🌟No tan sanos, pero salvos🌟

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No lograba ver nada, ni siquiera abrir los ojos pues la tierra entraba en ellos.

El aire se sentía caliente, era un respirar dificultoso. Ni hablar para Lío.

- ¡Pap..-no alcancé a terminar la frase, por qué mucha tierra había entrado en mí garganta, secándola completamente.

Estaba desesperada, no veía nada, tenía mucho calor y ni siquiera lograba llamar a Grug por ayuda. No sabía si estaba bien.

Me preocupe demasiado por el joven, quién estaba recuperándose y ahora no podía hacerlo como corresponde.

Me arrodille, rendida. Sabía perfectamente que esté era el fin. Nuestro fin.

Una lágrima se desprendió de mí, por la angustia y el ardor que tenía en mis ojos. Realmente tenía esperanzas de sobrevivir y montar el sol hasta el mañana...

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Unos segundos después...sentí que me movía contra mí voluntad. Más bien la nave donde estaba, empezaba a desplazarse.

Derrepente siento una mano pesada en mí hombro. Voltie y comencé a palparle el rostro.

¡Era Papá!

-..agh...-intentaba comunicarme con el, pero la sequedad no me lo permitía. Tosi por forzar mí garganta.

Sentí otra mano sobre mí boca, entendiendo la referencia de que no hablara. Luego una suave caricia en mí cabeza.

Me aferré mas al esqueleto que podía sentir con mis manos. Pues ya era hora de salir de este lugar.

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Sentía en mí cuerpo mucho alivio, como si estuviera flotando.

Momentos después intenté abrir mis ojos lentamente, pues ya no sentía el calor impactando en mí piel.

Al levantar mis párpados, pude divisar una neblina más clara que la anterior, la misma no hacía tanto daño como la otra.

Aclaré mí garganta antes de hablar- ¡Papá! -conseguí decir- ¡Lo lograste!

Estaba realmente feliz, ya que los rayos del sol y la claridad se notaban a tan solo unos pasos.

- ¡Lo logramos! -me miro para luego sonreír.

No tenía idea de cómo había hecho para sacarnos de ese infierno. Pero sin dudas, era el mejor hombre que teníamos en nuestras vidas.

En eso se empieza a escuchar el ruido de varias caracolas a la vez. Al ver de dónde provenía le dije a Grug.

- Papá -llamé su atención, aún aferrándome de una gran costilla. Mientras sostenía al herido- ¡Ahí están! -señale contenta.

El mayor achicó los ojos para observar.

- ¡Quitensen del camino! -comenzó a advertir. Pues necesitábamos aterrizar y no sería sobre ellos.

- ¡Quitensen! -grite igualmente.

- ¡Quitensen del camino!

Notamos que recién al estar a unos centímetros de ellos, obedecieron.

La caída fue fea, pero aún estábamos protegidos por el esqueleto.

Al final habíamos llegado.

¡Lo conseguimos!

Comencé a sobarme los ojos, y aclararme la garganta. Igual que el mayor.

- ¡Grug! ¡_______! -la pelirroja se acercó a nosotros. Para auxiliarnos.

Igual que el resto de la familia. Rodeandonos entre todos.

- ¡Siguen vivos! -festejó Eep y Thunk, separándose- Wow -se le escapó al observar la maquinaria.

- ¡Ahh ga..gatito! -gritó el menor, observando a la fiera que nos acompañaba.

Ya habían sostenido una roca para defenderse.

- No, no -los tranquilice-. El es rompecráneos, mí nueva y fiel mascota -recordé lo que había hecho tiempo atrás.

Luego lo acurruque entre mis brazos.

- Wow -soltó el pelinegro admirando la escena.

Se acercó a mí, mientras yo soltaba al felino. Lo mire esperando a que prosiguiera.

- Sabía que lo lograrías -mencionó alegre, sosteniendo de mis manos. Pude notar que tenía sus ojos rojos y una lágrima seca en su mejilla.

Había llorado. Por eso nos abrazamos por un momento.

- Bueno, no solo fui yo -me separé, para luego señalar al mayor. Dándole el crédito que se merecía.

- ¿Grug con una idea? -cuestionó Gran burlesca.

- Así es -respondí, sintiéndome feliz por el.

El momento era agradable. Pero me acordé de que teníamos algo importante que arreglar.

- ¡Lío! -hablé, dirigiendome rápido al recién nombrado.

El joven se encontraba mejor que antes, pues podía respirar aire profundo y renovado. Pero aún así su pierna se veía fatal.

- ¿Cómo te sientes? -le pregunté colocándome a su altura, ya que estaba recostado.

- Mejor que antes, pero no muy bien -respondió entre quejidos. Seguro le dolía todo el cuerpo.

Observe su extremidad- ¿Sabes que debo colocarla correctamente, verdad?

Me referí a la pierna, con la rodilla doblada hacia afuera.

- Si

Guy vino enseguida a ayudarme, al darse cuenta de la situación trajo consigo una hoja grande y gruesa, acompañada de una pequeña. Tambien una liaña resistente.

- A la cuenta de tres -dije, mientras el pelinegro le colocaba la hoja pequeña para que ahogara sus gritos- Uno...

- Dos...

- Tres -di un fuerte tirón, haciendo que el joven se estremecieron de dolor y golpeara el piso. Aparte de largar un pequeño grito.

Guy enseguida amarró la rodilla con la hoja más grande, sosteniéndola con una laña. De esta manera no podría safarse de su lugar.

- Listo -chocamos los cinco junto al joven ileso. Quien había servido de ayuda.

Conseguí unos firmes palos, con los que podría transportarse. Sin que su pierna sensible tocará el suelo ya que eso sería muy doloroso para el.

Apesar de algunas circunstancias e imprevisto, logramos llegar y sobrevivir. Eso era lo que más importaba en este momento.

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¡Atención! Este es el penúltimo capítulo. Ya falta muy poco para su fin. Pero aquí no se acaba la historia
(☞ ͡° ͜ʖ ͡°)☞








El mañana//Guy y Tu//TERMINADA [1°er Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora