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Jungkook moría de vergüenza, nunca en la vida le había visto tan sonrojado. Sus manos temblaban al igual que sus pies, era una noche fría, pero él se estaba asfixiando de calor. La farmacia que estaba cerca del departamento, usualmente estaba vacía, pero debido a las bajas temperaturas, el lugar se encontraba totalmente abarrotado de gente.

Jungkook se encargaría de comprar los condones, mientras yo me divertía viendo cómo sufría cada vez que la fila avanzaba más y más.

—La noche está muy fría, pero nosotros la vamos a calentar. —Levanté ambas cejas mostrándole una expresión insinuante y él bajó la cabeza con vergüenza. Le había estado molestando todo el transcurso del camino con cosas parecidas.

Una señora se volteó a observaros algunos segundos, luego se alejó un poco. No podía estar más feliz, molestándolo.

Después de diez minutos, aquella señora se había marchado y finalmente era nuestro glorioso turno, mis manos se encontraban dentro de mis bolsillos y le di un pequeño codazo a Jungkook para que hablara.
La farmacéutica no parecía tener mucha paciencia, así que él tendría que apresurarse.

—¿Qué necesita?

Jungkook pasó de estar sonrojado a estar morado, creo que le está faltando el aire y yo le empujé un poco hacia el mostrador para que hablara.

—Y-yo...

—Joven, hay mucha fila por favor dígame qué necesita.

Jungkook tomó aire, pude sentir cómo temblaba y tenía pequeños espasmos de pánico. Oh, mierda.

—N-necesito... condosmeduh. —Jungkook habló tan rápido que ni siquiera yo pude escucharle con claridad. La mujer comenzaba a molestarse.

—Perdón, dígalo con más calma, no pude escucharle.

—Y-yo...

Los murmullos de las personas incrementaban, nos estábamos tardando demasiado. Vale, otra vez tendría que hacerlo por él.

Me acerqué al mostrador con una sonrisa en el rostro.

—Él necesita condones. —Dije con voz clara y algo fuerte. El lugar quedó en silencio de pronto y la farmacéutica asintió, deslizó la puerta de vidrio del mostrador y nos mostró los condones.

—¿Cuál quiere llevar?

Pues yo tenía un favorito y nunca falla, pero.

—¿Cuál quieres llevar, primito? —Me dirigí a Jungkook con una felicidad enorme, nunca me había divertido tanto. Él mantenía la cabeza hacia abajo, sus mejillas iban a explotar muy pronto.

—Oh. —La mujer cambió su expresión al verlo en ese estado y se puso en modo madre.— Mira cariño, yo te recomiendo estos. En el proceso será muy satisfactorio para tu novia y para ti.

Yo solté una risa nada silenciosa.

—No lo usará con una chica.

La señora cambió su expresión a una sorprendida y asintió.

—Y-ya veo...

—Deme cinco de los delgaditos, sin sabor. —Ella comenzó a contar las cajitas.

—Tengo esta caja que tiene tres, podría llevarse dos.

—¿Son las más costosas?

—No.

—Deme de las más costosas por favor.

La mujer me entregó los condones y los guardé en el bolsillo de mi chaqueta, terminé de pagar y miré de reojo a Jungkook, quien no había despegado su vista del suelo.

—Cariño. —La mujer se dirigió a Jungkook.— Tienes que ser muy cuidadoso al usarlos.

Jungkook asintió con un movimiento de cabeza.

—No se preocupe señora, lo hará conmigo así que está seguro. Buenas noches. —Agregué. La mujer, al igual que todas las personas que estaban a nuestro alrededor se quedaron en silencio.— Vámonos, primito.

Le abracé por los hombros y nos dirigimos hacia la salida, él temblaba y sus labios titubeaban. Había sido jodidamente terrible para él, pero para mi era muy, muy divertido.

Los murmullos comenzaron cuando salimos.

Jungkook el chico tonto -VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora