El mañana//Guy y Tu//TERMINADA [1°er Libro]

🌟 Separados - Juntos 🌟

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Al fin habíamos llegado a tierra seca, por ello comenzamos a secarnos la ropa y el pelo, aun que nos fue más complicado a las mujeres.

- Oye ¿Puedo decirte algo? -me susurró el pelinegro, ya completamente seco, al igual que su amiguito perezoso.

- ¿Qué pasa? -pregunte dudosa, mientras estrujaba mí largo cabello negro.

El joven se acercó a mí oído - La ropa mojada te sienta bien -confesó para luego mirarme con una expresión jamás vista por mis ojos.

- ¿A qué te refieres? -cuestione en el mismo tono. No entendía sus palabras.

- Solo que eres hermosa -sonrió cómo lo solía hacer, diciendo aquello con algo de timidez.. Elevando ligeramente la voz. Escuchar eso me hizo sonrojar levemente y volver a sentir esos asquerosos gusanos en mí estómago.

En ese momento noté como una mano gruesa y fuerte se pozaba en mí hombro izquierdo. Voltie mí cabeza para ver de reojo de quién se trataba.

- ¿Qué le dijiste? -le preguntó aquella voz masculina.

Por un momento el ambiente se torno tenso.

- Nada grandulón -palmeo su otro brazo dos veces antes de marcharse.

Escuche como Lío se quejó y soltó su agarre hacía mí.

- Se puede saber ¿Por qué esa reacción? -pregunté medianamente molesta.

El solo me observó aún empapada, para luego bajar la vista.

- Primero secate - me ordenó en un tono de voz tranquilo.

Observe cual era el problema y al parecer, mí ropa estaba muy apegada a mí cuerpo....

- ¡______! Ven aquí -me ordenó mí padre acercandose de a poco.

- Ya voy - contesté dando media vuelta, ignorando al castaño.

Aún que aún le pediría una explicación.

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- No puede ser -confesé al encontrarme con la panorámica que observaban toda mí familia.

Se trataba de un acantilado, dónde al final tan solo parecía un laberinto sin salida. Al parecer sobrevivir del fin se tornaba complicado.

- Una para ti, otra para ti, y esta es para ti -mencionaba el pelinegro entregándonos caracolas a cada integrante de la familia.

- ¿Por qué tienen caracolas los niños? -pregunto el hombre, siempre con su ceño fruncido.

- Si alguno se pierde, con ella llama a los otros -explicó de buena manera.

- Podríamos empezar a bajar... -mencioné buscando unas hojas grandes y gruesas- ...con estás.

Las acomodé en el suelo.

- Ya deja tus absurdas ideas y escuchemos a Guy-me dijo Gran. Lo cual me ofendió demasiado.

— Me parece buena idea ______ —me apoyó el joven listo.

- Alto, alto, alto -hablo papá- ¿Insinuas que hay que separarnos?

- Va a ser más rápido y fácil, si cada quién busca una salida -volvió a explicar Guy.

- Me parece buena idea.

Todos miramos al joven castaño, quien se atrevió a dar su opinión.

- ¡No! -el hombre empezó a agarrar a cada miembro de su familia- Yo sigo a cargo y no vamos a separarnos.

Eep astutamente se apego al pelinegro, mientras que yo aún seguía en el suelo.

-Bueno, excepto ustedes dos -Grug los empujó a cada uno del lado contrario.

Al empujar a Guy, se tropezó conmigo quien aún seguía colocando las hojas. Rápidamente tomé de su brazo para que no caiga al acantilado. Lo avente de allí con algunas fuerzas que tenía hacia la superficie.

Torpemente tropeze con una roca y el joven se quedó encima mío. Dejando una escena bastante incómoda.

- ¡Oigan! -nos gritó papá. A quién ignore pues me quedé paralizada al sentir a aquel chico tan cerca de mí.

Nuestros rostros estaban muy cerca.

El momento no duro tanto, pues papá lo alzó bruscamente al pelinegro. Mientras noté como Lío se acercaba a mí.

- ¡Ustedes dos igual, separados! -ordenó el hombre molesto, sentándose entre nosotros.

Inmediatamente, detrás nuestro se formó como una gran ola, la cual levantaba la tierra y piedras que habían allí.

La misma nos empujó al acantilado a toda mí familia, pero cada integrante fue echado a uno de los caminos del laberinto.

Mientras tanto, me encontraba deslizándome hacia un camino y a mí izquierda estaba papá y Guy. Al principio pensé que irían juntos. Pero gracias a qué al hombre se le escapó un puño, lo empujó torpemente hacía mí lugar. Adentrandonos los dos juntos, separados de mí familia a aquel laberinto.

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