Capítulo. 13

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Annya

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Annya

Estaba sentada en la barra tomando una botella de vodka, necesitaba ahogar todo lo que estaba sintiendo sabía que beber alcohol no era buena idea, pero me daba igual la verdad.

— Morena — seguro se refieren a otra, no soy la única morena en este club, no eres el centro de atención Annya.

Solo una persona te dice así y es el rubio.

Inclinó mi cabeza hacia atrás, bebiendo rápidamente sintiendo como el alcohol quema mi garganta, hasta que alguien me quita la botella.

— ¡Oye… yo pagaré por eso! — mofé con amargura, encontrando el rostro del rubio — Oh solo eres tú — le quitó la botella de las manos.

— ¿Por qué le bailaste aquel sujeto? — ignoró su pregunta e inclinó de nuevo la botella hacia mi boca.

— Ni puta idea, de que tú estuvieses aquí y ya te dije que no eres mi patrón — le hago una seña al barman pidiendo otra botella de vodka.

— Pueden faltarte el respeto, debes tener cuidado, preciosa — escucho con atención sus palabras y me causan risa, en especial la palabra «preciosa».

— ¿Me lo dices tú? — hablé con ironía — no me respondas, al principio tú insinuabas que era una prostituta, querías sexo conmigo, hasta me ofreciste dinero ¿O no lo recuerdas?— era como si boca hablará por si sola, hasta yo me asustaba.

— ¿Annya que pasa? — me mira con... ¿Preocupación?, no lo sé, algo indescifrable.

— Perfecta, tú a mí no me dices lo que debo hacer— bebo de la botella —, Sí yo quiero bailar desnuda lo hago— el traje lastima mis costillas y el dolor se hace más fuerte cada vez más intenso e insoportable.

— Cuéntame que pasa, ¿Somos amigos no?.

Solo me está endulzando el puto oído, esa era su especialidad.

— Es estrés — respondo cortante.

— Ve a cambiarte, vamos te llevo a tu casa no estás bien — ruedo los ojos con fastidio.

— Cállate y quítate, aléjate de mí Zeus— lo empujó con todas mis fuerzas, pero no parece inmutarse.

— Annya deja de beber y vamos a tu casa — no estaba borracha, era rabia me estaba desquitando con él y no lo merecía.

— Deja de portarte como un caballero y quítate — me bajo del banquillo y agarro mi botella para largarme.

— Bien, haz lo que se te dé la puta gana — me responde con molestia.

— Vete a la mierda — le saco el dedo de corazón, mientras camino hacia el camerino.

Sentía algo en mi pecho, una sensación de ahogo y dolor, necesitaba cambiarme para hacer el segundo y último número de esta puta noche, solo quería irme de aquí, pero no quería quedar mal con Carlo, agarre una minifalda combinando con un brasier en color rojo y las botas largas.

𝗭𝗮𝗻𝗻𝘆𝗮 [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora