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Mi padre regresó ayer, sentí un gran alivio al verlo, así ya no tendría que lidiar con asuntos de la empresa, no todavía. Mi fin de semana marchaba mejor de lo que esperaba, el único problema que tenía era mi mano inhabilitada. Absolutamente todos, todos, me preguntaron qué me había pasado y yo les dije que me caí de la cama, bien, en ese momento no tenía cabeza para inventar buenas excusas, así que fue la mejor que apareció. Me inyectaron algunos calmantes, curaron la herida y vendaron mi mano.

Lo bueno de eso era que no tenía que moverme de la cama, Jungkook se encargó de traerme todo. Jimin dijo que tenía muchas ganas de cuidarme, pero se le presentó una obra de teatro en Daegu, por lo que tuvo que viajar, no le llamé y realmente no sé si tengo mensajes de su parte, no he podido concentrarme en nada desde aquel encuentro con Goobin. Tengo muchas dudas, pero a la vez siento que todo está muy claro.

Lo he estado pensando fríamente. Jungkook... es que joder, todo el asunto de su jodida virginidad y ese culito estrecho me tiene como un loco sin poder dormir. ¡Él no me gusta, pero cómo me he hundido en sus problemas!

Mi pensamiento de hombre con cabeza fría y pija caliente, me hace saber que no importa con quién folles con tal de que te dé placer, está en la naturaleza, está en nuestras venas. Le he visto con su pijama, que es lo único ajustado que tiene y efectivamente, tiene un buen cuerpo, unas notorias curvas en sus caderas y trasero.

Que no se malinterprete, no me interesa que tenga un buen cuerpo o un buen trasero, no, porque eso se encuentra en todos lados. Me preocupa que él sea tan inocente y tan tonto que cualquiera podría aprovecharse de eso y follárselo un rato y ya, ¡Y me jode estar preocupado por él, por ese asunto!

—Tae... ¿necesitas algo?

Jungkook ingresó a la habitación, interrumpiendo mis estúpidos pensamientos. Sostenía entre sus deditos un poco algodón con desinfectante, con el que limpió ciertas zonas de mi mano herida que podrían estar aún lastimadas y no cubiertas debidamente.

Ha estado muy feliz hoy y no ha dejado de atenderme. ¿Por qué me eligió a mí para gustarle? ¡Maldita sea!

Bien, no iba a dejar de preocuparme hasta que lo saque. Me jode esto, si algo no me gusta, lo digo, así que... si me odia, qué importa.

—Tenemos que hablar.

—¿De qué?

Él continuaba limpiando la herida y yo tomé valor.

—De tu primera vez. —De pronto dejó de moverse y sus mejillas se inundaron de calor.

—¿Q-qué?

—Tengo que explicarte cómo va todo esto de las relaciones sexuales entre chicos.

—T-tae...

—Es necesario, así que escúchame. —Él intentó seguir limpiando mi mano, pero el temblor en sus dedos se lo impidió.— No voy a explicarte todo el proceso porque... tú sabes, pero te explicaré lo esencial.

—Uhm.

Jungkook no me miraba en lo absoluto, pero estaba sentadito ahí, escuchándome. ¿Desde cuándo un tonto me parece tierno?

—En el caso homosexual. No pierdes la virginidad con una mamada, no pierdes la virginidad corriéndote, pierdes la virginidad si la metes o te la meten, eso incluye la corrida ¿Entendido?

Él asintió, mientras secaba sus palmas en sus clásicos.

Estoy seguro de que casi no entendió nada, pero yo no iba a ser específico y no quería continuar porque era jodidamente incómodo.

—Lo más importante Jungkook, tú eres un buen chico, no eres de los estúpidos libertinos e idiotas,—como yo— así que entrégate a alguien que quieras, entrégate a alguien que te haga sentir seguro y creas que no te hará daño, quien realmente te merezca, ¿bien?

Él no respondió, se quedó varios minutos en silencio, meditando. Me arrepentí de hablar del tema, pero no iba a estar tranquilo hasta asegurarme que él comprendiera que debe aprender a cuidarse por sí solo, y a cuidarse de los idiotas.

—Ese alguien... eres tú, Tae.

Idiotas como yo, por ejemplo.

Jungkook el chico tonto -VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora