🌟 Zapatos 🌟

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- ¿Te ayudo? -me ofrecí, sentándome a un lado del joven.

Era lo menos que podía hacer, pues amablemente decidió ayudarnos a conservarnos con vida.

- Claro -me entregó unas estrellas terrestres para que le colocará unas lianas resistentes.

- Gracias -le dedique una sincera sonrisa, mientras el imitó mi acción. Ya sabíamos a que nos referiamos.

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Hubo un silencio para nada incómodo.

Al terminar de hacer los zapatos, me animé a preguntarle algo que por una extraña razón me inquietaba.

- Oye -llame su atención.

— ¿Si? —hablo aún concentrado en los detalles finales—. Dime —me observó.

— ¿Acaso a ti ... te gusta Eep? —note como desvío su mirada de mi hacia el frente.

Lamió sus labios antes de responder- ¿Por qué preguntas? -no tenía expresión alguna en su rostro.

- Escuche decirle que era fabulosa -mencioné cortante.

- Ella si lo es, pero no ...-interrumpido.

- ¡Guy! -el castaño se asomo derrepente por la izquierda- Amigo, al fin podremos hacer cosas de hombres -toco su hombro sacudiendolo levemente.

- Emm no estoy seguro -contestó poniéndose de pie.

- ¿Por qué no? -cuestionó colocándose a un lado de el, superandolo en altura- ¿Acaso no eres hombre? -carcajeo.

Yo sonreí levemente, no por que el chiste era bueno, sino por que su risa es muy contagiosa.

Sin decir una palabra se marchó con los zapatos, para entregárselos a mi familia. Al parecer seguía desconfiando de el.

Por mi parte comencé a colocarme los míos, mientras Lío hacia lo mismo sentándose donde estaba Guy anteriormente.

- ¿Cómo te llamas? -preguntó sacando tema de conversación.

- ¿Por qué quieres saber? -estaba un poco molesta por la conversación con el pelinegro, y extrañamente me empecé a desquitar con el joven que tenía al lado.

- Oye ¿Estás enojada conmigo? -cuestionó mi actitud.

Levanté la vista y observe como Guy cargaba a Eep en sus brazos, al parecer disfrutaban el momento.

- No, disculpa -me coloque de pie al terminar de ponerme los zapatos, dandome un pequeño golpe en la cabeza para reaccionar-. Me llamo ______-mencioné. Mirandolo por primera vez en toda la conversación.

En ese momento noté como su expresión cambio repentinamente, estaba muy pálido y viéndome fijamente a los ojos, como solía hacer.

- ¿Estás bien? -pregunté acercándome a el dispuesta a tocarle la cabeza para ver si estaba enfermo, pero raramente se alejo, como si hubiese visto un fantasma.

Decidí marcharme de allí, pues creí que estaba aterrado por mi culpa, es que está mañana no alcancé a cepillarme el pelo.

Me dirigí dónde Sandy para colocarle sus estrellas terrestres en los pies, aún que me costó caminar al principio.

Luego emprendimos rumbó otra vez, logrando pasar por aquellas rocas rojas sin ningún problema.

- ¿Qué te parecen? -Eep se acercó a mi, mostrando su nueva prenda.

El mañana//Guy y Tu//TERMINADA [1°er Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora