𝗭𝗮𝗻𝗻𝘆𝗮 [+21]

Capítulo. 3

Annya.

— ¿Cuánto falta para llegar? — pregunte desde los asientos traseros.

— Ya llegamos, ya deja de quejarte — bufó Erick.

Salí del coche en busca de aire, tenía mucho calor y me sentía sofocada, el viaje no había sido largo, pero estaba caluroso, no imaginé que estuviera tan caluroso.

La inauguración iba a durar una semana seguida, el lugar se veía bien, me calmaba mucho el mar, por alguna razón siempre me gustó.

— Ann ven acá, debemos reunirnos con Danna para ensayar las coreografías — Gritan al unísono.

— Vale aburridos, vayamos a ensayar, esa presentación debe ser una bomba— suspiro con emoción, dando palmadas en sus hombros.

Caminamos hacia la orilla de la playa y estamos más alejados de la gente, aún no hay mucha y eso nos permite, ensayar con más facilidad.

Las olas y la brisa me calman, llega la castaña y ponemos un poco de música desde el móvil de Erick, nos ponemos en posición Danna en medio, los chicos a los lados y yo a metros frente a ella, seguimos la sincronización y terminamos después de dos horas.

Me quedé sentada un rato disfrutando de la brisa, las olas de mar iban y venían, el aire era muy fresco y el sol estaba en todo lo que daba.

Había hablado con Carlo para que dejará venir a Keyla, pero no quiso porque ella se presentará está semana en el club y ella acepto.

              ________________________

La noche había llegado, todo estaba perfectamente arreglado, había un gran escenario, la tarima con una estructura de acero lacado y suelo en madera contrapachada con la parte superior y bordes en color blanco, la lona del mismo tono escondía el armazón de la tarima, en el techo había reflectores, se veía que habían invertido mucho dinero, para un juego.

Bueno el parque de atracciones en realidad si era hermoso y grande, cualquier niño que venga quedaría enamorado de estos juegos.

Observaba el lugar desde la ventana del ofimovil, cuando dije que invirtieron no estaba exagerando, de verdad lo habían hecho, teníamos un camerino, sin contar las atenciones y el hecho de que habían traído un grupo musical y un DJ, solo conocía a dos empresarios, pero al joven empresario que nos había contratado no lo había visto.

Terminé de ponerme la falda en color lila, con el top del mismo, solo que este tenía como tirantes cadenas, se veía muy cool, mi cabello en capas se veía hermoso por las ondas que formaban sueltas, me puse un labial nude en los labios y me veía genial, los chicos estaban con atuendo blanco al igual que Danna.

— Te ves hermosa Danna — tomo de su mano y hago que de una vuelta, y los chicos comienzan a silbar.

— Gracias, tú también te ves hermosa— me responde con una sonrisa.

Terminamos de alistarnos y salimos, para esperar la indicación de salir al escenario, después de 5 minutos subimos las escaleras, para dar la presentación.

Los reflectores apuntan a distintas direcciones, mientras los chicos se colocan en las orillas dejando a Danna en el medio, para luego posicionarme frente a ella, a unas distancia casi cerca del público.

La música empezó a invadir el lugar y yo comencé a cantar, los reflectores enfocaban hacia nosotros, camine hacia el borde de la silla, levantando mi pierna derecha del costado y sentándome sobre la silla con las piernas separadas, apoyo una de mis manos en la rodilla, y la bajo lento hacía los tobillos para después subir hacía un lado de mi cuerpo.

Tiró de mi cabello hacia atrás y con mi mano libre acomodó, giro hacía un lado y cruzo mis piernas tocando de abajo hacia arriba y comenzando a mover con destreza mi pecho.

Giro hacía el espaldar de la silla y me apoyo levantándome y levantando la cadera, para moverla en círculos, toco mi pierna hasta montarla encima de la silla, muevo las caderas hacia afuera y me siento de espaldas por unos segundos, para después levantarme sensualmente.

Los chicos seguían la coreografía, y el público gritaba eufórico, camine hacía delante y empecé a mover mi cuerpo con sensualidad, causándome aplausos y silbidos del público.

Los reflectores se apagan y nuestra presentación acaba, bajamos de la tarima hasta llegar al camerino, y felicitarnos entre nosotros mismos.

— Nos fue genial, chicas — grita Erick dejando un beso en los labios de Drake.

— No coman delante de los pobres — murmuró Danna entre risas.

— Podemos besarnos tú y yo — dije mientras me quitaba los tacones.

— No me van las chicas — murmuró tecleado algo en su móvil.

Lleve una de mis manos al pecho dramáticamente, —De lo que te pierdes— dije entre risas hasta salir del camerino.

— LOCA — gritó Danna desde adentro.

— Regresa antes Ann — grita Drake.

Caminé por la arena, hasta que el lugar se invadió de música y terminé mezclandome con la multitud, había mucho ambiente me deje llevar, después de unas horas la fiesta proseguía la gente se divertía y eso fue suficiente, para que siguiera bailando.

Movía mi cuerpo y me sentía genial, había muy buena música sin duda amo este momento, hasta que un chico se acercó hasta mí y me ofreció un vaso con alcohol supongo, lo mire por unos segundos antes de agarrarlo por fin.

— Gracias — dije con una sonrisa.

— ¿No lo tomarás? — preguntó curioso.

Por su puesto que no, siempre me habían dicho que no debía aceptar cosas de extraños, y menos bebidas pueden traer droga y después aprovecharse de mí, pensé antes de responder.

— No tengo sed, pero gracias — murmuré sin dejar de bailar.

— Soy Noah, mucho gusto... Emm...?— me miraba con una mueca de curiosidad.

— Annya, soy Annya, ¡mucho gusto Noah! — sonreí alegre.

El chico soltó una risita y me tendió la mano, dude unos segundos, pero al final correspondí, no podía apreciar muy bien su físico por la falta de luz, pero joder aquí todos eran guapísimos.

— Me gustó la presentación, bailan espectacular, pero más tú — dijo con entusiasmo.

— No me lo digas, se me subirá a la cabeza — reí por mi respuesta.

— ¿Bailamos? — me ofreció su mano y asentí, empezamos a movernos y debía admitir que lo hacía bien, sabía moverse y no fue complicado coordinar los movimientos, bailamos tres canciones.

Estaba lista para empezar a bailar la siguiente canción, hasta que a unos metros detrás de mí escuché una voz masculina.

— Estás aquí para trabajar, no para coquetear.