido y sosteniendo mi cara en sus manos

—Que te amo— dejo un beso en sus labios

—Yo más amor— dice besando mi frente

Unimos nuestras manos y en tres embestidas más llegamos al orgasmo, mi cuerpo tiembla y sigue bajo el efecto de este, el por el contrario me besa y se tira a lado de mí, nuestras respiraciones agitadas y una leve capa de sudor envuelven nuestros cuerpos, tomo una bocanada de aire y sonrió volteándolo a ver, sus ojos brillan y me siento satisfecha por su amor, me siento halagada y triunfante.

—Debemos bañarnos, no dormiré así— tapo mi cuerpo con la sábana y escondo mi cara entre ellas

—Te acabo de ver desnuda amor, tu cuerpo me encanta, no te tapes— dice con voz dulce y seductora

—Vamos a bañarnos amor—  digo nerviosa

—Sí, pero usted viene conmigo—

Me toma en brazos y carga hasta el baño , suelto un gritito y ríe, puta madre de verdad debe reír así? No lo sé, pero no me molestaba, me deja en el suelo y abre la regadera, las primeras gotas de agua fría caen sobre mi piel relajándome, el lleva sus manos hacia su cabellera y mientras despeinaba su cabello.

—Deja de verme bobita, o te mojaras haya abajo y tendré que follarte otra vez— apoya sus codos sobre la pared y sus ojos verdes me observaban de pies a cabeza.

—Bobito te dejo yo amor— sonrío divertida y termino de enjabonar mi cuerpo

—Es verdad Annya, me encantas— apretuja mis cachetes colorados y sonrió

—Prométeme que nunca te irás— pongo mis manos en su corazón y se llevó su mano al mío

—Lo prometo Annya— juntamos nuestras frentes y unimos nuestras manos, mientras sonreímos...

                                                                                               |𝗔𝗰𝘁𝘂𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱|
                    

Me entregué en cuerpo y alma, porque sentí que el era indicando, porque nadie más me trató como el lo hizo, pero ¿Por qué me ilusiono? El no tiene la culpa, la tengo yo por enamorarme, yo por ser una tonta, más haya del sexo yo me entregué a el, desnude mi alma esa primera noche juntos yo dejé ver mis inseguridades, tenía miedo, tenía miedo joder y ahora estoy perdida, porque fuera del engaño yo me perdí, y ahora siento que no tengo valor y no debería sentirme así, porque yo soy una gran mujer pero con grandes tormentos.                                                                             
Extraño sus caricias, me duele el alma me duele esto, siento que algo dentro de mí está quemándome, el llanto me inunda tras recordar imágenes que ya fueron y nunca volverán a pasar, se supone que hoy sería el día más feliz de mi vida, pero no lo es todo está de la mierda y aquí estoy en las calles de New York, llorando una simple chica llorando por un chico, que bajo eh caído, me sumergí en mis pensamientos que no note cuando llegue al pequeño departamento en donde vivíamos juntos, entro con cabeza gacha y llorando, subo las escaleras lo más rápido que puedo hasta llegar al piso y abro la puerta, mis ojos se cristalizan y voy rápido a nuestra habitación y rompo en llanto, porque ahora este lugar está repleto de recuerdos de el y me lástima, me duele el corazón tomo una maleta y empacó mi ropa meto algunos documentos y una foto, pero la coloco nuevamente en su lugar, Dios mío dame fuerzas para seguir, me dirijo al baño y me observé al espejo tenía los ojos hinchados, me pase un poco de agua fría y me abracé a mí misma.

—Tú puedes, eres más fuerte que esto— murmuré sollozando

Salgo del baño y observo mi equipaje listo para irme de aquí, de este lugar, me sentía mal necesitaba sus brazos cálidos porque mi cuerpo tenía frío, sin más trague saliva y tome mi equipaje y coloque una nota en el tocador donde tantas veces me arregle y el me observaba, ahora era un recuerdo más, un recuerdo que debía olvidar.                                                                                 
Tome entre mis manos el equipaje y baje las escaleras, cada paso me dolía pero no iba a detenerme, no quería que nadie viera mi dolor por eso debía huir de aquí, de este lugar Jake me miraba, era el portero ambos nos vimos y sonreí con lágrimas el no dijo nada, solo me sonrió transmitiéndome ánimos me marche del lugar y camine hasta el otro extremo de la calle, cruce y pare un taxi, dejó mi equipaje en la parte trasera del taxi y subí, detalle por última más vez aquellas calles y me metí dentro del taxi.

—¿A dónde la llevo señorita?— dice el taxista

Mi corazón latía con fuerza indicándome que eso no era lo correcto

—Al aeropuerto por favor— el taxi empezó a moverse y a alejarse del lugar...

Mis ojos se llenaron de lágrimas, el corazón me dolía, gire mi cabeza hacia atrás y cada vez nos alejábamos más...

Adiós para siempre...

𝗭𝗮𝗻𝗻𝘆𝗮 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora